Capítulo 17 "Hospital y Estación de policía"

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Narra Nataly:

Cuando llegamos al hospital acostaron a Luz en una camilla y la llevaron a una habitación para revisarla, lo mismo hicieron con Javier, pero con menos urgencia.

Yo tuve que esperar en la sala de espera.

Decidí llamar a mis papás para que no se preocuparán, y a los de Luz para avisarles lo que pasó. Ninguno dudó en venir y después de un buen rato ya estaban aquí.

También llamé a mis amigas, quienes por supuesto me regañaron junto con mis papás por a ver ido sola con Javier. También vinieron.

Estuvimos esperando por 3 largas horas, hasta que al fin salió él doctor.

—¿La familia de la señorita Y el señor Sanchez?

—¡Nosotros! —respondimos todos juntos, levantándonos de los asientos y acercándonos a él.

—Bien. La señorita Sanchez tiene una costilla rota, además una ceja partida que tuvimos que coser, también esta falla de peso. Quien la golpeó lo hizo sin compasión. Tiene tiempo haciéndolo, ya que también tenía heridas viejas sin sanar. Y además, tiene una lesión cerebral traumática debido a un fuerte golpe en la cabeza.

—¡Ese desgraciado! ¡voy hacer que se pudra en la cárcel! —vociferó Esteban furioso, el padre de Luz.

Esa era mi preocupación, que tuviera alguna lesión.

—Pero, es una lesión... ¿grave? ¿moderada? ¿leve? —el temor de mi voz era claro.

—Leve, es una lesión leve.

Suspire de alivio. Bueno, no es que tener una lesión traumática leve sea fácil de sobrellevar, pero es mejor tenerla leve, que moderada o grave.

—¿Podemos pasar a verla? —preguntó Sofia al doctor.

—Esta dormida. Cuando despertó le tuvimos que dar un sedante para que se calmara. Los síntomas del trauma ya comenzaron. Les recomiendo que vallan a sus casas y vengan mañana temprano. La dejaremos hospitalizada por un tiempo.

—Y... Javier, ¿cómo esta él? —la Señora Maria, la mamá de Luz, preguntó entre sollozos.

—El joven esta bien, solo necesita algo de reposo debido a los tantos golpes que tuvo. La parte más afectada fueron sus costillas, pero esta estable. Mañana ya podrá tener el alta.

—Gracias, doctor —agradeció Deisi.

El doctor solo asintió y luego se fue.

—Vamos a casa entonces, ya son las 4 de la tarde —recomendó mamá.

Negué con la cabeza.

—No, yo no voy para la casa. ¿nos vamos? Sí nos vamos, pero para la policía. Yo voy a declarar en contra de ese hombre —necesitaba estar segura de que no saliera de la cárcel.

—No, de eso se encargarán los padres de Luz. Tú ni siquiera haz almorzado —se negó papá.

—Yo estoy bien, no tengo hambre —«mentira»—así que o me acompañan, o voy yo sola —comencé a caminar a la salida del hospital.

La verdad sí que tenía hambre, pero la preocupación a que Alejandro sea liberado, es mucho más fuerte y mayor.

—Eso no te lo crees ni tú. Deja lo testaruda —sentenció Gabriela.

—Nosotros iremos. Nataly, tú ya hiciste mucho por nuestra hija y te lo agradecemos —intervino Maria, la mamá de Luz.

Yo me detuve y la miré.

Destinados A Estar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora