10 años después:
Narra Nataly:
Eran las una de la tarde y me estaba arreglando para salir con mi mamá a comprar unas cosas.
Estoy de vacaciones, aunque lamentablemente, ya están cerca de terminar.
Cuando estuve lista, salí de mi cuarto a la sala, donde estaba mamá.
—Ya estoy lista, mamá. ¿Ya podemos irnos?
—Sí, ya estoy lista. Vámonos —Salimos de casa y subimos al auto.
El día estaba algo frío, el cielo estaba un poco gris. De seguro pronto lloverá, no hay duda.
Cuando llegamos al centro nos bajamos en una panadería. Y sí, comenzó a llover, y bien fuerte.
—Vamos a tener que esperar a que deje de llover, no me gusta manejar cuando está lloviendo —Dijo mamá.
Yo sólo suspiré y me senté en una silla dentro de la panadería, obviamente, mientras ella se sentó en otra silla un poco alejada de mí a hablar con una señora.
La verdad es que mamá es muy comunicativa, nada que ver conmigo que no sé entablar muy bien una conversación, e incluso siempre me siento incómoda en lugares públicos. No soy buena haciendo nuevos amigos. Tengo 4 amigas y aparte de ellas ninguna otra amistad.
Me gusta estudiar, aunque no es que ame levantarme temprano y los exámenes difíciles, para nada. No soy la más sobresaliente, pero tampoco la peor.
Seguí esperando impaciente, seguía lloviendo a cántaro.
Cuando iba a sacar de mi cartera un libro que debo terminar de leer para el colegio, escuché:
—Hola. Disculpa, ¿Está ocupado? —Preguntaron de repente.
Levanté la vista para ver al dueño de aquella voz.
Frente a mí estaba un chico alto, cabello negro, tez blanca, y lo que más atrae mi atención... Son sus ojos. Dos orbes azules preciosos me miran atentos, es como si me estuviera escaneando... Reconociendo, no lo sé.
«es guapo» pensé inconscientemente.
Negué ligeramente con la cabeza, sin dejar de mirar su azulada mirada que me tiene atrapada.
Pase saliva. ¡Dios! ¡¿Qué me pasa?!
Reacciona, Nataly. Reacciona.
—No, no lo está.
Él sonrió, mostrando así sus perfectos dientes blancos.
—¿Puedo sentarme a tu lado entonces?
—Sí —Me encogí de hombros, tratando de restarle importancia, tratando de quitar los nervios incoherentes que me asaltaron al ver al chico de ojos azules.
Entonces, se sentó a mi lado. Mi mirada la mantuve al frente, sin saber muy bien a donde mirar.
Los nervios aumentaron cuando de reojo vi como se sentó. Es como si él tuviera algún poder sobre mí. Nunca me había puesto tan nerviosa por la cercanía de un chico.
Sí, lo acepto, los chicos me ponen muy nerviosa y me hago la desentendida con ellos cuando me coquetean, pero son nervios mucho más simples que éste que siento ahora.
Sentí su mirada sobre mí, así que decidí mirarlo.
—¿Nos conocemos? —Me preguntó el chico.
Me quedé viéndolo. Sus ojos azules seguían atrayendo mi atención, se me hacen tan conocidos.
—No que yo recuerde —Contesté al fin, desviando mi mirada al frente, de nuevo.
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Destinados A Estar Juntos
RomanceDos corazones destinados a encontrarse, a amarse. ¿creen en el destino? Yo sí. Pero como siempre habrán personas que quieran separarlos, el odio por sobre todo, el mal siempre a existido y nunca a dejado de ser. Por ello, estos dos corazones tendrán...