Capítulo 24 "¿Lo prometes?"

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Ya habían pasado 4 meses desde que Hugo encontró a su familia. Nada a cambiado entre nosotros, cosa que agradezco.

Desde hace dos semanas Hugo les dice papá y mamá a mis suegros, y ellos se emocionan mucho cuando Hugo lo hace.

Albert es otra historia, cada que puede me empieza a coquetear, y Hugo siempre esta al pendiente de ello. Tengo miedo de que un día Hugo explote y se pelee con Albert. Son hermanos y no quiero que se hagan daño entre ellos, y menos quiero ser yo la responsable de tal atrocidad.

Ahora nos encontrábamos en la mansión, mis papás, mi hermano y por supuesto Hugo, ya que los papás de Hugo nos invitaron a almorzar. Albert fue él único que no vino.

Ya estábamos en la mesa almorzando.

—Y, ¿cuándo van a casarse? —preguntó mi suegra de repente.

Hugo y yo intercambiamos miradas. Él sonrió y yo bajé la mirada nerviosa.

—Aún no lo sabemos —respondimos al unísono.

Todos rieron un poco.

—Bueno, pero no se tarden demasiado, queremos varios nietos ¿he? —dijo mi suegro.

Abrí los ojos como platos. ¿varios nietos? No, imposible. Mi cuerpesito no soportara tanto.

Hugo sonrió.

—Nataly siempre le ha tenido miedo al parto, siempre a dicho que si tenía hijos, iba a ser sólo uno —informó mamá.

Y es cierto, siempre le he tenido pánico al hecho de tener que dar a luz. Son unos dolores espantosos, de lo peor. No los he sentido, pero si he visto y tratado con muchas mujeres cuando están apunto de dar a luz, y gritan como si las estuvieran desgarrando por dentro. Aunque bueno, también hay mujeres que no gritan tanto, ¿será que les duele menos? Espero yo ser una de ellas.

—¿De verdad Nataly? Pero yo quiero media docena de hijos contigo —Hugo hizo puchero.

Me atoré con un bocado de pasta que había metido a mi boca y comencé a toser. Tomé agua para aliviarme.

¿Lo dice en broma verdad?... ¿¡Verdad!?

Todos rieron. ¿porqué ríen?

Mamá negó con la cabeza, con expresión divertida, y el resto de los presentes también. Siguieron comiendo como si nada.

Cuando me recuperé, miré a Hugo con los ojos entrecerrados.

—¿Estás loco o qué? Tú lo dices porque tú no eres él que tienes que aguantar esos dolores horribles. A mí me encantan los niños, pero es muy fuerte dar a luz —tomé de mi jugo.

—Bueno, por lo menos 3 —me dio un corto beso en los labios —te amo —susurró, tratando de convencerme.

Rodé los ojos y volví mi vista a mi comida, seguí almorzando. La comida esta deliciosa.

—Bueno, ya. No hablen de hijos todavía, ya hablaran más adelante de ello. Primero es la boda. Mi hija saldrá de casa casada —dictó papá.

—Así será, suegro, eso se lo aseguro —musitó Hugo, muy seguro de sus palabras, y sin apartar su mirada azulada de mí.

La seguridad de sus palabras se coló en mi corazón, haciendo que este se acelerase un poco.

Le sonreí contenta y sin poder contener el impulso, le di un pequeño beso en esos labios que tanto me gusta besar.

No me gusta besarlo cuando están presentes mis padres o mis suegros, pues me da vergüenza, pero sus palabras me emocionaron tanto, que no pude contenerme.

Destinados A Estar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora