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Jimin
Oye, quiero verte.
¿Podemos quedar?
Quiero saber como eres en persona :3

Yo
Eh...
No se si podré ahora, pero salgo a las seis del trabajo.

Jimin❤
Me viene perfecto. ¿Quedamos a las seis y media?

Yo
Vale...

Jimin❤
Nos vemos en la heladeria que hay en la calle del edificio de mi empresa.
DIOS QUIERO VERTE YA!!!!

Yo
Va a ser poco tiempo eh

Jimin ❤
Ni lo sueñes.
✔✔
OYE
✔✔
¡NO ME DEJES EN VISTO!
✔ ✔
SADIEEEEE
✔✔


La última consulta que le quedaba era con Jungkook. Estaba nerviosa, no sabía por qué. Pronto acabaría el contrato con la empresa y el no volvería más. Justo como él deseaba. A decir verdad, ya tenía el miedo casi superado. No había necesidad de que estuviese el más allí.

Le daba nostalgia. Tenían más o menos una relación buena, a pesar de que había comenzado con mal pie. Y para que mentir, era el único paciente con el que había tenido más de una conversación aburrida en la consulta, aparte de niños.

'Puede ser que él sea como un niño' pensó ella.

Rió levemente y se oyó un sonido detrás de la puerta. Ella se acercó y vio a Claudia y a Kook hablando tranquilamente. Por lo que le dijo su secretaria, saldrían ese día a dar una vuelta. El maknae había cedido finalmente. Se alegraba de eso. Además, hacían linda pareja. Sadie sonrió y se quedó pensando. ¿Sería muy formal la ropa que llevaba para ir a una heladería?

En ese momento se abrió la puerta. La pelinegra puso los ojos como platos y miró al sujeto.

-Es de mala educación espiar, señorita Sadie – ella lo empujó de broma y el la agarró del brazo, serio.

- No estaba espiando, oí ruidos y me acerqué, ya está – él la fulminó con la mirada - ¿Qué pasa?

- no te creo – dijo entornando los ojos – te quedaste observando por cinco minutos.

- ¡Estaba pensando! – gritó ella, exhausta.

- ¿acaso está celosa de que salga con ella y no con usted? Soy su paciente, señorita - ¿Cuándo dejaría de hacer esas bromas pesadas? Ella rodó los ojos. Desde que volvió no paraba de hacer cosas como esas. Algunas veces quería que se fuese solo para no tener que aguantarlo más.

- la confianza apesta – se soltó de su agarre y se sentó en su sillón. Jungkook hizo lo mismo riendo. Su risa era hermosa.

- sé que me tienes cariño – y claro que sí, pero no lo iba a admitir frente a él.

- ¿Qué quieres hacer hoy? – Él se encogió de hombros – ya tienes del todo superado el miedo a las mujeres...

- ya lo sé – la miró y sonrió – gracias por eso.

- Me pagan por eso, Kook – recordó el contrato y tragó saliva – sobre eso... cuando acabe el mes no tendrás que venir más.

- ¿Qué? ¿Tendrás vacaciones? – ella negó.

- no necesitas más mis servicios – él puso las manos en su cara.

- primero, eso sonó mal – ella se puso roja, 'menudo pervertido' pensó - segundo, sí necesito tus consultas. ¿Y si vuelvo a recaer en el miedo?

- eso no es como las adicciones, Kook, y no vas a volver a recaer. Te lo aseguro – ella sonrió con tristeza – pero es mejor – lo intentó animar - ya no estarás fastidiado por mí.

Él la miró con asombro, pero a los segundos su rostro se tornó en molestia. Se acercó a ella.

-¿Piensas que eres un fastidio para mí? – ella asintió.

- vamos Jungkook, no me digas que no. Al principio ni me soportabas...

- pero tú misma lo has dicho, antes – quedó al lado de ella, mirándola serio. – me caes bien, pero por cosas como estas pienso que eres idiota.

Ella se levantó, eso le sentó mal.

-No me faltes el respeto. No tienes derecho a hacerlo – quedaron enfrente del otro mirándose severamente.

- Si tengo el derecho de decir la verdad – ella bufó – para mi es casi un insulto que pienses esas cosas.

Por primera vez estaban tan cerca de lo previsto, él había acercado su rostro al suyo y prosiguió hablando.

-No quiero dejar las consultas, ¿entiendes? – ella se quedó paralizada por un momento. No entendía como esta absurda situación había aparecido. Estaban discutiendo por una cosa que no tenía sentido. – no voy a dejarte de ver.

Él se alejó de ella y vio como cogía su chaqueta que había dejado antes al lado de él.

-¿A dónde vas? – el salió y ella lo siguió – todavía no ha terminado el tiempo.

- Para mí si – se giró y levantó la cabeza –adiós, psicóloga.

Lo vio irse por el pasillo. Lo dejó ir.

Cuando ella entró a la oficina se rascó la nuca confusa. ¿Enserio se había puesto así por eso? Algunas veces no lo entendía. Intentó no darle vueltas al asunto. Se fue a su casa a ponerse algo informal para ir con Jimin.

.
.
.

-Hola – saludó Jimin y se quitó el cubre bocas. Ella sonrió - ¡eres real! Pero oye, eres más linda en persona.

Eso último lo dijo a su lado, en casi un susurro. Ella se sonrojó un poco.

-¿vamos? – la agarró de la mano para adentrarla a la heladería. Ella sintió el toque delicado que su acompañante tenía con ella. Sonrió por inercia.

Podría acostumbrarse a eso.

Mi Psicóloga (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora