26. Todos los hipócritas

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26. Todos los hipócritas

Cuando Sadie llegó a la consulta, Jungkook estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida, pensando en todas las cosas que había leído de él. Y es que se preguntaba si tenía razón, si lo que tenía era miedo a enamorarse de una chica y que le hicieran daño. Pero era imposible, no había estado con alguien, no tenía ninguna cicatriz en el estado amoroso.

La pelinegra le saludo, mas no tuvo respuesta. Solo cuando pasó la mano delante de la cara del maknae este reaccionó, volviendo a la realidad.

-Lo siento – se sentó más recto y la miró, sonrió intentando parecer natural pero ella frunció el ceño, divertida.

- Al final si vas a necesitar las consultas – bromeó, pero Kook ni se inmutó. Ahí fue cuando su psicóloga se dio cuenta de que había algo que ocultaba – oye... ¿te pasa algo...?

- ¡no! – gritó, como si fuese a descubrir lo que estaba pensando, ya no confiaba en ella. ¿Qué decía? Si confiaba en ella, pero se sentía extraño de que ella lo entendiese a la perfección. No quería sentirse así...tan...raro.

- Vale, no hablaré más sobre el tema si no quieres – se sentó en su asiento, sacó unos papeles y con un suspiro cambió de tema – hoy tenía pensado...

- Espera – interrumpió el, Sadie hizo un mohín, no quería enfadarse hoy. - ¿quieres que hoy vayamos a un discoteca?

Ella intentó contener la risa, pero no pudo. ¿Había oído bien? Se notaba que la conocía poco, porque las discotecas era una de los lugares que más detestaba. Todo desde aquel día de su graduación. Pensándolo mejor, Jimin no sabía tampoco ese detalle. Era algo que era muy, muy íntimo.

-No me gustan las discotecas – reconoció ella y él se rascó la nuca, pensando que la había fastidiado.

- A mí tampoco...pero pensaba que a ti te gustaba – ella levantó una ceja y sonrió.

- ¿Por qué eso es lo que hacen todos los de nuestra edad? – asintió el – no soy como ellos. Prefiero bailar y beber en mi casa.

Con esa frase, Jungkook tuvo muchas preguntas que quería que su psicóloga respondiera. Pero necesitaba irse de aquella consulta. Le disgustaba estar allí.

-¿Y te gusta las cafeterías? – Ella asintió – entonces vamos a una cafetería.

- ¿Por qué tanta insistencia? – dijo ella sin darse cuenta. El hizo de sus labios una fina línea recta. No quería responder, porque no conocía la contestación.

- Por favor – rogó.

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Kook removía su café con la cuchara sin ganas de tomar un sorbo. Estaba nervioso por una extraña razón. Sentía una opresión en el estómago...y en el pecho. Sadie lo miró preocupada, ese día estaba desanimado...

-Dime, ¿cómo es tu país? – preguntó el, dejando la cuchara en la taza y apoyándose en la mesa con los codos.

-¿Mi país? – ella se encogió de hombros – diferente...

-¿Cómo de diferente? – indagó él y ella sonrió.

- Es muy bonito, hay muchos lugares históricos, paisajes hermosos también, pero lo que más extraño de allí es la gente – el frunció el ceño.

- ¿la gente?

- Si, la gente – ella rió suavemente, cosa que Jungkook no pasó por desapercibido – es muy cálida y acogedora, por lo menos en mi ciudad. Es verdad de que yo he quejaba porque eran cotillas y les gustaba saber cosas de las demás personas, pero cuando vine a Corea me arrepentí al principio.

<<Es un cambio muy radical, aquí todo el mundo va por individual, y algunas veces son desconfiados. En mi país había mucho compañerismo, a pesar de los hipócritas que eran muchos. En España están acostumbrados a las muestras de cariño entre amigos y conocidos, como abrazos, besos en la mejilla...aquí no. Me sentí tan sola que cuando Irene y yo nos hicimos amigas casi me dio un subidón de alegría. Después conocí a más personas, y me alegro por ello.

-Supongo que te sentirías mal – ella asintió y lo miró cálidamente, Kook desvió la vista a otro sitio.

-Todos los hipócritas me decían que yo podía, pero que no era el momento – sonrió amargamente – después me enteré que solo querían que no me fuera, unos pensaban que no tenía el potencial, otros simplemente no querían que trabajase en mi pasión.

El pelinegro tuvo la oportunidad de preguntarle lo que le atormentaba.

-¿Tu pasión es entender la mente de los demás?

-También, no te voy a mentir. Me parece fascinante la mente humana, porque cada persona piensa diferente, pero casi todos tenemos un patrón de comportamiento que la mayoría no controlan. Aunque mi pasión es ayudar a la gente, a los pobres niños que sufren de un trauma y nadie lo sabe.

-Sé por dónde van las cosas – ella suspira.

-Soy muy empática, y algunas veces me entristecía ver a niños o adolescentes que lo pasaban mal, quería curar su dolor interno –lo miró y negó con la cabeza como si recordase algo – muy pocas personas de nuestra edad han pasado por mi consulta, tu eres un de las pocas excepciones.

- ¿Por qué aceptaste? – Se encontró diciendo – podrías haber rechazado.

- Que ayude mayormente a niños no significa que no acepte a gente de mayor edad.

- supongo que si – se limitó a decir. Ella rió. - ¿Qué pasa?

- Que yo creo que tienes mentalidad de niño, por eso no ha sido tan difícil para mí – el abrió la boca, ofendido.

- ¿enserio? Pero serás... - la risa de la pelinegra lo silenció. Se veía muy bonita sonriendo.

- ¿Qué soy? – el negó con la cabeza.

- Muy, muy mala – ella sonrió.

Sin darse cuenta, siguieron hablando. Tanto que se pasó la hora de la consulta, tanto que anocheció. Tanto que Sadie no se dio cuenta de que su novio la llamaba por el móvil, que estaba en su bolso.

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Holaaaaaaaa
¿Cómo están? Espero que bien
Otro capítulo más.
Ya era hora de que Jungkook entrase en acción 7-7
Os dejo una fotito por aquí para rematar.

Os quierooooo
No lo olvidéis
Comentad y votad si os ha gustado ❤❤

Hasta pronto mariposas 😭💫

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Mi Psicóloga (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora