4. ¿Y cómo es?

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- No me atrae - señoras y señores ¡golpe bajo! Jungkook miró de soslayo a su psicóloga un poco confuso y dolido, pues se le hacía extraño que tal chica, con unas amigas locas por su Bts, no le atrajese para nada este. Además de que tenía cierta esperanza de poderse escapar de ahí con la excusa de que Sadie solo quería estar al lado de él, y no profesionalmente.

- ¿Ni un poco? - Cuestionó el, insistiendo en su mente en que solo era una mentira lo que le había dicho segundos antes.

La pelinegra bufó por lo bajo y miró a Kook, seria. Estaba intentando no echar todo el estrés y el fastidio en contra del muchacho, pero este no parecía entender. Este miró a esta directo a los ojos, se dio cuenta de que hoy la chica, no estaba de muy buen humor. Tragó saliva y miró de nuevo al suelo.

- No, no me atrae el Kpop - ella suspiró, lo dijo muy fríamente. Iba a ser más difícil de lo que pensaba responder sus preguntas sinceramente. No por nada, sino porque ella tenía una vida. Una vida que sin duda alguna, Jungkook no le interesaba ni lo más mínimo.

- Entiendo... - Dijo el dudoso, preguntándose si habría tocado la fibra sensible de ella, cosa que no era así pues Sadie poseía una cordura difícil de perder.

- Bien, prosigamos - dijo ella intentado volver a la normalidad.

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Jungkook salió de la sala un tanto nervioso y pensativo. Sadie le había hecho muchas preguntas a las que el había respondido sinceramente, aunque no sabía si su verdadero "tratamiento" era eso, un sinfín de preguntas por responder.

Mientras esperaba en la puerta a que NamJoon viniese y lo recogiese, se puso a preguntarse si Sadie era así fuera de la consulta, fría, distante, y sobre todo, así de profesional. Seguramente no, seguramente solo trataba a sus pacientes así. Suspiró, al menos no le había hecho preguntas salidas de tono, ni de contexto. En el fondo lo agradecía.

La Psicóloga vio partir a su paciente en el coche que se estacionó frente a él hace unos segundos.

"Bien Sadie, a volver al trabajo" se dijo a si misma cuando cogió la carpeta de Jungkook y empezó a escribir cosas, para, otra vez, a comerse la cabeza, para la próxima vez, tener más preguntas.

Pasaron las horas y ella seguía en la consulta, la secretaria ya le informó de que se tenía que ir y ella solo asintió. Media hora más tarde, se fue del recinto a paso ligero como la habían acostumbrado sus amigas.

En cuanto llegó a su casa, suspiró, tirándose al sofá y dejando su pequeño maletín en la mesa del comedor. Se quitó el incómodo vestido, para después ir a tomar una ducha, de estas relajantes, o que por lo menos haría olvidar ese día horroroso.

Se pisó un pijama para después ir a la cocina y coger lo primero que pillase. Al fin cogió una manzana roja y fue directa al salón, para poner las noticias o lo que le pillase.

Encendió su móvil, se sorprendió cuando vio tantas llamadas perdidas, la mayoría de la pelirroja Susi. Su amiga había estado llamándola mientras estaba con su nuevo y "especial" paciente.

Suspiró de nuevo y deslizó el dedo para llamar.

- Ahora contestas - dijo la muchacha en cuanto pudo hablar - ¿a dónde estabas?

- En el trabajo, sabes que tengo que rellenar papeles y esas cosas - dijo desinteresada.

- Últimamente estas mucho en la oficina - le recrimina la muchacha - casi ya no sales.

- Sabes que el trabajo es lo primero, Susi, además de que tengo un paciente nuevo y por así decirlo, especial - dijo y la otra pegó un suspiro en el aire a través de la línea.

- ¿Y cómo es? - Susi siempre le preguntaba el estado de sus pacientes, hasta sus nombres algunas veces, cosa que Sadie no podía decir. Solo le decía un poco de su personalidad para que captase lo ocupada que estaría, o simplemente, para entretenerla un poco.

- Es una persona que tiene miedo de las mujeres - dijo sin preocupación alguna.

- Anda, como Kookie - soltó su amiga y ella bufó, molesta. Si supiera... - Espera, pero si tú eres mujer, ¿por qué lo tratas tú?

- Porque supuestamente me han recomendado - dijo ella llevándose una mano en la frente - estoy demasiado cansada.

- Tomate un descanso - ella negó con la cabeza como si su amiga la pudiese ver.

- No puedo, tengo que mirar informes y todas esas cosas -

- Algún día acabarás enferma, muy muy enferma - escupió su amiga. Sadie le alegraba que estas se preocupasen por ella, pero claramente, no podía faltar a su trabajo, más bien no quería.

- Como sea - empezó a comer la manzana y la otra bufó.

- Mañana me paso por tu casa y como no estés, voy a la consulta a montarte numerito.

- Vale, chao, te quiero - canturreó la pelinegra y cortó la llamada.

Lo que no se esperaba, es que la pelirroja fuese enserio.

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Volví, perdonad por no subir mucho pero últimamente tengo las ideas bloqueadas y encima he empezado curso... Vamos...el horror. Intentaré subir aunque no garantizo nada, disfrutad del capítulo y votad por mi💙

Mi Psicóloga (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora