34. Hola
Sadie se encontraba tomando otro café para mantenerse activa. Ese día tenía mucho papeleo. Su mesa estaba hecha un desastre, había papeles por todas partes, el ordenador encendido estaba encima de algunos, tapándolos. La luz que entraba por la ventana ya era escasa. Su oficina estaba en horribles condiciones. Aun así, agradecía que estos últimos días no tuviera apenas consultas y todo lo que tenía que hacer podía hacerlo en casa. Porque hubiera sido una vergüenza que ella tuviese la consulta en de esa forma.
La pelinegra siempre había sido ordenada, siempre había tenido todo en su correspondiente lugar. Sin embargo, últimamente estaba un poco desconcertada. Y le encantaría decir que no era por Jimin, pero desgraciadamente así era.
Llevaba exactamente una semana y seis días sin saber nada de él. Y no le preocuparía ese hecho sin ella no supiese cuan de cariñoso era su novio. Pues el todos los días le llamaba y le comentaba como había ido su día. Sadie era una persona que siempre se quedaba con los pequeños detalles de las personas, y sabía que Jimin algunas veces necesitaba desahogarse con alguien, y Sadie era su mejor opción. No quería decir con eso que la utilizase, solo que sabía la necesidad de el por llamarla todos los días.
Pero era distinto en ese momento. Pues, aunque la pelinegra llamase cientos de veces al teléfono del muchacho, este nunca cogía la llamada. Tampoco le respondía a sus mensajes, algunos ni siquiera los miraba. Y ella sabía que estaba en línea.
Sadie no era tonta, y más que enfadada, estaba preocupada por él. Algo estaba pasando y quería saberlo. Ese cambio tan repentino podía ser incluso de la empresa, no de él. Ella estaba consciente de que estaba saliendo con un Idol y que eso significaba ser más prudente y tener más problemas que las parejas normales. Pero por otra parte de su ser, estaba dolida. No había recibido noticias de él. Ni siquiera ninguno de sus amigos le informó de algo, nada. Y Tae sabía perfectamente su situación.
Suspiró y se acomodó en su silla, para después tirar su cabeza hacia atrás y cerrar sus ojos. Estaba cansada psíquica y físicamente. Irene la obligó apuntarse a un gimnasio para ir un poco en forma dentro de dos semanas a la boda de una de sus mejores amigas en España. Porque eso era otro problema.
Si tenía tanto papeleo, era porque necesitaba tenerlo todo listo para irse esa semana a España con la seguridad de que Irene se quedaría al mando de todo. Irene aprendió muy bien todo lo que necesitaba saber, pero aun así tenía que pasar unos informes a ordenador para asegurarse de que su amiga no liaría nada en los archivos, y así, de paso, podría mantener un poco el control desde su portátil a distancia. Era un doble problema, porque tenía que preparar un montón de cosas para su regreso a su país. Tenía muchas ganas de comprar regalos a su familia y de volver a encontrarse de nuevo con ellos.
Había pasado mucho tiempo sin verlos y esto era una gran oportunidad para poder estar arropada por su familia de nuevo.
Sonó el timbre de la casa, Sadie se removió en su asiento y miró la hora en su reloj, Irene no podía ser, tampoco Yeri ni Susi. A esas horas las dos últimas estaban empezando su turno de tarde, e Irene estaba en la casa de sus padres tomando un café con ellos, acompañándolos en su solitaria casa, según decía ella.
Tenía una pequeña corazonada de quien podía ser, y no tardó en descubrir que la predicción de Jimin estando en la puerta de su casa era cierta.
Al verlo ahí parado, con su cabello ligeramente húmedo y su boca entreabierta le hizo enmudecer. No había extrañado a alguien de esa manera desde hace mucho tiempo. Sentía alivio y a la vez temor. Miedo de mirarle a los ojos y sentir rencor por haber pasado de ella desde hace casi dos semanas. Sin embargo, observó sus ojos hinchados y se dio cuenta los rojos que estaban. Ella frunció el ceño.
-Hola – dijo él, mirándola con fijeza mientras la pelinegra se hacía a un lado, dejándolo pasar.
- Hola – respondió de la misma manera fría y cortante. Se sentía un poco fuera de lugar por su actitud y aspecto. Más no podía decir que no estuviese contenta de que estuviera allí con ella.
El dejó su chaqueta en la entrada, y lentamente, siguió a la chica, quien se adentró al salón, que por suerte, este si estaba ordenado.
-¿Cómo estás? – dijo Sadie intentando disipar la tensión en el ambiente. Él se sentó en el sillón y ella a su lado, recostó su cabeza en su hombro - ¿te pasó algo? No contestaba mis llamadas...bueno...
Él la miró y acarició su brazo levemente. Jimin tragó saliva y la miró a los ojos.
Sadie no se había inmutado por estas dos semanas, y si se había preocupado estaba disimulando o siendo precavida. Prefería que no se enfadase con él, pero en esta situación, lo mejor era que se hubiera enfadado para poder terminar con ella más fácilmente. No quería, odiaba ene se precisó momento ser alguien famoso, pero más odiaba a el mismo.
-He estado mejor en otros momentos – dijo con voz ronca y la abrazó repentinamente. Sadie abrió los ojos y, sorprendida, le devolvió el abrazo. – Sadie, ¿te acuerdas cuando me dijiste que disfrutáramos del momento? Que no sabíamos lo que al día siguiente podría ocurrir...
- si... - dijo Sadie confundida – no es por hacerte sentir mal, pero ¿Qué está pasando, Jimin? Esto es muy raro. Has estado dos semanas sin llamarme, y yo no tenía ninguna noticia de ti, solo las que las fans publicaban. He visto los rumores que había alrededor de ti. ¿Ha sido por eso?
El miró sus manos, nervioso. Era ahora o nunca.
-Sadie, esto no puede seguir.
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Hola bbsOtro capítulo más.
Siento no estar tan activa, estoy demasiado ocupada y apenas he podido abrir wattpad. Ni para leer, que triste.
Espero que os guste.
¿Cuál es por ahora la parte que más os ha gustado de esta historia? Dejad vuestra respuesta en los comentarios 7u7
Gracias por leer.
Butterfly.
❤❤
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Mi Psicóloga (COMPLETA)
Fanfiction¿Cómo te quedarías si tus managers te dicen que sería mejor que fueses a un psicólogo para tratar tu miedo con las chicas? ¿Y cómo te sentirías que el psicólogo que te va a tratar es una mujer? Jungkook se sintió un poco confundido al escuchar lo qu...