009

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Sigo mirando embobada la gran casa ante mis ojos. ¿Acaso era real? ¿Yo viviría ahí? Lo único bueno que se me venía a la mente de aquello era que, si era tan grande por dentro como por fuera, casi no me cruzaría con Jungkook. Igualmente, aquello debería de tener demasiadas habitaciones, demasiados armarios y demasiados pasillos. 

―¿Acaso estás tonta niña? Tu madre está dentro―espetó Jungkook, pasando por mi lado, dándole un golpe a mi hombro para pasar por mi lado. 

Tragué saliva, y aun queriendo golpearle, salí disparada tras él por miedo a no encontrar la entrada. Me miró por encima de su hombro, así que simplemente le saqué la lengua como cual niña pequeña, a lo que él hizo un "Tsk". Se que me había mirado porque necesitaba que fuera mi "guía" hasta entrar en la casa. 

―¿Que miras tanto?―inquirí molesta por su atención. 

―Estoy viendo como intentas no parecer nerviosa, cuando sabes que nada de esto va contigo ―dijo de una forma que se me subió el corazón a la garganta. 

Otra vez igual, como en el jodido bus, aun sin conocerme. Fui a contestarle cuando me dio la espalda y comenzó a caminar más rápido por el camino de piedras. Rodé mis ojos, pero no perdí oportunidad para mirarle esos fornidos muslos o ese trasero bien formado. ¡Que Dios me ayude! 

Agarré el asa de mi mochila e intenté seguir su paso. Era obvio que sus piernas eran mucho más largas que las mías, el chaval debía rozar el 1,80 u 79. Yo en cambio era una enana junto a él, no era bajita, pero tampoco de esas que rozaban las copas de los árboles... Me salgo del tema. Al fin me puse a su lado, intentando no respirar demasiado fuerte cuando nos paramos frente a la puerta de su casa, o bueno, nuestra casa. 

―Eres un idiota ―proclamé cuando giró la llave. Es obvio que dentro no se lo voy a poder decir. 

Y ya que dentro de lo normal lo puedo picar con algo más de confianza, lo haré siempre que tenga oportunidad. 

Soltó una risa llena de soberbia mientras empujaba la puerta y me miraba desde arriba como si fuese menos que él. Y mira por donde, no me sorprendía, porque al parecer, no solo me lo hacía a mi. 

―No juegues con fuego ―contestó. 

Puse mis ojos en blanco. Esta vez yo tendría la ultima palabra. 

―Y tú no enciendas la cerilla ―ataqué, dejándolo... ¿Aturdido? Bueno, diciendo que se había quedado con la puerta abierta y mirándome con incredulidad. Parece ser que si. Y era un autentica gozada, sin duda ―.¿Sorprendido?―le vacilé antes de entrar en la casa.

Y como no, aquello me dejó a mi descompuesta. Joder, desde los muebles impolutos y modernos, hasta las luces de un techo de parqué. Al entrar, había mucho espacio para dejar los zapatos, y comencé por eso, incluso casi sonrío cuando veo unas zapatillas con mi nombre. Al ponérmelas, iba a comenzar a caminar por un extraño pasillo con lo que parecía agua a los lados, cuando la mano de Jungkook agarró mi antebrazo. 

―Solo eres una invitada temporal, así que no seas maleducada ―ladró a centímetros de mi rostro. 

Quise poner los ojos en blanco, pero me intimidó de verdad, y me hizo volver a la realidad. Así que bajé la cabeza y él, con su cabeza bien alta, repitió lo que yo había hecho y se adelantó. Vale, creo que me voy a hacer una serie de reglas en cuanto entre en mi habitación, o la que será mi habitación.

Caminé por aquel pasillo que me causó curiosidad, y me paré a mitad para ver que había algo así como una fuente rectangular que seguía a la par que el pasillo. Seguí caminando por la interesante y lujosa casa. Las escaleras eran de parqué oscuro, al igual que el suelo, lo único que cambiaba era que el techo y las paredes comenzaban a ser de un blanco impoluto. Subí las escaleras y al llegar a la planta de arriba, tuve que controlarme para no abrir la boca. 

Wicked»  j.jungkook (Saga Bad Guys #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora