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Despierto completamente desorientada y la cabeza dándome vueltas. La habitación está oscura y apenas entran unos rayos de sol entre las ranuras de la persianas. Siento mi boca seca, la garganta rasposa como si hubiese gritado como cual loca la noche anterior. Mi cuerpo está flácido y sin fuerzas cuando me intento reincorporar en la cama. 

Entonces, cuando me centro un poco en lo que me rodea, y mis ojos se acostumbran a la oscuridad, logro distinguir donde estoy. Los calores suben a mi rostro y el corazón por poco se sale de mi pecho. Vuelvo a marearme y caigo sobre los cojines de la cama. 

La habitación de Jungkook. ¿Que hago en su habitación? 

Inspiro hondo, al borde de la cólera. Llevo mis manos a mi cuerpo, dándome cuenta de que una camiseta larga me cubre, pero que no tengo ropa interior, y cuando digo que no tengo, es que no llevaba conmigo las bragas. Llevo la mano a mi boca, intentando buscar en mi mente algún recuerdo desperdigado, o algo de lo que arrepentirme. Es en esos momentos, donde una reza porque su virginidad esté intacta. 

Tengo la noche anterior completamente en negro. Solo recuerdo haber llegado en coche con Minho y Hara... ¡Hara! Dios mío, Hara tenía que venir aquí a dormir. El miedo me invade, intentando que alguien escuche todas mis plegarias porque ella se encuentre bien. 

Me levanto de la cama, sintiendo todo a mi al rededor dando vueltas. Pero ahora mi mente se centra en encontrar mi teléfono. Me dirijo a las ventanas y pulso el botón que hace que suban las persianas. A medida que la luz ilumina la habitación, mis ojos se van adaptando mejor a las formas de la habitación, parpadeo.

Llevo mi mirada al suelo, donde solo localizo mis botas, sin rastro de mi ropa. Frunzo el ceño, viendo también unas cuantas pastillas en la mesita de noche, con un vaso de agua medio lleno. Camino por la habitación, extrañamente ordenada, girando mi cabeza en todas direcciones posibles, intentando dar con mi móvil, pero a simple vista no está. Suelto un suspiro con resignación, me niego pensar que lo he perdido. Comienzo a buscar como buena loca por todas partes, buscando en los cajones, bajo la cama y entre las sábanas. No me sorprendo al encontrar paquetes de condones, calzoncillos de marca o números de teléfonos desperdigados.

―Jae. ―La voz de Jungkook me hace saltar del susto, gritar y caer al suelo.

Miro hacia arriba, viendo como Jungkook salía con una toalla envuelta en las caderas, con el pelo mojado y algunas de las gotas recorriendo su cuerpo fibrado. Estaba recién duchado. ¿Esto era el cielo?

Me sonrojo, y cojo el dobladillo de la camiseta para tapar sitios bastante privados de mi cuerpo. Sonríe de lado y se relame el labio inferior.

Cierro los ojos con fuerza cuando algunas imágenes de la noche anterior me invaden. Y me sonrojo aun más, seguro que soy un tomate en estos momentos. Vale, tengo claro que ayer me enrollé con Jungkook, pero no tengo muy claro que sucedió después.

―¿Qué pasó ayer? ―Es todo lo que puedo decir.

Suelta una pequeña risa, pero una que lo hace ver demasiado guapo y adorable. No hay rastro de su soberbia en estos momentos. Tiende y a de sus manos en mi dirección, se la acepto y tira de mi hacia él. Chocó contra su pecho desnudo. Quiero huir, solo lleva una toalla que tapa su... Digamos que sus partes.

Me sorprende gratamente cuando lleva su mano a mi frente.

―La fiebre te a bajado, buena señal   ―dice apartando la mano de mi frente y separándome un poco de él. Ahora está serio―. En cuanto a lo de ayer... Es una larga historia, y la verdad es que tengo pavor de que te pongas a gritar como una histérica y me rompas los tímpanos.

Muerdo mi labio inferior.

―Jungkook, es necesario.

Suelta un gran suspiro, como si le molestase el hecho de que abriese la boca para hablar. Lleva las manos a sus caderas estrechas y me mira fijamente. Asiente.

Wicked»  j.jungkook (Saga Bad Guys #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora