«Serás mi pasatiempo, Jae. Yo juego contigo y tú, te dejas... Claro esta, sino quieres que tu vida sea el completo infierno» Sin duda, Jeon Jungkook, era la reencarnación del diablo.
°Inicio: 2018.
°Finalizada: 2019.
2018⇒[Smokedange...
Dejo esto por aquí... (No se podía apreciar por la canción)
Aviso que el capítulo es corto e intenso.
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[···]
Cuando llegamos a casa, me bajo de la moto e intento sacarme el casco, pero parece que este hoy se ha dignado a quedarse atascado. Lo intento varias veces, incluso suelto maldiciones incoherentes cuando me estoy agobiando. Escucho una risita, y saber que es de él me cabrea aun más.
Gruño.
―Deja que te ayude ―murmura.
Quiero apartarme y reírme en su cara de lo ridículo que ha sonado eso, pero cuando siento su tacto bajo mi barbilla, rozándome, me quedo estática en mi lugar, sin poder moverme. Desabrocha las cuerdas y me saca el casco en un santiamén. Todo el pelo se me queda por la cara, impidiéndome ver. Y vaya que no puedo ver, ya que no siento cuando Jungkook alarga la mano para apartarme los mechones de mi cara.
Trago saliva.
Me giro para marcharme, pero su mano se enrolla en mi muñeca, girando mi cuerpo bruscamente y acercándome a él. Coloca ambas de sus manos en mi cintura y hace que nuestras partes bajas entren en contacto.
La sangre se acumula en mis mejillas.
―J-Jungkook, suéltame ―balbuceo, llevando mis manos a sus manos para apartarlas. Pero es en vano. Su fuerza es el triple que la mía.
Su metro setenta y ocho se me hace imponente en estos momentos. Pero, ¿por qué hemos vuelto a la misma posición de hace apenas unos días?
Nuestras miradas se encuentran, y como si se tratase de un anime; un destello refleja en sus ojos, y puedo sentir como en los míos sucede lo mismo. Busco respuestas y más respuestas de lo que hace me hace sentir a parte de odio. La respuesta puede ser tan sencilla, y a la vez tan compleja, que me da pavor.
―Jae, voy ha decirte algo, y espero que le quede muy claro en esa cabecita tuya que tienes ―recata dándome con dos de sus dedos en mi frente, para después volver a llevar su mano a mi cintura.
Frunzo el ceño.
―No quiero hablar contigo ―espeto removiendome para escapar de su agarre.
Suelta un gruñido molesto y literalmente, sin una pizca de delicadeza; me empotra contra un Todo terreno negro. Hago una pequeña mueca, agarrándome a sus antebrazos por el reciente susto.
―Solo serán tres minutos, llorona ―alega a centímetros de mi rostro.
Bufo, poniendo mis ojos en blanco.
―¿Acaso no sabes lo que es el espacio personal Jeon Jungkook? ―inquiero irónica.
Suelta una risa aun más sarcástica que mi respuesta, dándome a entender lo competitivo que era para algunas cosas.
