Él está muerto... ¿verdad?

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Después de tranquilizarse, se lavó la cara, cenó y decidió irse a dormir, pues eran ya las 2 de la madrugada. Pero cuando estaba a punto de quedarse dormida, sintió hambre de nuevo y decidió bajar a la cafetería del hospital, a pedir algo.

W: Si no hago ningún ruido las enfermeras no me regañarán.

Salió de su habitación silenciosamente y comprobó que no había nadie en ese pasillo, así que lo cruzó hasta el otro lado y abrió la puerta para bajar por las escaleras de emergencia cuando se encontró con un doctor y una enfermera besándose. Ella se quedó paralizada por la sorpresa pero Wind reaccionó antes de que la vieran, cerró la puerta y se dirigió hacia el otra ala del hospital, pues ella seguía con hambre.

W: Wow, esos dos no pierden el tiempo. Será mejor ir por el otro lado...

Cuando llegó a la cafetería, miró por todas partes para ver si alguien seguía despierto, pero no había nadie, así que decidió buscar algo para hacerse un sándwich y así poder dormir tranquilamente. Cuando hubo terminado de hacerse el sándwich, se dio la vuelta para marcharse pero se chocó de nuevo con algo y el sándwich se cayó al suelo.

-Oh vamos, ¿en serio? Acabo de hacerlo... -se quejó ella cuando se dio cuenta que era el doctor Ahn quién estaba justo frente a ella.

-Señorita Wind, ¿qué hace aquí abajo a estas horas? –le preguntó el doctor.

-Yo comer, pero me acaba de arruinar el sándwich... -lo regañó.

-Lo siento, yo mismo le prepararé algo para cenar –dijo él sonriendo.

-¿Usted sabe cocinar? –preguntó ella curiosa.

-Por supuesto –dijo Ahn mientras sonreía y se ponía un delantal para cocinar.

Ella se sentó en una mesa que había no muy lejos de la cocina y esperó pacientemente hasta que el doctor Ahn salió con un par de platos de Bibim guksu.

-Caray, qué buena pinta tiene –dijo ella.

-Gracias, ahora a comer –dijo el doctor mientras se sentaba frente a ella.

Ambos disfrutaron de la cena mientras hablaban alegremente. Terminaron de cenar y ambos se dirigieron hacia la habitación de ella.

-Por cierto, ¿cómo lleva el golpe? –preguntó él.

-Ah, bien, ya no me duele.

-...Señorita Wind...

-Por favor, llámeme Wind –pidió ella.

-De acuerdo, Wind, siento lo de antes, yo...no pensaba en lo que estaba haciendo, de verdad que lo siento –se disculpó el doctor.

-No tiene por qué disculparse, yo...no es que no quiera... es que no puedo estar con nadie... mi trabajo es peligroso y si involucro a algún tercero enseguida... irían a por él... -confesó ella tristemente –de hecho...yo tuve antes a alguien, pero la vida no tardó en apartarlo de mi lado...

El doctor se quedó perplejo ante las palabras de Wind y lo único que pudo hacer fue darle un abrazo fuerte para intentar dale apoyo. Al hacer esto, ella se sorprendió y sonrió como gesto de gratitud.

-Será mejor que me marche a la habitación, muchas gracias por la cena, me gustaría repetir algún día en otro lugar que no sea el hospital jaja –dijo ella mientras se retiraba y se despedía de él –buenas noches Ahn –dijo ella mientras doblaba la esquina que daba al pasillo en el que se encontraba su habitación.

-Buenas noches Wind –dijo él al verla desaparecer por la esquina.

Pero en un instante después ella volvió a aparecer por la esquina alterada y seria.

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