Awake

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Wind abrió los ojos, se encontraba en una habitación blanca, tumbada en una cama y su cuerpo lleno de cables. Cuando intentó llamar a alguien notó que llevaba un tubo en su boca que le llegaba a la garganta, lo que le provocó arcadas cuando intentó quitárselo. Su pulsación comenzó a subir porque se puso nerviosa, pues vomitar era algo que detestaba.

W: Joder qué asco...

Entonces varias enfermeras entraron seguidas por un doctor, el cual parecía bastante sorprendido de verla despierta.

-Tranquila Agente Wind, yo le ayudo –dijo el doctor –me llamo Ahn y estás en el hospital de Corea del Sur. Te trajeron aquí varios soldados cuando volvieron de una misión. Dijeron que tardarías una semana más o menos en despertar pero sólo han pasado cuatro días y ya estás despierta, estoy impresionado –explicó mientras le quitaba el tubo y las enfermeras le quitaron los cables salvo tres, uno conectado para indicar su pulso, otro que estaba clavado con una aguja la cual le servía para administrarle sangre y el último para el suero.

-Gra-cias –dijo ella con una voz muy extraña.

W: ¿Qué le pasa a mi voz?

El doctor pareció leer su expresión y le dijo que eso era por el tubo, que en un rato su voz volvería a la normalidad. Cuando las enfermeras salieron para que él la revisase, se escuchó un gran jaleo al otro lado de la puerta.

-¿Qué es e-eso? –preguntó ella con dificultad.

-Esos regalos son de unos chicos, llevan ahí fuera sin moverse del sitio e intentando entrar a verte desde que llegaste aquí, pero tenías las visitas prohibidas dado tu estado crítico, aunque me pidieron en varias ocasiones que te dejara todas esas flores y peluches que ves ahí. Ahora que saben que has despertado quieren entrar, pero no creo que sea adecuado –aconsejó el doctor.

Wind se giró y vio los peluches junto con las flores y algunas tarjetas con un mensaje de ánimo escrito en ellas. 

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W: Qué tiernos...

-Qu-quiero verlos por favor –le pidió ella.

-Está bien, pero como empiecen a gritar o a alterarte los echo fuera, aún estás muy débil –dijo el doctor Ahn.

Cuando terminó de revisar sus constantes se acercó a la puerta.

-Parece que estás mejorando muy rápido, eso es bueno. Si sigues así en poco tiempo podrás salir de aquí –dijo cuando abrió la puerta y 7 cuerpos cayeron al suelo con un fuerte estruendo.

-¡WIND! –gritaron todos a la vez emocionados. Mientras intentaban levantarse el doctor les dedicó una mirada de advertencia que pasó completamente desapercibida, pues ellos estaban centrados en ver a Wind.

Cuando por fin se levantaron todos se acercaron corriendo y le dieron un abrazo grupal. Al poco rato todos empezaron a llorar.

-No llo-lloréis –les dijo ella con dificultad. Pero no se pudo contener las lágrimas y se unió a ellos, pues en muy poco tiempo les había cogido mucho cariño.

W: Me alegro de que todos estéis bien.

-Nos lo has hecho pasar muy mal –la regañó J-Hope.

-Es verdad, creíamos que tendríamos que hacer como en el cuento de la bella durmiente –dijo V con una sonrisa pícara.

Ella los miró extrañada y entonces Jin se acercó a su oído.

-Queríamos intentar ver si uno de nosotros era tu príncipe azul y te podía despertar de ese sueño profundo con un beso –dijo Jin haciendo que Wind se ruborizase.

-Estáis locos –dijo ella con voz ronca.

-Bonita voz –bromeó Jimin.

Como respuesta Wind le sacó la lengua y todos empezaron a reír. Estuvieron hablando un rato cuando ella se giró hacia las flores y peluches.

-¿Te gustan? –preguntó RM. Y ella asintió con la cabeza.

-Son bonitos –dijo ella.

-Pero no tan bonitos como tú –dijo Jungkook.

-Tienes razón, nunca habíamos conocido una soldado tan guapa como peligrosa –dijo Suga bromeando.

Con ese comentario ella se volvió a poner colorada e intentó taparse la cara con las sábanas, pero RM no la dejó y lo único que consiguió fue hacerse daño en la herida de bala.

-Auch... -se quejó ella.

Todos se preocuparon y RM soltó justo cuando la puerta se volvió a abrir y apareció el Capitán General de España, acompañado por un par de soldados.

-Sargento Wind –saludó el Capitán con formalidad –me alegro de que estés bien –dijo él con una sonrisa en el rostro. Pero Wind no estaba tan alegre, pues en ese momento su expresión cambió radicalmente, la sonrisa se esfumó y fue sustituida por una mirada llena de rencor y odio, como siempre le ocurría cuando estaba en su presencia.

CP: Gracias Dios mío ...

-A sus órdenes Capitán –saludó ella con su brazo derecho, pero el movimiento le hizo daño y una pequeña mueca de dolor apareció en su rostro.

-No se preocupe, descanse –dijo él mientras se acercaba a la cama en la que ella se encontraba.

Los chicos se dieron cuenta de que se trataba de su padre y sus rostros también cambiaron, se pusieron tensos y serios. Algunos de ellos apretaron sus puños para aguantar sus ganas de golpearlo y otros simplemente apartaron la mirada pues después de lo que Wind les contó, no lo querían cerca de ella.

-¿Qué se le ha perdido por aquí? ¿"Capitán"? –preguntó ella.

-He venido a ver cómo estabas y a que me informes por lo ocurrido en el bosque, necesito la información para avanzar en la investigación junto con el Capitán Chul.

-Ya me has visto, estoy bien, en cuanto a la información, tome asiento, porque es largo.

El Capitán General fue a por una silla y fue cuando reparó en la presencia de los 7 chicos.

-Ustedes son los chicos que fueron secuestrados ¿verdad? –les preguntó.

-Sí –contestó RM como líder del grupo.

-Es un honor conocerles en persona, aunque habría sido mejor en otras circunstancias –dijo él mientras hacía una reverencia y los chicos lo imitaban –ahora os pido por favor que me dejen a solas con la Sargento Wind, los otros soldados que están fuera os llevarán a casa con vuestras familias –informó el Capitán.

-No podemos irnos –le dijo Jungkook a RM –no quiero dejarla a solas con él.

-Tranquilo, ella se puede cuidar sola –lo tranquilizó Suga, aunque él tampoco estaba muy seguro de ello.

Los chicos la miraron con preocupación, pero ella asintió tranquilamente.

-No os preocupéis, podéis venir a verme cuando queráis, yo estaré encantada de recibiros –dijo ella para tranquilizarlos.

Todos se despidieron, uno por uno, con un beso en la mejilla y un fuerte abrazo. Conforme iban saliendo, esperaban a los demás fuera. Fue entonces que Wind compartió toda la información con su padre, desde el accidente con los quads hasta el experimento Z-33.

Nuestra guardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora