Capítulo 13: Nadie quiere estar solo

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Martes por la mañana, toca trabajar. Mientras desayuno, les dejo comida y agua a los perros, escribo un mensaje para Gerónimo, diciéndole lo normal:

'Hola, ¿cómo estás?'

Me pongo un jean con parches, camisa blanca con flores azules en los hombros y unas botitas por los tobillos, con un poco de taco, color suela. No es necesario ir formal, pero tampoco ir en ojotas. Me encanta el ambiente de trabajo, que no haya que ir con un uniforme, ni demasiado formal, de hecho podría ir tranquilamente con unas Converse, pero me gusta arreglarme un poco más, a veces. Me maquillo bastante poco: base, corrector, delineador, rimmel y un poco de labial nude. Lo básico, lo de siempre. 
Antes de encargarme de mi pelo, reviso si Gerónimo contestó. Nada. Tal vez es un poco temprano, pero considerando que él también trabaja hoy, ya debería estar despierto. También considerando que trabaja en la tienda de sus padres, puede ser que lo hayan mimando un poco y hoy entre a trabajar por la tarde en lugar de la mañana. Da igual, ya va a contestar.
Ondulo un poco mi pelo, para variar un poco. Me pongo unos aros.
Tomo mi bolso con celular, billetera y llaves dentro, me pongo las gafas de sol, y salgo, con tiempo extra y todo. 

Kate me llama cuando estoy conduciendo, así que pongo el manos libres:
-Hola, Kate.
-Hola, nena. ¿Cómo estás?
-Bien, ¿vos? ¿Acostumbrándote a los horarios?
-¡Sí! Cuesta, pero vamos progresando. Chris me contó que jugó en la plaza con la hija de un amigo tuyo... ¿Qué amigo es ése?
Puedo escuchar la intención en su voz e imagino su cejas subiendo y bajando.
-Veo que Chris es chismoso, justo como vos.
-No evadas la verdad y constestame.
-A penas lo conocí hace unos días, el sábado a la noche.
-Aaah, bueeee-no. ¡Pero mira quién anda encontrando chongos en salidas nocturnas!
-¡Kate!
-¿Con qué te gustan los padres solteros?
-Kate, acabo de llegar al estacionamiento del trabajo. Si queres podes ir a casa a la tarde y molestarme personalmente. Salgo 15:30.
-Está bien, eso es mucho mejor, así te veo ponerte como un tomate.
Niego con la cabeza. -Adiós, Kate.

En mi escritorio, me pongo manos a la obra escribiendo reseña y crítica de una novela policial. Me sumerjo tanto que no me doy cuenta que ya es mediodía hasta que Flor, una compañera de trabajo, viene a preguntarme: -¿Vas a comer algo que haya, acá en el bufé, o vas a ir a la tienda de tu amigo?
Lo pienso un momento, es una buena oportunidad para a Gerónimo. 
-Voy a ir a la tienda. ¿Venís?
-¡Siii! - exclama con mucho entusiasmo. Le hice probar las comidas que preparan en GEMA (iniciales de Gerónimo y sus hermanos: Elias, Mateo y Andrea, aunque no nacieron en ese orden, sino Elias, Gerónimo, Mateo y Andi, pero GEMA quedaba bien), y se enamoró completamente.

Damos aviso de que vamos a salir para el almuerzo, y vamos en auto, aunque queda a 15 minutos caminando, más vale ganar tiempo en auto y no tener que comer a las apuradas.
-¿Qué vas a pedir, Flor?
-No lo sé. ¿Qué vas a pedir vos?
-Ay, no, por favor no empieces con tu indecisión y a decir "elegí vos", sabes que me frustra hasta el infinito.
-Hmmm, bueno, pero dame sólo dos opciones y yo decido, ¿bien?
-Bien. A ver, a ver... Ensalada de atún o... ¿tarta de espinacas y pollo?
-Me encantan. Yo digo que pidamos tarta.
-Tarta, entonces. ¿Vas a bajar?
-No. Bueno, sí.
-Sabes, a veces me pregunto cómo es que logras hacer tu trabajo cuando sos tan indecisa y contradictoria.
-Eso es porque me gusta trabajar bajo presión.
Bajo del auto y me freno para mirarla: -Pienso que te gusta porque estás cu-cu. - le digo haciendo señas.

A través de las puertas de cristal puedo ver a Gerónimo apoyado en el mostrador mirando su celular. Rápidamente reviso el mío: ni señales de él. Con que ignorándome, eh.
-Hola, Gerónimo. 
Sobresaltado, se incorpora: -Hey.
Me lo quedo mirando con las cejas en alto. Ante su falta de respuesta suspiro: -No sé si se acuerdan, pero ella es Flor. Flor él es Gerónimo.
-Ah, sí, la recuerdo.
-Sí, de tu cumple, ¿no?
-Sí.
-Eh... Lia, voy a mirar las bebidas mientra pedís la comida. - parece que hasta Flor notó la incomodidad. 
-¿Qué vas a comer?
-Ah, ¡no lo puedo creer! ¿Podes dejar de evitarme? ¿Qué te pasa?
-Nada. A vos: ¿qué te pasa?
-Ayer me hablaste cortante como nunca, no me contestas los mensajes y, encima, ahora me hablas como si a penas nos conociéramos, con incomodidad. ¿Qué te pasa?
-¡Hola, Amelia! Hace tanto no te veo. ¿Cómo estás?
Atrás de Gerónimo aparece María, su mamá. Ruego que no me haya escuchado (casi) gritarle a su hijo. Sonrío.
-Hola, María. Bien, con mucha hambre.
-¿Este chico todavía no te atendió?
-Soy yo la que todavía no se decidió.
-Ah, bueno. Espero que disfrutes mucho la comida, yo me vuelvo a la cocina a ayudar. Quiero verte más seguido, a ver cuando venís a casa.
-Muy pronto me paso una tarde entera con ustedes.
Desvío la mirada de María alejándose a Gerónimo: -¿Y bien?
Suspira de manera sonora.
-Está bien, ¿puedo pasar por tu casa hoy?
-Sabes que sí, siempre. Después de las 19 hs. está perfecto.
-Bien.
-Bien.
Flor llega y dice: -Agua saborizada de pomelo, ¿no?
-Sí, esa misma.
-¿Ya nos vamos?
Me llevo la mano a la frente, imitando muy bien un face palm. 
-No, disculpa. Me colgué hablando. Quería media tarta de espinaca y pollo.
-¿Con ricota y queso? ¿Caliente?
-Exacto. ¿Cuánto es con las bebidas y dos ensaladas de fruta?
-Invito yo.
Una ofrenda de paz, y por supuesto que la acepto.

Antes de que cada una se vaya por su lado a nuestros respectivos escritorios, le digo:
-Hey, Flor, gracias por darme un momento para hablar. Lo necesitaba.
-Ni hace falta que las des. Lo que si, dale las gracias por la comida.
-Me lo debía. Pero se las voy a dar, sólo de tu parte.
Ella ríe.
Reviso el celular antes de volver al trabajo y tengo un mensaje de Gerónimo.

'Lo siento'

'¿Por comportarte infantil? Está bien.'

'Sí y por ignorarte, y por otras cosas'

No comprendo muy bien de que habla, pero ya debo volver al trabajo, así que sólo le digo:

'Ok. Vuelvo a trabajar.'

El resto de día laboral pasa casi sin que lo note. Sin embargo estoy ansiando llegar a casa, descargar energías en el gimnasio y estar tranquila en ropa cómoda en mi sofá.
No, cierto que viene Kate. Y más tarde Gerónimo.
En la playa de estacionamiento está el auto de Kate. Se tomó en serio lo de venir a hacerme burlas. Está sentada junto a Chris, que está acariciando su panza, en el sofá que hay en el recibidor del edificio.

-Bueno, te tomaste muy en serio lo de venir a husmear en mi "vida amorosa". -hago las comillas con los dedos. -¡Hola, Chris!
-Hola, Ame.
-Ugh, - gruñe Kate -no entiendo cómo tengo todavía el desfase horario rondándome. Lo peor es que no tengo el horario de Los Ángeles, sólo vivo una hora, o dos, adelantada.
-Extraño. - le hago seña con la cabeza hacia el asensor. -¿Ya fuiste a un médico? ¿Es probable que sufras desfase horario por dos por el bebé?
-A esta altura, creo que todo es posible.
Pasamos la siguiente hora y media hablando. Obvio, me sacó hasta el último detalle. Se fue enseguida porque le dio acidez al tomar mates. Terminó vomitando.

Dado que tengo tiempo hasta que Gerónimo llegue (y considerando que nunca llega a horario), meriendo algo rápido y decido bajar al gimnasio. 
Luego de quedar colorada y transpirada como si hubiese estado escapando de una horda de hambrientos zombis durante una hora con quince minutos, subo por las escaleras (porque soy así soy) y todavía me da tiempo a darme una ducha, comer algo, y quién sabe qué más antes de que Gerónimo venga a darme explicaciones.
Cierro la puerta y llamo a los perros porque alguno estuvo jugando con las medias que estaban en la canasta de la ropa para lavar.
-Ya los reté, olvid-
-¡AAAAAH! ¡LA PUTA MADRE QUE TE PARIÓ, GERÓNIMO!
Se acerca corriendo a mi, con las manos en alto:
-¡Perdón, perdón! No quería asustarte, creí que habías visto mi mochila en la entrada.
Me cubro los ojos y suspiro. -Hacia mil no me asustaba de tal manera. Creo que casi me da un ataque cardíaco. 
-Lo siento. Va a ser mejor que te sientes.
-Primero debería comprobar si no me cagué encima.
-Puaj.
-No, no. Nada de "puaj", vos me asustaste. ¿Desde cuándo sos tan anticipadamente puntual?
-Es que ya no tenía nada que hacer y discutí un poco con mi mamá. 
-Oh. ¿Por qué?
-Digamos que escuchó un poco nuestra conversación de hoy y se enojó porque traté mal a una de las pocas chicas decentes que se "fijo en mi".
-¡¿Ella ya sabe?! 
-No, no, no. Lo sospecha, también nos escuchó a los chicos y a mi hablar...
-Ah...
Un silencio incómodo se instaló entre nosotros.
-Yo... eh... Vine a pedirte disculpas en persona. No sé qué me pasaba. Todo esto es un montón de presión supongo. No debería tratarte así, nunca.
-Está bien, aunque deberías hablar conmigo, por algo me lo contaste. Soy tu compañera en esto.
-Sí. Perdón, otra vez.
-Perdonado.
Él me abraza por un momento: -Debería irme. Y vos deberías bañarte, el desodorante va a dejar de surtir efecto en muy poco tiempo.
-JA-JA-JA, taaan gracioso.
-Nos vemos.
-Chau. - y lo golpeo en el hombro. Bueno, fue fácil arreglar las cosas. 

Me doy una ducha muy rápida. Pongo música y comienzo a doblar mi ropa limpia, escuchando Nobody wants to be lonely, de Ricky Martin con Christina Alguilera, cantando a todo pulmón las partes que Christina canta, imaginando que mi Ricky querido canta conmigo:
-Nobody wants to be looonelyyyy, nobody wants to cryyy. My body's longing to hold youuuuso bad it hurts insideeeee.
Paro un momento porque creo que golpean la puerta. Disminuyó el volumen de la música, y, efectivamente están tocando. Me dirijo a abrir la puerta.
-Ger, creí que te habias ido. ¿Estuviste todo el tiempo acá en el pasillo?
-Sí.
-Ah... menos mal que hay confianza, es que estaba cantando como loca y...
Y ya no pude terminar la oración porque... 

Gerónimo. 

 Me. 

Está.

Besando.

Antes del amor [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora