Braco y Sebastian son dos chicos que luchan por defender Isla Refugio de las temibles Fuerzas de la Oscuridad: enfrentándose contra robots asesinos, alienígenas temibles y entes demoníacos, haciendo tanto amigos como enemigos en el proceso.
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—¿Cuándo será nuestra siguiente lección? —le pregunté a Henry mientras me comía los totopos de la mesa—. Estamos más que listos. ¿Olvidas como le pateamos el trasero metálico a ese robot?
—¿De verdad es necesario hablar de esto mientras trabajo? —parecía estar un poco estresado; me sentí apenado por insistir en el tema...
—Lo siento. Solo... quiero saber cuándo será...
Él suspiró, nos dedicó una sonrisa y dijo:
—El fin de semana. Se los prometo.
No le habría creído, pero era la primera vez que nos lo estaba prometiendo. Tenía que estar hablando muy en serio.
—¿Vas a tocar hoy? —le preguntó Sebastian.
—No lo creo —respondió—. Francisco no se ha aparecido por aquí... y nadie sabe dónde está. Tampoco responde a las llamadas del Sr. García... Tal vez solo volvió a enfermarse; es muy común en él.
Recuerdo a Francisco; era gracioso y un poco tonto. Una vez aceptó comerse un... chile habanero cuando el resto lo retó.
—Podrían reemplazarlo hasta que aparezca —le sugerí yo.
—No creo que los demás estén de acuerdo... —volvió a suspirar y se recargó sobre la mesa—. No tienen que preocuparse por eso, niños... Saben, tal vez esto no sea como combatir peligrosas máquinas en la playa, pero escuche por ahí que la mascota de los Morgan está perdida desde hace varios días... —nos lanzó una de sus miradas—. ¿Por qué no investigan?
Genial. Más mascotas. Justo cuando creí que empezábamos a dejar eso...
—¿Los Morgan? —preguntó Sebastian.
—Tienen una panadería al otro lado del pueblo. Les dije que ustedes podrían ayudarlos con su problema, ¿verdad que pueden?
—Yo esperaba usar mi nueva espada... —masculle.
Henry se incorporó y pasó su mano por todo mi cabello; le gusta hacer eso.
—No necesitas una espada para hacer de este mundo un mejor lugar, Braco —dijo, sonriente.
—Pues Glendower lo consiguió así. Usó su genial espada para defender este mundo de la Oscuridad.
Volvió a sonreír; sabía que solo estaba intentado discutir.
—Pero existen otras formas.
No para mí.
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