Capítulo 28: "Salva la Isla"

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Del otro lado de la puerta nos esperaba un escenario familiar: se trataba de nuestra casa, aunque más ordenada y limpia de lo que recordaba, sin toda esa basura de Henry

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Del otro lado de la puerta nos esperaba un escenario familiar: se trataba de nuestra casa, aunque más ordenada y limpia de lo que recordaba, sin toda esa basura de Henry. Un escenario tan silencioso y tranquilo, inundado con un olor mañanero tan característico a café. Era casi como entrar a una fotografía: un momento especifico e inmutable.  

Nunca me había sentido tan feliz de ver mi hogar de nuevo.  

—Creímos que necesitarían algo de ayuda —dijo Justine con una sonrisa amigable. Al igual que su hermana, vestía con el mismo traje amarillo que llevaban cuando se nos presentaron—. Sientanse como en casa. Están en todo su derecho. 

Fue ahí cuando supe que no se trataba realmente de nuestra casa; de pronto lo conocido era desconocido. 

—¿Qué está sucediendo aquí? —quiso saber Sebastian.

—¿Ya lo olvidaron? —nos preguntó Caroline momentos antes de extendernos una bandeja con galletas, bebidas calientes y otros panecillos. 

Desconocía lo hambriento que estaba hasta que vi la comida frente a mí. 

—Les dijimos que queríamos ayudar —agregó Justine aún con esa sonrisa en su rostro—. Por eso estamos aquí. Y me temo que ahora no tienen otra opción más que aceptar nuestra desinteresada ayuda. 

Me sentí culpable por haber desechado antes la tarjeta. Aunque aún no terminaba de entender el misterio tras su mágica aparición en mi mochila...

—¿Ustedes son Iluminados? —les pregunté—. No es por ofender, pero no parecen ser dos personas comunes y corrientes... Además, nadie usaría trajes como esos. 

—Ciertamente no lo somos, pero somos lo que decimos ser y decimos ser lo que creemos que somos. Siempre es así y siempre lo será. 

—No estoy seguro de haber entendido... 

—Servimos a la Luz pero no provenimos de ella —explicó Caroline—. Nos aseguramos de que cada pieza se encuentre en su lugar antes de que inicie la partida, antes de que empiecen las jugadas... 

En verdad eran personas extrañas; tanto por su forma de vestir como de hablar. Pero yo estaba muy seguro de que no eran humanos, al menos no unos ordinarios: parecían tener algún control de la magia.  

—Jem los llamó charlatanes —mencionó Sebastian.

—Correcto.

—¿Por qué?

Justine suspiró antes de contestar:

—Cualquiera lo haría si les dijeras que conoces su pasado, presente y futuro —insinuó una sonrisa—. Aquí, en la Casa del Tercer Ojo, eso es posible gracias a nuestra energía mental. Pero muy pocos se atreven a aventurarse más allá de lo que creen conocer. Pocos tienen el valor de cuestionarse a sí mismos, ver las respuestas dentro de su mente: abrir su tercer ojo psíquico. 

Braco & Sebastian contra las Fuerzas de la Oscuridad #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora