Braco y Sebastian son dos chicos que luchan por defender Isla Refugio de las temibles Fuerzas de la Oscuridad: enfrentándose contra robots asesinos, alienígenas temibles y entes demoníacos, haciendo tanto amigos como enemigos en el proceso.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, yo les estaba contando a Henry y Sebastian sobre mi extraño sueño:
—Entonces... en mi sueño yo me convertía en un zorro rojo gigante y volaba por el espacio, lanzando rayos láser arcoiris, mientras me observaban unos... grandes ojos amarillos...
El primero en decir algo fue Sebastian:
—Yo creí que nunca recordabas tus sueños.
—Yo también lo creía —le dije, sorprendido—. ¡Pero esta vez lo recordé todo!
Henry me sonrió.
—¿Tienes alguna idea de lo que significa tu sueño? —me preguntó—. Todos los sueños, en especial los sueños de los Iluminados, son representaciones... a veces visiones, de eventos que están por suceder. Aunque, bueno, también muchas veces no tienen mayor significado y solo son imágenes enviadas por el subconsciente.
Me habría gustado entender todo lo que dijo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Más tarde, después del desayuno, Sebastian y yo estábamos jugando afuera con el Tigre; Henry nos miraba por momentos desde la veranda de la casa, meciéndose en su mecedora de madera para ancianos mientras leía un libro: El Nombre del Viento.
—¿No vas al trabajo hoy? —le pregunté, después de terminar nuestro juego en la arena.
Él alzó la vista del libro y me miró.
—El Sr. y la Sra. García no abrirán hoy —respondió—. Siguen empeñados en encontrar a Francisco.
Ya lo había olvidado... y me sentí mal por eso.
—¿Aún no aparece? —le preguntó Sebastian.
Negó moviendo la cabeza.
—¿No crees que deberíamos ayudar? —le pregunté yo.
Se reclinó sobre la mecedora, un tanto incomodado.
—Bueno... el asunto es que... Ya lo encontré —nos sonrió—. En realidad, ustedes dos lo encontraron primero. El verdadero problema ahora es volverlo a la normalidad...
