Eres nueva.
Ser la nueva en un instituto es horrible, todo el mundo te mira como si fueras un fenómeno, hablan en susurros sobre la ropa que llevas puesta o tu forma de caminar y están esos idiotas que consideran que una iniciación es lo ideal para la chica nueva. Me he cuidado de eso último en las cuatro horas que llevo en este lugar, ya me hicieron una iniciación en otro instituto y créanme que manchar tu pantalón blanco con pintura roja en tus partes íntimas me llevaron a tener el nombre de mentruachica los seis meses que estuve en ese lugar.
Ahora me toca clases con Julia Montgomery, sé que todos la conocen como la profesora más estricta y más dura del lugar, yo la conozco como tía Julia, la hermana de mamá, sin ella no podría haber entrado en este instituto.
Entro al salón vacío, me cercioro de los asientos y escojo el más alejado al escritorio de mi tía, mamá le había pedido que estuviera muy atenta en mí. Penúltima fila al lado de la ventana. Saco mis útiles escolares del bolso y procedo a ordenarlos en la mesa, cuando ya veo que todo está en su lugar tomo la bolsita de algodón de azúcar que compré en el parque hace tres días y tomo con mis dedos un poco para colocarlo en mi boca.
La explosión de sabor es increíble, amo el algodón de azúcar, puedo comer de cualquier color y tengo esta cosa loca de comparar a la gente con algodones de azúcar. Tal vez por eso no tengo muchos amigos, solo soy esa chica rara que le gustan los algodones de azúcar.
Cuando mi bolsita de algodón de azúcar queda prácticamente vacía, cinco chicos entran en la puerta con rostros sospechosos, ellos van a hacer algo malo, se les nota, lo confirmo cuando empiezan a reírse mientras que echan un líquido viscoso en el asiento del profesor.
—Montgomery no se va a esperar esto—dijo un muchacho que a leguas se le notan sus ojos azules. Muy bonitos.
—Odio molestar a Julia—dice otro niño con el cabello castaño claro.
—Ella siempre te castiga, Bart—Un tercer niño le replica al de cabello castaño claro que ahora sé que se llama Bart.
—Porque me encanta que me castigue, es mi diversión matutina.
—¿Realmente te gusta estar castigado?—pregunta el cuarto niño el cual está remplazando los marcadores de pizarra, supongo por unos permanentes.
No escucho la respuesta de Bart porque el quinto niño me está mirando fijamente, no parpadea ni les dice nada a sus amigos, solo está ahí, mirándome. Sé que es algo malo, he estado evitando a los chicos problema todo el día y muy sencillamente yo conseguí a los chicos problema tratando de evitarlos.
—¿Louis, podrías dejar de estar como una estatua y ayudar un poco? Va a empezar a llegar gente—El primer niño, el de ojos azules, le pregunta a Louis. Si, ese otro niño que todavía me mira como si fuera un extraterrestre—¿Louis, que estás...? Oh rayos, tenemos un problema.
Cuatro pares de ojos más me miran poniéndose en sintonía con Louis. Bart es el primero en despejar su mirada encogiéndose de hombros, como si no le importara que estuviera ahí.
—Da igual, Julia sabrá de igual manera que fuimos nosotros.
Los cuatro chicos imitan a su amigo y siguen organizando todo mientras que Louis, todavía me mira, solo que algo cambia, empieza a caminar hasta mi posición, se detiene cuando está de pie del lado de mi mesa.
—Eres nueva—Su voz es melodiosa, no puedo evitar sonrojarme al escucharlo dirigirse hacia mí. Él me frunce el ceño—. Eres nueva y no sabíamos que estarías aquí.
Vale, ahora pienso que este niño es realmente raro.
Decido extender mi mano para presentarme—: Soy Livana Sanders.
Pero él no me estrecha la mano, solo me mira con su ceño fruncido.
—Eres nueva.
—Ya entendió que es nueva, Louis, déjala tranquila—Bart se acerca a nosotros y él es el que toma mi mano y la estrecha amigablemente—. Yo soy Bart, ese de allá es Connor, Tristan es el que está escribiendo en esa hoja y George es el de los ojitos azules. Decimos que está bendecido por eso. El rarito que sigue viéndote como si fueras un espécimen sin descubrir es Louis, el niño consentido.
—Ella es nueva—vuelve a afirmar Louis, mirando molesto a Bart—. Nadie nos dijo nada. Necesito horas de preparación.
—Ya improvisaremos algo, tranquilo—le dice relajado, luego posa sus ojos nuevamente en mí, puedo verificar que también son claros, un extraño azul con gris—. Como dijo Louis eres nueva, lamento que debas tener una iniciación, porque me caíste bien, pero debemos mantener una reputación.
—¿Reputación?
—Sí, Liana, somos los intocables.
—Mi nombre es Livana, no Liana. ¿Y qué clase de nombre es intocables?
—Pues me da igual, ya no me caes bien, eres muy antipática—Me mira de mala manera, le da una palmada amigable en el hombro a Louis y antes de irse susurra no tan bajo—. Tengo otras bromas que hacer, toda tuya.
Louis todavía me mira, con mucha atención y después de varios minutos en silencio, observándome, me dice:
—No eres nueva, eres invisible, encárgate de eso.
Sin más se da vuelta dejándome más confundida de lo que estaba. Si yo soy rara por comparar a personas con algodones de azúcar, ese chico Louis, es el rey de los raritos.
¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!
Ahora mi bebé Louis ya es un niño coronado con 100k de leídas, mil gracias por esto.
Espero que les guste este especial, es sobre el primer encuentro entre Livana y Louis <3
Pronto habrá especial en #NVAP que también esta apuntito de tener 100k de leídas.
Disfrútenlo.
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Como un algodón de azúcar | Los Intocables #5
Short StoryNo es necesario haber leído los libros anteriores para entender #CUADA, pero lo recomiendo para que disfrutes más de la lectura y conozcas a nuestros chicos. ¿Tierno? ¿Romántico? ¿Humilde? ¿Tranquilo? ¿Me están hablando en serio? Yo no creo esa...