Capítulo 21

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Salgo de la habitación de John viendo como él ya llegó al final de las escaleras.

Bubba se retuerce en mis brazos inquieto para que lo baje. No sé como se tome Carol que Bubba ande por su casa suelto, porque es un cachorro y aunque va asimilando que debe hacer del uno y del dos en un patio, a veces confunde lo que es césped con una alfombra. Lo bajo en el suelo y me inclino a su altura para ponerle la correa y así evitar problemas, pero el pequeño es más rápido que yo, y cuando menos me doy cuenta, ya se ha escapado de mis manos y sale disparando por el corredor y se mete en una de las habitaciones dando un pequeño ladrido como anunciando su triunfo.

Soy yo, o mi perro tiene sierta tendencia a ladrar en los momentos  justos como si en verdad hablara. Creo que ya paso mucho tiempo con él.

Miro por las escaleras para ver si alguien vio la escena que acaba de hacer Bubba, y cuando veo que no hay nadie, corro hacia la habitación donde el cachorro acaba de entrar para buscarlo.

La habitación tiene las paredes entre azul profundo y negro, y toda la decoración indeca que claramente es la habitación de un hombre. Eso, y que puedo divisar posters de una banda que no conozco, y otro sobre un equipo de básquet. Ésta debe ser la habitación de Kieran, porque la de John la conozco, y dudo que Jazmyn tenga una decoración así si hace un rato la escuché hablar con Johana sobre unicornios y como quiere que su cama esté llena de ellos.

Tiene un escritorio donde hay una computadora y algunos libros, una estantería con premios y medallas, y lo que más llama mi atención es que tiene justo en la pared un montón de fotos, como yo, que no llego a distinguir desde donde estoy.

Salgo  de mi embobamiento por un momento, y me apresuro a llamar a Bubba antes de que a alguien se le ocurra entrar y me vea aquí, en una habitación en la que no hay nadie y piense cualquier cosa. El cachorro no emite ningún ruido, y si no fuera porque lo vi entrar aquí, diría que no está. Miro la habitación en busca de él, y no hay muchos lugares que no llegue a ver o quede al decubierto como para decir que no lo encuentro, pero de pronto escucho un leve gruñido, que para estos momentos ya conozco muy  bien, y mi mirada se dirige inmediatamente hacia la cama. O mejor dicho, bajo la cama.

Me agacho y miro bajo la cama: papeles, unos calcetines, un libro, y justo en el otro extremo del lado de la cabecera y en medio, un cachorro está acostado moviendo la cola como esperando a que yo vaya a atraparlo. Genial.

El espacio que hay entre el suelo y la cama es amplio como para  que  mi cuerpo entre, pero me niego a arrastrarme debajo de la cama para buscar al perro. Así que aún de rodillas intento entrar lo máximo posible, estirando mi brazo para tratar de atrapar a Bubba, pero simplemente no puedo, y cuando estoy cerca, éste decide correrse unos centímetros pidiéndome así que lo agarre.

— Vamos, Bubba — le hablo con un tono de voz cansado ya —. No es hora  de jugar, y menos aquí.

Al parecer mi perro no entiende de súplicas, porque me ignora totalmente, y nisiquiera se mueve o hace el intento de salir debajo de la cama aún cuando le muestro la pelota que tan entretenido lo tenía hace un rato. Eso, o en vez de yo jugar con él, él juega conmigo.

THE F*CKBOY  [BOY 1] (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora