THE F*CKBOY [BOY 1] (En edición)

Capítulo 22

El olor a los tacos vuelve a inundar mis fosas nasales mientras hago la fila que hay frente al food truck para poder comprar mi taco. No voy a comprar uno, si no dos, y juro que me los voy a comer a ambos, y en tiempo récord.

Al parecer la cocina de la escuela está inhabilitada por limpieza hoy, por lo que tenemos lunes de tacos. No me quejo, bien por mí.

John está detrás de mí mientras se pone en plan "no te presto atención" con su celular. No lo hace a propósito, por que sé que no lo hace a propósito o yo lo golpearía en estos momentos, pero el ruidito de sus dedos al teclear llegan a volverme un poco loca. ¿Con quién textea? Lo que dijo Carol el día de ayer me viene a la mente, ¿será una chica? Me esfuerzo en mirar disimuladamente sobre mi hombro para ver si puedo leer un nombre, o algo, pero el sol está de espaldas a nosotros, por lo que su reflejo me da en la pantalla y me imposibilita curiosear algo.

Tal vez sea el anónimo, o de verdad es una chica.

¿Habla con una chica y no me lo dijo? Debo dejar de fantasear tanto y darle rienda suelta a mis pensamientos y conclusiones precipitadas, porque soy conciente de que John es un chico sociable, y no soy la única con la que habla. Puede estar tranquilamente hablando con alguno de los chicos, su madre, o Sana; que nos está esperando en la cafetería mientras ya está degustando su taco. No compartímos la clase antes del receso para el almuerzo de hoy, por lo que ella llegó antes que John y yo a comprar su comida, y ni siquiera tuve tiempo de pedirle que compre el mío cuando me avisó que me esperaba junto a las chicas en la cafetería.

La fila avanza rápidamente, y cuando menos me doy cuenta, la persona que estaba frente a mí sale de su lugar con su compra en mano, y me da lugar a mí. María está frente a la ventana donde nos atiende, vistiendo su delantal verde con el logo del food truck, los guantes en sus manos y pañuelo en la cabeza para ser más limpios.

- ¡Buenos días, muchachos! - nos dice a John y a mí, porque mi amigo ya se había puesto a mi lado para que nos atiendan a ambos en vez de esperar su turno. Nos habla en español, y nos lo ha dicho tantas veces, que ya sé lo que significa.

Eso, y por las clases de españos que mi madre me hizo tomar de niña. Ahora puedo presumir que si en algún momento me pierdo en algún país de habla Hispana, me las puedo arreglar.

- Buenos días, María - la saludo de vuelta.

- Buenos días, dulzura - y ese el John, saludando a María como lo hace siempre que la ve, con la esperanza de que su piropo malgastado lo ayude a que la mujer de mediana edad le haga un descuento, o tal vez no pague por su comida.

En sus sueños.

María al escucharlo se retuerse en su lugar, como hace siempre, toma un repasador que estoy segura que usan para limpiarse las manos; y le da en la cara a mi amigo de forma amistosa. Su puntería al rostro de John es también siempre la misma, y creo que hasta lo hace a propósito.