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Después de haber hablado con Jasper, se dirigió a su despacho nuevamente. Ahora tenía que contar le a Charlos.

De cierto modo, sabía que contaba con su ayuda, siempre era así, tanto que de algún modo se volvió su mano derecha para este tipo de asuntos y su consuelo en momentos tormentosos, podría decirse que se había vuelto como algún tipo de hermano menor.

Cuando abrió la puerta del despacho y entró, la silla de su escritorio giro lentamente dejando ver a Charlos, haciendo probablemente una estupidez como siempre o queriendo imitar al mayor y fastidiarlo.

-Pasa, Fallacy. Llegas tarde.- el vampiro-esqueleto bufo. Ya era costumbre esperar bromas por parte del de cabellos rojizos.- jaja, deberías ver tu cara, ahora entiendes lo que sentimos cada vez que nos llamas.

-Charlos, no estoy de humor.- llevo su mano hacia su cabeza, más específico en su cien.- Supongo que Suave ya te habrá comentado de la nueva amenaza.- el que antes era humano asintió.- necesitamos aumentar la defensa de este lugar, si no queremos que acaben con todos.- volteó su vista al otro vampiro, era raro verlo serio al de cabellos "de zanahoria" según el dueño del castillo.- ¿tengo tu apoyo y lealtad?

-Fallacy, Fallacy. Sabes qué cuentas con mi ayuda en cualquier situación, camarada. Solo di me que hacer, y lo haré con mucho gusto.- Fallacy sonrió en sus adentros.

Comenzó a ponerse de acuerdo con el otro vampiro, al final decidieron que Fallacy haría vigilancia por los alrededores del pueblo, mientras Charlos con ayuda de Suave y Charles cuidarían el castillo y los que habitan en él.

También se había comentado que el propietario del castillo estaría al tanto de la fecha de llegada de la nueva amenaza, para estar al tanto por un posible levantamiento del pueblo en contra de ellos.

Pasando casi 3 horas con Charlos, este por fin decidió marcharse a molestar a Fiby o ir a jugar con Jasper, después de todo seguía siendo y actuando como un niño pese a su edad.

Fallacy quedó nuevamente solo, en esa espaciosa habitación. Suave en unas horas atrás le había comentado información extra sobre su "nueva" presa. No podía ser aquel que conoció hace años. Se suponía que estaba muerto. Él lo había matado.

Suspiro, talvez era mejor olvidar el asunto del cazador nuevo, pero, aunque trataba no lo lograba. Sin que él se percatarse, sintió como algo en su estómago le hacía sentir extraño, una sensación que no la tenía desde hace años, no desde la muerte de sus padres. Aumentaba más al recordar aquella noche, aquella maldita noche en donde se dió cuenta que ellos no eran los monstruos, en donde se dió cuenta que la confianza no se daba a cualquier persona, en la noche que vio por última vez a su familia unida y a sus padres vivos.

Se levantó, ya había anochecido, la luna era creciente, noches cómo estás eran del agrado de su madre. Cerró los ojos. Un recuerdo lleno de nostalgia invadió su mente, en donde su madre solía sentarse cerca del fuego de la chimenea, con sus hermanos, mientras ella cantaba con su voz, una voz que le llenaba de paz, tranquilidad. Cómo le hubiese encantado que su madre conociera a su nieto, que le cantará las nanas que a él y a sus hermanos les cantaba y encantará con las historias que ella inventaba, suspiro con frustración, el hubiera no existe y los muertos habitan en el pasado. Cuando los abrió nuevamente se llenó de enojo.

-Juro, vengarme de la muerte de mis padres, acabaré con tu existencia, Macabre. Haré que te arrepientas de traicionar mi confianza y mi linaje.- Prefirió alejarse del gran ventanal. De tan solo observar el pueblo le hacía llenarse de enojo y rencor.

De todas formas, tenía que concentrarse en el cumpleaños de su hijo. Solo faltaban 4 meses para este, pero el tiempo vuela. Y tiempo era lo que le faltaba en este momento.

la bestia y el cazador ||fallacy x macabre(?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora