Capitulo 11

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¡Total eres un desconocido!

Al sentir unas caricias que iban y venían por mi espalda, mi inconsciencia de apoco se va volviendo conciencia y voy entendiendo que el responsable de esa maravillosa sensación, es nada más y nada menos que mi Daniel.

Una sonrisa se asoma por mi rostro casi de inmediato al entender aquello, más sin embargo, esa sonrisa no llega hasta mis orejas, como en muchas otras ocasiones pasadas, en que me vi envuelta de esas cariseas, no... Solo es una pequeña sonrisa, tal vez de satisfacción, pero que no llega a ser verdadera felicidad.

¿Por qué no llega a ser verdadera felicidad?

Trato de entender por qué me siento diferente, ante las caricias del hombre a mis espaldas, trato de comprender, porque esa felicidad que experimentaba hacia tan solo una semana atrás ya no la estoy experimentando, pero solo mi mente trae recuerdos de sus insultos, su indiferencia, para así detenerse en esa conversación tan extraña que sostuve con ese tal Fausto.

¿Por qué se apoda Fox?

¿Quién es Fox?

"Por la curiosidad mataron al gato, mejor quédate quieta Juli."

Tú de nuevo, mejor te ignoro.

"Sera peor si me ignora y no sigues mis consejos, no sigas por ese camino."

Ignórala Jul, ignórala.

Bien, ya ignorada mi subconsciente, continúo pensando en Fox y que para mí es un misterio que necesito resolver cuanto antes, siento que Daniel me oculta algo, y tal vez esa sea la razón de por qué no estoy experimentando...

— Hey mi princesa, ya sé que estas despierta. — Sus caricias se detienen justamente a la mitad de mi espalda y su voz resuena dulce y atractiva cerca de mi oreja izquierda, haciendo que los bellos de mi nuca se erizaran a causa de las cosquillas que provoco su aliento, resignada abro los ojos y giro con cuidado, para así poder verle a los ojos.

Este tenía una gran sonrisa, sus orbes azules brillaban como cuando me conoció esa mañana lluviosa en el instituto, aquello me hizo olvidar por un momento todas aquellas dudas que poseían al despertarme y así poderle regalar una sonrisa igual a la que el poseía.

— Buenos días mi amor — digo aún adormilada, este se acerca a mis labios y deposita un casto pero tierno beso. Esa electricidad que provocaban sus labios no se dio y mis dudas regresaron, ¿Qué me está pasando?

— Buenos días mi princesa, ¿Cómo dormiste?

— Bien, ¿hace cuánto estas despierto?

— No hace mucho, quise levantarme antes, para así recogerte las muletas y prepararte tu café, se lo mucho que adoras tu café mañanero. — Me vuelve a sonreír para así dejar otro beso en mis labios, sin electricidad, sin emoción alguna... ¿Pero qué carajos me está pasando? ¿Me he vuelto loca?

"Probablemente."

Tú cállate.

— Gracias, ahora me quiero levantar y darme una ducha.

— ¿Necesitas ayuda? — Ante la pregunta lo miro mal y de inmediato pienso que es un tanto hipócrita preguntar aquello cuando tengo una semana así y él nada que aparece, más sin embargo respiro hondo y alejo lo negativo de mi cabeza, no me gustaría iniciar la tercera guerra mundial.

— Tranquilo, yo misma hice un pequeño invento para poderme bañar con este parapeto. — Levanto mi pierna para mostrarlo y este niega con su cabeza mientras deja al aire una risilla, pero que a diferencia de Sam no se me contagia.

Amor En La Gran ManzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora