Intento de secuestro
Posterior a ingerir mi café matutino e infaltable, me despido de Sam (quien me sigue suplicando que no lo deje en manos del perfeccionista Gus) y salgo del departamento rumbo al encuentro del perfeccionista Gus, que por la hora ya se debe de encontrar a las afuera del edificio.
Cantando a todo pulmón Escondida de Jorge Blanco, llamo el ascensor y al cabo de minutos me introduzco en este. Al llegar a la planta baja, con apuro salgo del edificio y así me encuentro a un joven muy sonriente recostado de... ¡Dios! que auto, pero ese no era el auto con el que andábamos ayer, o ¿sí?
— Muy buenos días Juli — dice al verme para luego caminar hacia mí y de esta manera estrecharme entre sus brazos en un fuerte abrazo de oso. Posterior a varios segundos me libera.
— Muy buenos días Gustavo, ¿listo para encárgate del cabezota? — le pregunto y este sonríe.
— Juli he convivo por varios años con ese cabezota, estoy plenamente capacitado para aguantar sus idioteces y niñerías. — Y nuestras carcajadas explotan al instante... Eso es cierto, Sam se suele poner muy quisquilloso cuando se trata de querer ayudarlo.
"Mira quien lo dice."
Tu callada, mira que aún sigo molesta contigo.
— Suerte entonces — dicho esto le doy un beso en su mejilla para así empezar a caminar rumbo a la parada, no obstante este me detiene.
— Juli ¿Por qué no te llevas mi auto? Me sentiría más tranquilo. — Ante su propuesta empiezo a negar desenfrenadamente, yo no manejo esa bestia ni aunque mi vida dependiera de ello. Se manejar pero... Nunca maneje una nave tan lujosa que seguro cuesta más que mi depa.
"Y si consideramos que eres un desastre para todo."
No me recuerdes lo que ya se.
— No, no te preocupes Gus, prefiero tomar el bus además no tenías otro auto más... Modesto.
— Tengo un auto para cada día de la semana Juli... Insisto, llévatelo me sentiría seguro si andas con el. — Agita con fuerza las llaves de aquella nave frente a mi cara y la tentación se eleva a niveles imposibles de aguantar.
"Vamos a morir."
¡Hey!... No soy tan desastrosa, cuando manejaba en California jamás tuve un accidente.
"¿Se te ha olvidado el gato Rufus de la pobre vecina Magdalena?"
Ese gato se atravesó, además no lo mate.
"Solo quedo cojo de una pata y con un problema de audición, nada grave."
No ayudas.
"No tomes esas llaves."
— Si insiste. — Y así tomo las llaves de su mano derecha.
"Vamos a morir."
— No quiero rayones, eh.
— No te preocupes, gracias.
Posterior a darle otro beso, voy hacia aquella nave tan lujosa que ni en mis mejores sueños la hubiese conducido.
Abro la puerta y me introduzco en la cabina y de inmediato quedo asombrada por el interior. Asientos de cuero, detalles cromados y una radio muy moderna que estoy segura que me dará problemas para poder poner mi música, pero que a la final lograre mi cometido.
"Juli por favor estas a tiempo de regresar las llaves, hazme caso."
Cállate, esto será genial, no te preocupes tanto.
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Amor En La Gran Manzana
Romance- Hay oraciones o palabras que debemos pensar antes de decirlas, ya que se los podrías estar diciendo a la persona menos indicada. Julieth Franco