Una nueva visita a New York
Transcurrido lo que fueron creo yo un par de horas, por fin llegamos al edificio y luego de que Sam aparcara la motocicleta, ambos nos bajamos y caminamos hacia el interior en silencio, aunque ese silencio no era incomodo, no, era ese tipo de silencio donde uno se puede meter en sus pensamientos y reflexionar, ambos estamos en esa etapa, pero por mi parte, cada vez que a mi mente rebobinaba aquello, el terror me inundaba.
¿Eso habrá sido una broma? ¿De verdad que fue una broma lo que viví? Porque para mí, fue tan real la situación, tan aterrador, que dudo de su palabra, dudo que esto lo haya montado solo para que él me "secuestrara" y así me diera una sorpresa en Central Parck, yo lo dudo.
La mirada da Fausto era pura ira y la intención de matarme brillaba en aquellos ojos cafés, ¿Cómo pudo hacer eso una broma? ¿Cómo se puede fingir una mirada iracunda y llena de maldad? No creo en su palabra, así de sencillo, detrás de esto hay más y necesito averiguar qué es lo que oculta Daniel o bien conocido como Fox.
El repique de mi celular me saca de mi estado mental, y sin ánimos lo saco nuevamente de mi mochila, haciendo un mohín al ver de quien se trata.
— ¿Es que acaso no te vas a rendir? — pronuncio en un susurro enojada de que él siguiera insistiendo, ¿es que acaso no entiende que quiero estar lejos de él? ¿Acaso no entiende que lo que me hizo no tiene...?
Dejo la pregunta sin terminar, puesto que me cuesta creer que se me iba hacer cuesta arriba perdonarlo, o que tal vez nunca llegaría hacerlo, pero... ¿Por qué me siento así?
— Jul, ¿te encuentras bien?
La suave voz de mi compañero junto a un pequeño toque en mi hombro me sacan de mi encierro, notando que ya estaba en el piso correcto y que Sam retrasaba el cerrar de las puertas, avergonzada niego en silencio para así regresar el aparato a mi mochila y luego salir del aparato, para empezar a caminar a paso veloz, pero antes de alejarme lo suficiente me recuerdo que no estoy vía a mi departamento y que no sé dónde vive Sam, por lo que me detengo en medio de aquel pasillo.
— Tú no me engañas, ¿Que te sucede princesa? — Me toma por la cintura una vez que me alcanzo y me da la vuelta, quedando muy pero muy cerca, yo trago saliva y vuelvo a negar con la cabeza.
— No es nada Sam, solo estoy cansada. — Este me mira acusatoriamente para luego retirar un mechón rebelde de mi cara, dejándolo detrás de mí oreja. Su roce me deja estática y con un millón de sensaciones.
¿Sam que me estas haciendo?
— No me la creo Jul, por fa... Dime. — Y sin más dejo escapar un suspiro pesado para así abrasarme a él, sintiendo que lo único que me puede mantener en pie, es su cuerpo.
— La verdad, ni yo misma sé qué demonios es lo que me pasa... Quiero creer en su palabra pero... — Me detengo y un suspiro escapa de mis labios —. Pero siento que no puedo, que... Que su palabra no es de confiar y me duele, me duele desconfiar de la persona que tiene mi corazón en sus manos, me duele ver como este me lo rompe y yo siempre termino permitiéndoselo. — Vuelvo a romper en llanto y este me estruja aún más en sus brazos, lo que me reconforta, pero no me tranquiliza.
— Jul si te está rompiendo en pedazo ¿Por qué no lo dejas? — Se detiene y me separa un poco para así conectar su mirada con la mía —. Mira, no pretendo decirte que hacer, pero no es justo que una hermosa chica este sufriendo por un completo imbécil que no sabe cómo valorarte, Jul no es justo, esto no es amor, es destrucción.
Aquella ultima frace me deja pasma y sin saber que decir, sin saber cómo responderle, por lo que parpadeo un par de veces y dejo escapar otro suspiro, es entonces cuando su frace de hace un mes vuelve hacer eco en mi cabeza...
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Amor En La Gran Manzana
Romance- Hay oraciones o palabras que debemos pensar antes de decirlas, ya que se los podrías estar diciendo a la persona menos indicada. Julieth Franco