Capitulo 5

14 2 0
                                    

Preocupación materna, Mentiras Viles.

— Mujer joven, traumatismo craneal, consiente y estable. — Era increíble que solo podía escuchar mas no hablar, ver u otra cosa a pesar de que estaba "consiente", destellos y sobras era lo que podía percibir, a parte de un terrible dolor de cabeza, pero aquello dura poco y pronto me vuelvo a sumir en la oscuridad.

...

Un pitido molesto y un dolor terrible de cabeza, hace que de apoco la inconsciencia abandone mi cuerpo. Me remuevo fastidiada pero un pinchazo en mi brazo hace que detenga mis movimientos.

Teniendo curiosidad del porqué del pinchazo, abro los ojos, que de inmediato vuelvo a cerrar por la molesta luz ¿Estaré muerta?

"Si lo estuvieras, yo no estaría aquí."

Cierto, aunque este no es el momento para que aparezcas.

Sin más, vuelvo abrir los ojos, pero esta vez de apoco, para que mi vista se valla a acostumbrando a la luz.

Cuando por fin mi vista y la luz ya no son un problema, me percato de dos pares de ojos, junto aaa... Mmm, supongo de la cama donde me encuentro, que me miran con suma preocupación.

¡Ooo!... Mi princesa, que alegría que estés bien, yo lo siento tanto no fue mi intención... Lo juro... Perdóname. —Daniel lloraba como cual niño pequeño, mientras me sostenía la mano derecha y la besaba como un maniático obsesivo.

— Jul que susto nos pegaste, pensé que te habíamos perdido. — La voz que pertenece a ese otro par de ojos llena de preocupación inunda la habitación, provocando que desvié la mira del que lloraba sobre mi mano, al joven cuya camiseta blanca que marcaba de una manera sobrenatural sus musculosos brazos, estaba tinta en sangre, aquello me asusto. ¿Qué habrá sucedido para que yo terminase en el hospital (porque es obvio que estoy en el hospital) y Sam con una camisa tinta en sangre?

Lo vuelvo a escanear de pies a cabeza buscando una señal que me explique el porqué de esta situación y es entonces que veo que en su pómulo derecho una sombra morada azul y verde, se iba asomaba conforme pasa el tiempo, así como también noto su labio cortado y un corte en su mejilla izquierda. Lo vuelvo a ver atónita y es entonces que los recuerdos empiezan a llegar, pelea, gritos y al final mi cabeza que impacta contra la mesada de la cocina, todo esto originado por los celos estúpidos e innecesarios del idiota que me está besando la mano. Mil veces idiota.

— Daniel. — Este de inmediato detiene sus besos y centra sus luceros en mí —. Daniel... Por favor... quiero que...

Pero es tanto lo que me cuesta hablar, que hago una pequeña pausa. ¿Por qué tengo la boca tan reseca?

— ¿Qué te traiga agua? ¿Qué te busque al médico?, dime mi amor.

— Que te... Vallas — al terminar de decir aquello su sonrisa se esfuma, esa oscuridad se vuelve a apoderar de sus ojos y el miedo me vuelve a invadir.

— ¿Por qué me pides que me valla? Soy tu novio, no me...

— Serás mi novio, pero eres el causante de que este en el hospital, por favor retírate. — No sé de donde saque ni las fuerza, ni la voz necesaria para pronunciar aquello con tanta seguridad, pero lo hice y a este no le gustaron mis palabras.

— Como quieras — dicho esto suelta mi mano, se levanta y sale de allí, hecho una autentica bola de fuego. Mil veces idiota.

Posterior aquello el silencio se apodera de la habitación, Sam me mira detenidamente, como tratando de analizar algo que en estos momentos no cuadrara, sin embargo, al volverme a centrar en él, la preocupación me embriaga.

Amor En La Gran ManzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora