Secuestro
"Una semana después."
"...— ¿Hola? — Le hablo al inmenso vacío que me rodea una vez más, tratando de hallar vida dentro de esta pesadilla, pero la soledad es abrumadora y ya el terror me empieza a embriagar.
Sigo caminando posterior a segundos con mis brazos enrollados en mi cuerpo con la intención de brindarme seguridad en esta situación, sin embargo, la sensación de que estoy en peligro y que tarde o temprano me pasara algo, no me permite sentirme cómoda y la urgencia de salir de esta espesa negrura incrementa por cada paso que doy.
En algún punto de aquella caminata, mi cuerpo se detiene de una manera abrupta, sintiendo luego de dicha interrupción como mis pies son amarrados a algo. Ante la situación, el terror y la angustian se terminan de desatar en mi cuerpo, la desesperación por liberarme y huir de allí me empieza a carcomer, por lo que al final termine gritando a todo pulmón, queriendo que mi ángel salvador llegara y me liberara de esta situación.
No obstante, Sam no aparece pero las luces por fin son encendidas, notado de esta manera que me encuentro en un galpón abandonado y que no solo mis pies están amarrados sino que mis manos también se encuentran atadas a una silla vieja.
Dicha información solo aumentan mi desespero, por lo que me empiezo a mover como pez fuera del agua, queriendo conseguir mi libertad.
— Ni te esfuerzas mi querida Julieth. — Cuando la voz de Fox se esparce en esa habitación, detengo todo intento de escape y así elevo la mirada para notar que una pistola yace en mi cien lista para ser disparada. Las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas y el temor de que moriré en manos de un enajenado mental se une con el remolino de emociones que estoy experimentando ¿Por qué está ocurriendo esto? —. ¡Has! Lamento tanto haber pasado dos años de mi vida a tu lado, es que mírate, ¡Eres patética!... Mmm, ya que, es hora de deshacerme de ti. — Y sin más, ese sonido inconfundible resuena en mis oído y el dolor me empieza a invadir..."
— No... ¡NO! — Grito a todo pulmón, aterrada de que mi vida se escapara en ese último aliento, aterrada que lo que acabo de sentir y percibir sea mi realidad actual y en estos momentos me este desangrado en medio de un galpón abandonado, pero cuando unos brazos me rodean, mi estado de pánico empieza a disminuir.
— ¡Hey! ¡Hey!... Tranquila mi amor, tranquila.
Al entender luego de segundos que lo que viví solo fue la misma pesadilla que he tenido desde hace tres días y que ahora me encuentro entre los brazos protectores de Sam, entierro mi cara en su pecho y arranco a llorar como en las otras oportunidades.
Cuando pensé que la pesadilla había acabado, ahora aparecen estos sueños en donde estoy amarrada y mi muerte es inminente, ¿Qué más me ha de pasar?
— ¿Otra vez la misma pesadilla? — me pregunta mientras comienza a darle pequeñas cariseas a mi espalda descubierta.
— Si — pronuncio ahoga en lágrimas, aún asustada por aquello.
— Tranquila mi princesa, Fox ya no te hará daño...Yo estoy aquí para protegerte — dicho esto Sam nos acomoda nuevamente en la cama, quedando así sobre su pecho mientras este continua con sus cariseas.
...
Cuando veo los primeros rayos de sol colarse por debajo de la puerta de la habitación, decido poner fin a esta tortura. Con cuidado me muevo entre los brazos de un muy dormido Samthiago, para luego salir de la cama y así poner rumbo al baño.
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Amor En La Gran Manzana
Romance- Hay oraciones o palabras que debemos pensar antes de decirlas, ya que se los podrías estar diciendo a la persona menos indicada. Julieth Franco