Capítulo 4

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La clase estaba aburrida, para variar

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La clase estaba aburrida, para variar.

En mi cuaderno dibujaba una y que otra cosa...¿cómo? ¿si no prestaba atención a la profesora? Pues...pues...eso no importa.

Díganme ¿alguna vez han visto Snoopy? ¿Cómo que no? Bien, si alguna vez ven...¡Ah! Tú si has visto ¡muy bien! Ya somos dos. En fin, allí los adultos no tienen voz, cada vez que uno de ellos habla, en vez de palabras se escucha un《bla bla》.

Bien, en estos momentos, es así como uno escucha a la señorita Vázquez.

—Bla bla bla bla...¿bla bla? ¡Bla! ¡Bla bla bla!

Ay que divertido es decir muchos bla bla juntos.

—Señor Williams—dijo de repente la maestra, todos volteamos a ver a Ryan, que bostezaba y estiraba sus manos como lo haces tú para ir a dormir.—¿Quiere preguntar algo?

—No...sólo trataba de no dormirme—dijo. Y la clase murmuró sus risas, si bien, es cierto que es lo único que uno quiere hacer en clases con la profesora Vázquez.

—No se ilusione maestra—interrumpí—Ryan no sería capaz de decir algo inteligente jamás.

—Señorita Catté, me temo que...—respondió ella, pero alguien la interrumpió.

—¿Y si digo que eres bonita, Catté?—dijo Ryan en un tono más tierno de lo que había imaginado, y se empezaron a oír los pícaros silbidos—¿Acaso eso no sería algo muy inteligente?

—¡Basta!—dijo la profesora poniéndose los lentes—Deje de coquetear con su novia en horario de clase...

—¡No es mi novio!—golpeé la mesa con un puño.

—Ya quisiera ella—sonrió Williams.

—Ni en un millón de años, tú no eres nada más que un...—quise responder.

—...un chico muy apuesto—continuó Ryan cruzándose de brazos.

—¡Silencio!—rugió la maestra.

—Tal vez...—murmuré—...si cambiaras apuesto por...

—...¿Hermoso?—esta vez, Ryan se puso de pie, y yo también. —...lindo, simpático...

Y a cada palabra, avanzaba un paso cada vez a mí, con una sonrisa afable. Parecía que todo esto le resultara gracioso.

—¡Cachucha!—solté, aunque en mi vocabulario eso no era un insulto (si no los honguitos que aparecen en Mario Bross o el signo de numeral #) en ese momento me sonó como uno. Además, no tenía idea de lo que eso significaba.

—Gracias—hizo una reverencia cuando ya estuvo frente a mí.

—No era un cumplido—dije,
No si te gusta que te diga honguito o numeral.

Mientras Te Cepillas Los DientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora