Capítulo 12

7 1 0
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Suspiré con pesar. Ryan Williams miraba directo en mi dirección. Sentí un revuelco en el estómago al notar sus ojos mieles sobre mí.

Me dispuse a dar la vuelta, cuando una mano fría me hizo dar un respingo.

-Abuela mía!

-No Catté, sólo soy Laura-la joven fruncía el ceño. -Ayúdame a acomodar a los pasajeros en sus asientos respectivos.

-Pero...yo...no... -Balbuceé, Laura me miró incrédula.

-Sólo camina por el pasillo y si tienen una duda de dónde está el número de su asiento, los guías hasta donde debe ser. Y de paso vigila que todos los equipajes de mano estén en su lugar ¿Qué tan difícil puede ser?-Tras decir eso, Laura tomó un abrigo y se lo colocó en el hombro, para luego marcharse dejándome con una incógnita gigante en la cabeza.

Tragué saliva.

¿Qué tan difícil puede ser?
Si eres Catté Wilson, puede ser hasta casi imposible.

Me erguí lo más que me alcanzó la espalda.

Hice lo que había visto que hacían las demás azafatas en los anteriores vuelos a los que iba. Pero, como la palabra trabajo bien hecho no rima conmigo, no había faltado alguna maleta que, al intentar encajarla en la parte de arriba, se había caído en la cabeza de algún pasajero o alguno que sin querer le puse una zancadilla u otras veces en las que había abierto los equipajes rompiendo uno que otro perfume o adorno.

No será difícil, decían.

Cuando todo parecía estar bien, me dispuse a volver al sitio donde había visto que las azafatas se sentaban durante el vuelo.

Pero...cuando menos me lo esperé, sentí que alguien rebuscaba algo en el bolsillo de mi chaqueta.

Y yo que creía que los ladrones eran un mito.

-¡Alto ahí!-me volteé más histérica que cualquier otra cosa, llamando la atención de los pasajeros.

Un bebé estada en la fila de asientos que daban al pasillo, hizo una mueca y empezó a llorar, su madre le agarró la mano.

-Max ¿qué te dije? Las cosas ajenas no se tocan-dándole una palmada, la señora me miró esta vez.-Lo lamento señorita, pero Max tiene la costumbre de tocar todo lo que le parece interesante.

-Y créame que Catté es una de las chicas más interesantes que hay en el mundo-aquella voz era la típica de Ryan. Rodé los ojos y decidí ignorarlo. La señora, en cambio, rió discretamente.

-No se preocupe señora-traté de sonreír lo más que pude.-Los niños son niños después de todo.

Quise continuar mi camino, pero el bebé volvió a jalarme de la chaqueta, y al mirarlo, éste sonreía como en una película, mientras metía un papel a la boca.

Mientras Te Cepillas Los DientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora