—No lo entiendo.
Observé la cafetería mientras daba un mordisco al sándwich entre mis manos.
—¿De qué hablas?—Mark se sentaba a mi lado, tomaba su café con galletas de siempre.
—Ayer Ryan me envió un mensaje, siendo que yo nunca le había dado mi número...Y tú no se lo has dado ¿o sí?
—No...—Mark negó repetidamente con la cabeza mientras daba un sorbo a su café.—¿Y se lo preguntaste?
—Sí, y me dijo que lo supuso. ¿Quién supone un número de teléfono?—Elevé las manos al cielo y las volví a colocar sobre la mesa en un leve golpe.
Mark se quedó pensativo, hice rulos con mi cabello esperando a que me dijese algo inteligente. Estaba intrigada, la verdad no es que me importara mucho el hecho que Ryan tenga mi número, sino que era curiosa y pues, quería llegar al fondo de esto. Tú sabes, nadie supone un número o tu nombre así por así.
—Seguramente decía la verdad...—El semblante de Mark cambió a uno serio, soltó un cansado suspiro.—Aunque...Sólo hay una forma de averiguarlo.
—¿Cuál? ¿Preguntarle hasta que diga la verdad?...No sé si funcione, no soy muy buena en los interrogatorios.—Sorbí del popote mi refresco y observé a Mark.—En cada uno termino yo siendo la interrogada.
—No me refería a interrogarlo...Espera ¿Cómo es eso que siempre terminan interrogándote a ti?
—No lo sé, Mark, a mí también me gustaría saber...—Sorbí de nuevo, negando con la cabeza.
—Como sea, a lo que me refiero es que hay una manera para averiguar lo que quieres saber...Pero es una misión muy peligrosa...
—¿Peligro eh? ¿Qué clase de peligro?—Fruncí los ojos. Nunca fui alguien que me guste meterme en líos, tampoco Mark, así que sólo rogaba para que no sea algo descabellado, como esas situaciones que pueden llevarte a la dirección o a barrer las canchas o a la peor de todas...la secretaría.
¿Que porqué la secretaría es la peor de todas? Ah Jonny, verás, la última vez que estuve allí, encendí el ventilador lo más que pude (pues hacía un calor horrible...Eh, no me mires así. Tal vez para ti sea normal sentir veintitrés grados...pero de donde yo vengo, te derrite hasta los pensamientos, literalmente; pues para que sepas, hay unos helados que se llaman Pensamientos en mi país, son deliciosos...Ahora que lo pienso, el heladero me debe un helado gratis ¿sabes? Le gané una apuesta y...Ya, ya, no me distraigo) y esparció todos los documentos habidos y por haber. La secretaria no se mostró muy feliz con eso. Sí...me dijo que eso había estado mal y bla bla bla. Le ayudé a recoger todo y esperé a que termine de escribir mi documento de inscripción (sí Jonny, fue el día de me inscripción, gran comienzo ¿Verdad?...No es que crea que fue un buen comienzo, estoy siendo sarcástica ¿Sabes qué es el sarcastiquismo, digo, el sarcasmo Eso Es Confidencial? ¿Cómo que tú también estabas siendo sarcástico? Bien, bien...dejemos las sarcasticaciones y continuemos, ah perdón, los sarcasticamientos.) Una vez estuvo sentada frente a su escritorio, comenzó a preguntar todos mis datos personales y eso; fue al finalizar, cuando mi documento estaba siendo impreso que aproveché para abrir la ventana...Pero fue peor. Una ráfaga de viento hizo revolotear los papeles por todo el lugar. Hubiera sido maravilloso verlo sino fuera porque cada uno de esos papeles tenían información importante. Como es de esperarse, la secretaria se alteró y me pidió (o exigió, mejor dicho) que cerrara la ventana y le ayudara a ordenar todo. Por supuesto le ayudé, pero fue una tortura ver que algunos papeles habían logrado volar hasta la avenida. Creo que nunca había visto un rostro más pálido que el de la secretaria cuando observó cómo todo su papeleo era arrastrado por el viento en las calles. Recuerdo que bajamos hasta la avenida y logramos alcanzar todos los documentos (pero hicimos lo imposible, nos subimos a los árboles e incluso a los tejados de las casas porque algunos llegaron hasta por allá. Nos hubieras visto cómo saltamos para alcanzar los que revoloteaban sobre nuestra cabeza. Fue terrible cuando la secretaria me ayudó a subirme a la copa de un árbol para sujetar mi propio documento de inscripción que se había atorado allí, pero cuando lo alcancé y se lo di...¡Me dejó allí en el árbol y se fue! Tuve que bajar por mis medio...y al decir eso, me refiero a que pise la rama equivocada y terminé cayendo al suelo. ¿Qué dices? No...la señora me vio llena de flores y ramas en el cabello pero no hizo ningún gesto de ayudarme, sólo dijo: ¿Qué haces ahí durmiendo? Ven y ayúdame a subir a ese tejado, está muy alto...No me digas que tú quieres subir, tú sólo terminas durmiendo en el suelo una vez que bajas.)...ella no me dijo gracias, bueno tal vez sí, pero fue uno muy serio y tosco (ahora que lo pienso, tal vez fue un estornudo y no una palabra de agradecimiento) me entregó una fotocopia de mi documento y guardó el original en una carpeta gigante, que creo podría haber tenido registrado a cada alumno que se inscribió en esa escuela.
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Mientras Te Cepillas Los Dientes
Random¿Conocen a alguien que tiene el mundo bajo sus pies? Yo sí. Su nombre es Debby Wilson. O Catté Wilson, como le llamo yo. Es una de las chicas más hermosas que conozco, y tiene, como les decía, el mundo a sus pies. Al menos mi mundo. Sólo hay un pro...