Capítulo 31

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-No de nuevo

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-No de nuevo.

Cuando escuchas esa frase, seguramente imaginarás una escena escandalosa de una pareja, ella le reclama a él de que nuevamente él olvidó su aniversario; o tal vez sea una frase que una persona cansada de que le pasen cosas malas diga cuando su currículum sea arrebatado por el viento justo antes de una entrevista de trabajo. En mi caso, esta frase la dijo mi maestra al verme en el umbral de la puerta a las ocho y media de la mañana.

-Le prometo que no fue mi intención llegar tan tarde.-Dije juntando las manos a modo de disculpa.

-¿Segura? La última vez que dijiste eso, te excusaste diciendo que un gato maullaba porque supuestamente estaba perdido, y que cuando intentaste acariciarlo empezó a "guiarte" al lugar que creíste que era su casa. Pero en realidad sólo era un gato que vivía en la misma casa donde lo encontraste maullando.

-Bueno señorita, eso es cierto. Y no era un gato sino una gata. También ¿Quién sabe si de verdad estaba perdido y yo podría ser la que lo ayudase a volver con su dueño? Pues...

-No creeré en tus exusas otra vez, Catté, me temo que tendrás que presentarte ante el director.

-Señorita Paulina, si me dejara explicarle, estoy segura que entendería...

-Si fuera la primera vez que estás atrasada, lo consideraría ¡Pero no cuando llegas una hora después todas mis clases!

-Si quiere le ennumero las razones...-Empecé, tragando aire para ennumerar mi lista, pero me callé; por dos motivos. Número uno: la profesora parecía estar de muy mal humor y muy dispuesta a darme una nota de indisciplina. Y esa nota significaba veinte puntos menos en mi calificación final. Número dos: dando mis razones seguramente me pasaría la mitad de la clase.-Sólo déjeme pasar, por favor...Aunque no le prometo que será la última vez...

-Con este retraso ¿En serio pretendes que te deje pasar a mi clase?

-Ehmm...¿Sí?

La maestra parecía que iba a explotar, puso las manos en su cintura, y antes que se desatara un volcán (uno que con su lava me arrastraría directo a la oficina del señor Connor), una voz se escuchó dentro del salón.

-Maestra, estoy seguro que Debby no mentiría, sería bueno que escuche lo que tiene que decir, es muy probable que tenga una razón válida para su retraso.

La profesora se cruza de brazos, parecía meditar en lo que aquel estudiante le había dicho. Por otro lado, mi corazón latía acelarado, quien me había defendido era Robbin Calderón.

En ese momento comenzaron a llover distintos pensamientos en mi cabeza: ¿Pasaré una clase con Robbin? ¿Y si en realidad no es Robbin y me confundí? Ay, era que alguien me haya dicho que él estaría aquí, así me hubiera arreglado más el cabello. Justo tengo que verme como un completo desastre cuando él está aquí...Era que no haya llegado tan tarde, así pude haberme preparado psicológicamente cuando él entrara a clases, o tal vez ensayar mi voz para que cuando participe no me equivoque y que de repente se me salga lo guapo que es...¿En serio pensé que él era guapo? ¿Qué te está pasando, Catté? Concéntrate, deberías pensar en que la maestra está en frente tuyo y tu sentencia a la dirección. Seguramente estás poniendo esos ojos enamorados, todo el mundo se dará cuenta que te gusta Robbin...Aunque, no creo que a la maestra le importen este tipo de cosas...Pensándolo bien, fue ella la que muchas veces me molestaba a mí y a Ryan con que éramos novios. Eso quiere decir que sí le gustan este tipo de chismes, así que es oficial, molestación con Robbin por parte de la maestra todos los lunes...Aunque, de seguro la mestra está pensando en pizza y yo aquí toda preocupada ¿No es cierto, maestra? Ah, cómo vas a a hablarle, se supone que estás pensando todo ésto...Esperen, esto es divertido, eso quiere decir que puedo pensar cualquier cosa y nadie se enterará de lo que le pregunte a la maestra. Puedo preguntarle: ¿Quisiera regalarme ese collar de Spider-Man que tiene?

Mientras Te Cepillas Los DientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora