_____ conocía a Jeno desde su infancia. Llegó muy joven a Corea del Sur a vivir con sus padres por sus trabajos y nunca olvidaba cuando entró a un salón de clases de tercer año de primaria y tomó asiento junto a un pequeño de hermosa sonrisa.
¿Su nombre? Lee Je-No. El chico más tierno de la escuela, que siempre estaba en boca de todos por ser muy conocido en el país desde tan pequeña edad.
Comenzó siendo normal, con un Jeno apenado de hablarle a la niña extranjera del salón, y con una niña extranjera intimidada por el chico lindo del colegio.
Pasaban los meses y los dos crecían, igual que sus sentimientos. Muchas veces hablaban por teléfono.
Nunca paraban de hablar. Y como en ese entonces Jeno ya estaba siendo entrenado por su agencia, aunque fuera un adolescente, le dejaba un tiempo para estar en contacto con ella.
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Su amistad ya empezaba a transformarse y se convertía en algo más grande.
En uno de los cumpleaños de Jeno, ella le obsequió un peluche, que nunca soltaba o dejaba tocar de nadie mas.
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Su boca se iba curvando cada vez mas hacia arriba.
Definitivamente habían cambiado muchas cosas, pero ambos seguían siendo los mismos.
Los mismos amigos, los mismos compañeros y las mismas personas.
¡Claro! Inevitablemente había algo que sí había cambiado... su conexión.
Jeno se hacía más guapo y _____, mucho más hermosa, por lo que era imposible que él no cayera por ella y ella por él.
Ahora era un chico mucho más grande, pero su sonrisa era la misma de siempre.
Afortunada es, pues el chico que antes saludaba con mejillas sonrojadas, ahora pertenecía a ella
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