Capítulo #13 // Incesto

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Mukuro

¡¿Por qué no me dijiste que era fuerte el mocoso ese?! – me queje.

_Celeste llego ayer con un chico tanto grave por una marca, era controlado, pero esta mañana destruyo las celdas, tanto las de él como la de los otros prisioneros, lo teníamos encerrado porque cuando lo estábamos tratando se salió de control, pero el condenado era muy fuerte y destruyo casi todo el sótano/calabozo, mato presos y guardias el desgraciado ese, le pegue cuatro gritos a Celeste y después fui a ver a los magos de la sede para que repararan el desastre, luego fui a ver a Haruya.

Maestro – llame dentro de su laboratorio.

Haruya- [AMOR, ¿Acaso eso existe?, es lo que diariamente nos preguntamos los que estamos FOREVER ALONE, ¿Cuál es nuestro desespero?, la respuesta es que sentimos que nadie nos aprecia, sentimos que no encajamos, parecemos desconocidos a donde sea que vallamos]. Eso fue lo que dijo el chico antes de salirse de control ayer mientras lo examinaba – escuche su voz, la seguí y estaba tirado en el piso.

Sí, yo estaba allí – extendió un brazo y me recosté en el piso junto a él, posando mi cabeza en el brazo extendido.

Haruya- Hermanita, ¿Tendrá el Hombre del Magnesio que ver en todo esto? – me miro.

Ya no se ni que pensar - lo abrace y este correspondió.

Flashback

_Recuerdo detalladamente mi infancia, nunca podré olvidar lo vivido, mi vida fue terrible, mi único apoyo era mi vecino de en frente, Haruya Matoy, su madre era un amor, pero mi padre era un desquiciado, a mis 11 años abuso de mí y lo hizo constantemente, yo había perdido a mi madre cuando nací, o eso es lo que decía ese hombre, Haruya me invito a su casa por tres días hasta que llegara mi “Padre” de un viaje de negocios, para no estar sola en aquella casa, en la primera noche eran como las 2 de la madrugada y no podía dormir, creí que Haruya me permitiría dormir con él, me envolví  en una sábana y salí de mi habitación, me percaté de que la luz de su habitación estaba encendida y la puerta semiabierta, mire de reojo y su madre lo estaba manoseando por todo su pequeño cuerpecito desnudo, abrí la puerta de volada para que lo dejara y me abofeteo.

Cristin- Eres igual a ese hombre físicamente, ni pienses que te salvaras mañana – se retiró.

Haruya- Mukuro, no te fueras entrometido, así no te hubiera abofeteado, si no fuera débil nada de esto hubiera pasado – se cundió en llanto.

Haruya no llores, me vas hacer llorar a mí – lo abrace – si te sirve de consuelo, mi padre me hace lo mismo desde hace unos meses.

Haruya- ¿Y te duele? – me miro con ternura.

Si, y mucho, a veces me hace sangrar que ni siquiera puedo caminar bien – baje la mirada.

Haruya- Bueno – se levantó y se colocó un bóxer – mejor dormimos – extendió su mano.

Si – afirme tomando su mano con los ojos llorosos.

_Nos acostamos en su cama y empezamos hacernos preguntas, gracias a eso descubrimos que nos gustábamos mutuamente, nos besamos un par de veces y a pesar de haber sido violados por nuestros padres nunca nos quitaron la magia de un primer beso, seguidamente nos quedamos dormidos; a la mañana siguiente soy la primera en despertar y voy a la cocina, en la mesa había una nota de la señora Cristin diciendo que llegaría tarde y nos haría sufrir por interrumpir su velada, después de reaccionar no le quise dar vueltas al asunto y tire la nota, hice el desayuno y entre bostezos llego Haruya.

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