XLVI

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—Salgo de trabajar a medianoche, pero al ser fin de semana me demoro un poco más y termino saliendo 1 o a veces 2. Ese es el problema.

Le expliqué a Jimin. Mamá había quedado fascinada con el detalle que este le había dado. Mamá parecía adolescente enamorada cuando le dijo un gracias. Al menos pude notar un sonrojo en ella ya que siempre suele estar pálida. El doctor había ingresado a decir el reciente diagnóstico de mamá, pero Jimin me había sacado de ahí. Al inicio me pregunté porqué lo hacía, pero no había de que preocuparse, el doctor estaba con una sonrisa. ¿Eso significa que todo iba mejor, no?

Jimin terminó llevándome a la cafetería donde había visto a Seokjin hacia un par de semanas. ¿Quién iba a saber que aquel chico sería mi novio a tan solo unos días de aquello? ¡Ni yo podía creerlo!

—Entonces ¿Por qué no le pides permiso a tu jefe? Podías recuperar esas horas en otro día. Con que salgas a las 11 ya no es mucho la pérdida.

¿Hyungshik estaría de acuerdo? Sé que Jin comprendería.  Había estado trabajando, estudiando sin parar más encontrándome con él. Necesitaba al menos una noche de relajación, aunque claro, ni tomaba, pero sí bailaba sin parar.

—Trataré entonces. De todos modos, me irás a recoger ¿No?

Le pedí. Normalmente Taehyung solía llevarme a esas fiestas por ser mi vecino, pero no le haría venir hasta mi trabajo, puesto que se presentaría todos los días por un café. Hablando de ganancias estaba bien, pero hablando de mi estado emocional ese se iría al caño.

—Pero Taehyung vive por acá...

Y he ahí venía. Tenía razón, Jimin. Yo viví cerca, Él vivía cerca. Era lo más lógico. —Pero es que...

Me quedé muda. Nadie sabía que Taehyung me había gustado desde los 11 años, cuando su abuela dejó  de venir a casa y  yo tuve que ir a la  suya  por el cariño que le poseía. Por suerte le pude olvidar a los 16, cuando conocí a Hyein más a fondo y me hizo enfocar en otras cosas. Taehyung no lo sabía -o eso esperaba -. Me seguía llevando muy bien con él, pero sabía que aún había sentimientos en el fondo, muy en fondo. 

Jimin alzó una ceja. —Está bien, yo vendré por ti. Cualquier cosa me avisas si vengo a las 11. Traeré el auto de papá.

Sonreí.

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