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A primera hora de la mañana un frío infausto gracias a las bajas temperaturas del clima acechaba las corrientes de aire en el ambiente. Durante la madrugada era más notable el proceso de enfriamiento, la inactividad humana reducía el calor y permitía que los objetos, por ende, se enfriaran más rápido.

Pero a pesar de tener que soportar ese tormentoso frío desde que tenía memoria a JiHoon siempre le tocaba caminar de puntillas, teniendo o no teniendo cholas.

Es válido preguntarse por qué casi siempre se levantaba con el cabello similar a una pelusa, cara y párpados hinchados, humor de perros y entrecejo fruncido, la respuesta variaba en dos verdades: O estuvo siendo absorbido por su teléfono y no pegó ojo en toda la noche o, se quedó despierto cómo un búho mientras pensaba. Toda la noche.

Quién pudiese dar opinión desde el exterior diría que a causa del pudor y los nervios que le había dejado el encuentro con SeungCheol, JiHoon había estado arropado en su cama con la mano en el pecho y sumergido en una poza de pensamientos. Pero la realidad era otra.

Desde las 10:30 de la noche hasta las 4 de la mañana. Seis horas enteras con el celular y sabiendo que debía levantarse temprano por la mañana. Aprovechó de oír algunos pajaritos volando de rama en rama antes de cerrar sus ojos, dormir únicamente 2 horas y volverse a despertar a las 6 con el maravilloso tono de su alarma, Nótese el sarcasmo.

Balbuceo el típico "Cinco minutos más..." pero como siempre más de" cinco minutos" pasaron y se convirtieron en 10.

Tuvo que arrastrarse hasta el baño. Lamentablemente no le daba tiempo para arreglarse bien así que solo se peino bien y aplicó perfume. Está demás decir que el sueño que cargaba JiHoon era bello, no le permitía ni contraer un solo músculo de la cara, no sonrió ni siquiera cuando se topó con SeungCheol a mitad del pasillo. Sólo era el, maldiciendo internamente a todo lo que tuviera vida y a lo que no también.

De ahí provenía el apodo Woozifer, y pobre del que se atreve a despertar a JiHoon por las mañanas.

Ah, esa era otra. ¿Recuerdan lo que la señora SooHee había dicho al día anterior? Porque a un holgazán niñero se le había olvidado.

Si. El desayuno.

Salieron presurosos hasta la sala donde ya habían guardado sus desayunos, estaban en orden. La señora Choi con un poco de flojera, SeungCheol serio, JiHoon con su casa de culo mañanera y SeungMing, que a pesar de ser el menor fue el primero en estar listo. Era increíble, ese terrible chiquillo era más rápido que dos adolescentes y una adulta contemporánea.

Bah, pero a eso JiHoon no le causaba mucha importancia, el sólo quería dormir un poco sin que nadie le molestase.

SeungMing parecía entenderlo perfectamente, pues, parecían hermanos gemelos parados uno al lado de otro sin expresión en el rostro. Era tétrico por igual.

La señora Choi tan amable y empalagosa como siempre se ofreció a darles la cola en auto hasta la universidad. Cómo estaba tomando su descanso temporal y tenía la facilidad de hacer el trabajo desde casa no vio problema alguno.

Lo único que les gastó unos minutos demás fue el trayecto desde la casa hasta la escuela donde estudiaba SeungMing. La señora SooHee iba somnolienta con las manos al volante y hay que saber que un contrarreloj + sueño eran dos pésimas contraposiciones.

Los chicos bajaron del auto y despidiéndose de la señora Choi tomaron respiraciones profundas antes de emprender una rápida caminata. No querían tener riñas con los profesores, aunque a esa hora ya era inevitable.

SeungCheol esperaba que JiHoon dijera algo pero a decir verdad con la actitud al despertar del muchacho y la cara de zombie que traía ganas de hablarle no le quedaban. Tampoco esperaba que el rubio anduviera de mil amores un martes por la mañana.

𝐘𝐎𝐋𝐎 𝐘𝐎𝐇 • 𝐉𝐈𝐂𝐇𝐄𝐎𝐋 지철Donde viven las historias. Descúbrelo ahora