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El timbre ya había sonado dos veces por lo que se levantó a abrir la puerta. El olor a galletas y café inundaba toda la casa mientras que el tenía que dejar sus cómodos cascos para recibir a esa cosa pelirroja tan tierna y peligrosa a la vez.

Ya sabía una nueva debilidad de Lee, por el estómago lo conquistan y más si es con galletas de mantequilla.

Si, el también estaba molesto al principio, no sabía cómo es que habían chicas y chicos en la Universidad que morían por él sin conocerlo bien, sabía qué el chico era delicado a su manera y que se daba a respetar, pero en ese momento el apodo "gatito" cobraba sentido a la hora de analizar el comportamiento de éste a punto de pelear. -"No lo conocen"- pensó.

Pero él, extrañamente, quería hacerlo. Quería saber más de él.

Aún no sacaba de su mente las ganas que tenia de volver a besarlo.

ㅡPermiso.

Dijo Jihoon en cuánto se percató de quién era el sujeto que le había dado la bienvenida nuevamente a la casa. Le pasó bruscamente por el lado decidiendo ignorarlo de la peor manera posible. Pero no pudo hacerlo bien, SeungCheol tomó su brazo deteniéndolo a medio camino.

Ambos quedaron viéndose fijamente, Jihoon esperaba a que el pelinegro dijera algo, no borraba ni ocultaba su enojo pero él tenerlo así de cerca hacía que se perdiera cada vez más en su largas pestañas, sus labios siempre tan rosados y sus ojos. Él pelinegro sólo lo soltó, dejándolo solo en la sala, no pudo decirle nada.

¿Y Jihoon?

Se quedó cómo un completo bobo parado en medio.

ㅡYa se poque tienes que cuidame.

La presencia de SeungMing le hizo estremecerse, volteando rápidamente. El niño era tan sigiloso cómo rápido y no podía creer que fuera la segunda vez que lo asustaba de esa forma.

ㅡ¿Qué? ¿Desde hace cuándo estás ahí?

ㅡEles mi ninero.

Jihoon no tenía ánimos de sonreír, pero asintió con la cabeza de modo que no vio necesario decir un "si" o cualquier respuesta que sonara sarcástica o cortante, después de todo el pequeño no tenía la culpa de que él y SeungCheol se llevaran tan mal.

ㅡ¿Cuato tiempo te quedalas?

Jihoon pareció pensarse la respuesta, pero sabía que aunque la casa fuera muy grande podía escucharse todo. Y el sabía por supuesto, que su rival estaba en cualquier lugar.

Claro, no lo dejaría oír lo que el quería oír.

ㅡMucho tiempo, niño, mucho tiempo.

Lo suficiente cómo para hacer que tú hermanito me vea con otros ojos antes de que acabe odiándolo más.

Mientras tanto la señora Choi, con un brillo labial en su boca se acercaba con una tazita de café y un plato con las amadas galletas de mantequilla.

La señora Choi debía trabajar, pero se había atrasado hablando con Jihoon, quién en años había mantenido una conversación tan interesante con un adulto. Ésta le contó el cómo había obtenido su puesto de trabajo y entendía también las razones para su falta de sueño, ser la jefa de uno de los puestos más importantes de la empresa dónde trabajaba no era un puesto qué podía obtener cualquiera, al parecer esa simple mujer, algo empalagosa y apurada que sale de su casa a duras penas había estudiado bastante y por ende, era muy inteligente.

Se le hizo más tarde de lo planeado por lo que despidiéndose a pasos torpes salió por la puerta.

De nuevo eran ellos tres.

𝐘𝐎𝐋𝐎 𝐘𝐎𝐇 • 𝐉𝐈𝐂𝐇𝐄𝐎𝐋 지철Donde viven las historias. Descúbrelo ahora