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JiHoon lloraba incontrolablemente.

Se sintió tremenda mierda, la más mierda de todas.

Le dolía todo. No podía pensar claramente en nada.

Estaba deshecho.

Quería beber, golpear algo, matar a alguien, lastimarse.

¿Por qué?

¿Por qué debía ser de ese modo?

Huyó corriendo de ese lugar, le supo a estiércol si los vecinos se asomaban a murmurar descaradamente sobre la escena y el bullicio dentro de su casa porque el sólo quería desvanecerse, desaparecer de ahí ya mismo.

Los hombres no lloran según ella, pero él tenía el corazón destrozado, tanto como para no poder componerlo.

¿Era lo que mejor sabía hacer?

¿Huir?

¿Viviría haciendo eso toda la vida?

Le daba mil vueltas a todo, hasta se sentía mareado de repente, había sangre en sus labios y esta vez no era una mordida de SeungCheol, no, era un golpe; el puño certero y conciso que le había propinado su propia madre.

Entonces sus lágrimas fluian con facilidad en sus mejillas, sabiéndose la ruta ya de memoria porque pensaba en la nauseabunda basura que era.

¿SeungCheol iba a pagar las consecuencias por eso? ¿Cómo mentiría para que nadie se diese cuenta de el gran robo que estaba decidido a realizar?

Porque sí, lo tenía en mente, y ahora más que nunca estaba demasiado seguro de que iba a hacerlo.

Porque su nivel de egoísmo era tan insuficiente que teniendo trabajo, pago mensual y a una humilde mujer que pagaba su Universidad, quería más.

Más, más, más.

¿Por qué necesitaba tanto?

¿Por qué el dinero y el alcohol no eran suficiente para llenar el vacío que llevaba JiHoon por dentro?

Adentro, en su corazón.

ㅡHey, chico ¿Te sientes bien?

Daría tanta lástima así que hasta un señor en la calle se detuvo a preguntarle sobre su bienestar. Si nuestro rubio no estuviera tan adolorido y deshecho, probablemente hubiera fingido, como ya estaba acostumbrado, pero solo por ese día dejaría las máscaras, no iba a publicarlo pero bastante rencor llevaba en la punta de su lengua como para llegar a ser amable.

ㅡVáyase a la mierda.

Sin importarle ni un poco la impresión del señor el solo siguió su curso hecho trizas, se sentía como una vieja marioneta rota que mientras cojeaba, sostenía entre sus flacos brazos de palo sus partes colgantes, esas que sabía, no tenían reparación, pero que tanto empeño tenía en remendarlas.

Una marioneta que no podía más.

De pronto en su cuerpecito de madera las grietas iban alargando camino, creando acentuados dolores sin anestesia a través de todo su cuerpo, las abolladuras en su cabeza, la pequeña fila de líquido rojo cayendo desde la perfecta curva ahora hinchada de su rostro. Ese líquido que fácilmente se ligaba con el agua.

¿Ese sería su destino de ahora en adelante...?

¿Acabar estando la marioneta completamente rota por toda la eternidad hasta que se cierre el telón?

¿Ser el malo de la obra?

Pero ¿por qué JiHoon debe ser el malo...?

Porque quiere verla envidiándolo, repugnándolo.

𝐘𝐎𝐋𝐎 𝐘𝐎𝐇 • 𝐉𝐈𝐂𝐇𝐄𝐎𝐋 지철Donde viven las historias. Descúbrelo ahora