Una vez, a sus 15, su madre lo castigó por haberse escapado en la segunda hora de clases, siendo pillado en cámaras. Estuvo una semana entera encerrado en su habitación sin tele, aunque a veces la veía a escondidas porque como todo joven, aprovechaba los momentos de distracción para escabullirse. Ciertamente, los castigos no servían de mucho ya que para la mente de un jóven (sobretodo uno como Jihoon) es imposible no encontrar una alternativa al encierro, sin embargo, recordaba los intentos de rectitud por parte de su madre con claridad.
Lo cierto era que, jamás había sido tan diferente.
No podía comparar estar preso con estar encerrado en su casa, al menos no del todo. Habían pequeñas diferencias, pero estar entre paredes y rejas junto con una cantidad de hombres que eran juzgados por algún delito equivalentes o mayores que los suyos, no tenía comparación. Ni siquiera le estaba dando tiempo de sentir miedo, aunque en el fondo realmente estuviera temeroso. Por reflejo sus ojos estaban incapacitados de mirar a un solo sitio, inspeccionaba todo a su alrededor aún si estaba vuelta en la misma celda a dónde le habían lanzado.
Caer en las garras sedantes de la disociación era inevitable y muchas veces parecía estar convaleciente, lejos de sus cinco sentidos. Algunos jóvenes se burlaban con sonrisas maliciosas de su aspecto y de cada cosa que hacía, creando una sensación un poco angustiante en el pecho de Jihoon. Sostener su plato de escasa comida, sostener los utensilios, subirse a su cama, caminar, intentar hablar; todo acto le parecía juzgado por sus ojos filosos que con el más mínimo contacto denotaban "peligro". Tiempo atrás, Jihoon llegó a sentirse como la Reina en su tablero repleto de piezas perdedoras, tumbando a los peones que él quisiera simplemente porque el pasado era una mierda, vivir era un milagro y el mañana no importaba. Entre las cuatro paredes del pequeño cubículo sucio y frío donde se encontraba él junto a su compañero de celda, Jihoon recordaba incluso las cosas que decía, su yo de hace años, a su yo de unos meses, y solamente podía desear hundirse y volverse uno con la tierra. De pronto todo sobre él comenzó a darle vergüenza.
La manera en la que llegó a pensar que solamente por existir y creer que tenía la razón merecía cada uno de sus deseos, que en realidad, nunca comprendía el valor que el dinero realmente tenía, que ser criado bajo una convivencia tosca y dañina había atrofiado a niveles colosales su percepción del amor, de las amistades y del "vivir" en sí. Que en realidad sus huesos no quisieron continuar mucho antes de que él supiera ya que en lo más recóndito de sí mismo, habitaba una fuerte personalidad que no quería rendirse y que buscaría sobrevivir de todas las maneras posibles, aún si sus métodos eran totalmente inadecuados y perjudiciales para él y lo que sería el desarrollo de su adolescencia y su adultez.
De vez en cuando se veía a sí mismo en un estado de negación. Ataques pequeños encabezados por pensamientos intrusivos que le hacían gritar internamente "¡Yo no tengo la culpa! ¡Yo no he sido! ¡Estoy en lo cierto, tengo razón, siempre la tengo, todos están equivocados!" Le desgastaban hasta el punto en dónde terminaba flexionando sus piernas hasta caer de rabo al piso.
En esos momentos donde estaba pisando su propio charco, le era inevitable recordar la sonrisa de cierto pelinegro.
Jihoon había perdido la libertad, el orgullo, a su madre, a sus amigos y a la persona que amaba en un instante, y aquello le estaba carcomiendo. Encerrado consigo mismo, su cuerpo y su mente no estaban en la misma sintonía, desconectados por completo. Mientras uno recibía la comida poco apetecible que le entregaban los oficiales, el otro sólo comenzaba a reproducir recuerdos... Y recuerdos entre recuerdos; besos y risas, danzas, abrazos efusivos, algunos toques. Su cabello, la forma en la que olía. Su conclusión parecía ser siempre la misma.
Lo había arruinado todo.
Otra vez, lo había echado todo a perder.
Pensó que tomar las acciones por su cuenta sería lo mejor para sí mismo, quizás le daría un poco de satisfacción personal, pero realmente, se había enamorado de ese chico.
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𝐘𝐎𝐋𝐎 𝐘𝐎𝐇 • 𝐉𝐈𝐂𝐇𝐄𝐎𝐋 지철
Fiksi PenggemarEn donde Jihoon, un chico engreído que vive de las apariencias es niñero de Choi SeungMing, hermano menor de su amor platónico. ✿ No copias ni adaptaciones por favor. ✿ Intento de Lemon y de Fluff. ✿ Mención de otras shipps. ✿ Violencia familiar. Co...