Especial Engaños (2º parte)

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Patrick
El no querer volver a Patrick era fácil, excepto porque nuestros padres se llevaban bastante bien, y a veces querían hacer cenas "familiares".
Una de esas cenas era hoy.
—¡____ baja, van a venir los Hockstetter!
Me dan igual ojalá se mueran...— Voyyyy.
—Y ponte guapa.
—Sí...
Me puse "guapa" y bajé, estuve esperando hasta que llamaron a la puerta.
—Es un placer volveros a tener aquí.
—Es un placer venir. —Nuestras madres eran las que mejor se llevaban.
—¿Y ha venido Patrick? Ya sabes, para hacerle compañía a mi hija. —Joder...
—Por supuesto. —Entró Patrick, y saludó a mis padres.
—____, saluda.
Fui a saludar a los Hockstetter, y cuando quise darle un beso en la mejilla a Patrick el idiota se movió y casi se lo doy en los labios.
—Idiota... —Susurré.
La cena pasó bien, y el resto sin importancia.
—Bueno, ____, los señores Hockstetter y nosotros vamos a salir a dar un paseo, vosotros quedaros en la casa.
¿¿PERO POR QUÉ??— Eh... Sí, claro. —Mi madre sonrió y se fueron.
Cerré la puerta y suspiré pesadamente.
—Tú, —Señalé a Patrick.— no me hables, no me mires, no hagas nada que tenga que ver conmigo. —No le dejé contestar ya que me fui a mi cuarto.
Me puse el pijama y me dispuse a dormir. Después de diez minutos intentándolo, alguien se tumbó a mi lado.
—¿QUÉ TE CREES QUE HACES? —Rápidamente me separé, pero él no me dejó.
—Déjamelo explicar, ____. No entiendes lo que pasó.
—¿CÓMO QUE NO LO ENTIENDO? —Me giré enfadada y triste a la vez.— TE ESTABAS ACOSTANDO CON GRETA, SÍ O SÍ NO HAY NADA QUE ENTENDER.
—Pero no sabes por qué me estaba acostando por ella.
—No me digas que... Estabas tan necesitando y como yo tenía mi periodo recurriste a la mierda.
—¿Qué? No, hombre claro que no. No haría eso por tu periodo.
—Entonces, ¿qué? ¿Qué fue lo que hizo que quisieras engañarme?
—Nada, no quería engañarte. Déjame explicarlo ¿vale? —Suspiré y asentí.— En dos días era nuestro aniversario de un año, como supones. —Asentí.— Quería regalarte ese collar del que tanto hablas y el que tanto miras con pena cada vez que lo ves en el escaparate. Y... No me llegaba el dinero. Te juro que intenté todas las formas posibles de ganar eses dinero sin recurrir a prostitución, pero es que nadie me daba trabajo.
—Patrick, eso es tan bonito... —Sonrió.— Pero no te creo. —Lo miré enfadada y me giré.
—Que si, te lo juro. Linda, sé bien lo que te gusta y que te gusta conseguir las cosas que te gustan. Sé que querías ese collar, pero que yo no te lo podía regalar por falta de dinero. Y de verdad, lo de Gretta fue el mayor error de mi vida. Pero sí que me dio el dinero para el collar.
—Patrick... No sé si creerte, no quiero creerte. Pero... —Me giré y le miré directamente a los ojos.— No sé cómo lo haces, siempre creeré en ti. Te quiero demasiado.
Soltó el agarre y rápidamente me abrazó de verdad, al tiempo que me besaba por toda la cara.
—Gracias, muchas gracias de verdad, eres genial no sabes cuanto te quiero.
—Está bien, esta bien. Pero Patrick, no hace falta que me regales joyas tan caras, no quiero que hagas estas cosas porque sufrimos los dos. Me conformo con cualquier cosa, hasta con nada. Con tenerte a mi lado me sobra.
—¿De verdad? —Asentí.
—Siento haber sido un completo idiota. De verdad, no lo volveré a hacer.
—Vale, vale. Te creo. —Le revolví el pelo. —Te quiero. —Le besé.
—Yo te amo.

Henry
Habían pasado 2 semanas desde... "eso" y hoy la prima de Henry se iba, y un amigo mío de la infancia venía en tren.
—¡Adiós, mi Henry! —Noa se lanzó a besarle antes de subir al tren.
Yo solo rodé los ojos y fui a la vía correspondiente.
Me senté en un banco, y segundos después vino él, pero solo lo ignoré.
—¿A quién esperas? —No contesté.— Sigues enfadada, entiendo...
Unos minutos después llegó el tren y me levanté animada.
Me puse en frente de la puerta, y esperé a que bajara Ivan.
—¡Ivi! —Bajó y le abracé.— ¿Qué tal?
—Muy bien, ¿y tú?
—Voy tirando. —Asintió.— ¿Te quedas en mi casa?
—Si me dejas.
—Hombre cómo no.
—¿Y él?
—¿Quién? —Señaló detrás de mí y ahí estaba Henry.—Ah, no importa. Vamos.
—Va-
—Soy Henry Bowers. —Le interrumpió.— Pero me puedes llamar tú peor pesadilla.
—Déjale Henry, vamos Ivan. —Cogí de la mano a Ivan para sacarle de allí.
—Eh... ¿Vale? Vamos. —Agarró mi mano y entrelazó nuestros dedos haciendo que sonriera.
(...)
—Creo que me iré a dormir, tengo un sueño de la leche y no aguanto, así que hasta mañana.
—Buenas noches. —Me dio un beso en la mejilla y se fue a su cuarto.
Llamaron a la puerta y con toda la pereza del mundo fui a abrir.
—Hey.
—¿Qué coño quieres?
—Hablar. —Suspiré y le dejé pasar.
Me senté en el sofá y me crucé de brazos.
—Adelante, habla.
—¿Quién coño es Ivan? ¿Por qué cojones le cogiste la mano?
—1. un amigo de la infancia. 2. por qué me dio la gana, además, ¿qué te importa? Tienes a la pu*a de tu prima.
—Eso... No es lo mismo.
—Ah, es verdad. Yo no me he tirado a Ivan y tú si. —Rodó los ojos.
—Venga, a ver. Fue todo culpa tuya.
—¿Culpa mía cacho imbécil?
—Sí, tú estabas celosa, eso me enfadó y me incitó.
—Mira no te meto una hostia porque esa Ivan ahí.
—Y volvemos con el imbécil ese.
—Eres más imbécil tú.
—¡Ya lo sé! ¿Cómo quieres que te lo compense? —Se puso de rodillas.— Dímelo, haré lo que sea.
—Lo primero, manda a paseo a tu prima.
—La dije que no volviera.
—Y segundo... No le hagas nada a Ivan. Le gusto, y si le haces algo te juro que te tiro para la vía del tren. Así que te quedas quieto y te aguantas. Si consigues estar 3 semanas sin hacerle nada puede que me replantee perdonarte.
—Espera. ¿le invitaste para ponerme celoso?
—¿Algún problema?
—Sonrió.— No, no. Ninguno. En fin, me voy.
(...)
Aguantó bien la primera semana, Ivan se pensaba que era su rival amoroso, y para mí era como una batalla de gallos.
La segunda se empezó a estresar y aguantó aunque había momentos que no aguantaba y acababa pegando la pared.
Y la tercera estuvo muy relajado, de echo no le vi casi ningún día. Que... hay que admitirlo, echaba de menos su rivalidad con Ivan.
—____.
—Dime.
—Mañana me voy, y necesitaba preguntarte una cosa antes.
—Eh... Si, claro. —Mierda. Ahora sí que me hacía falta Henry.
—¿Quieres salir conmigo?
—Yo...
—No. No quiere salir contigo. —¡Henry!
—¿Quién lo dice? ¿Tú? Ja, como si ella te quisiese algo.
—Te voy a partir esa cara de empanado que tienes.
—¿Ah, si? Atrévete.
—CHICOS. —Ambos me miraron.— Dejad de pelear, Ivan, vete a casa. —Asintió.—Tú. —Miré a Henry.— Tenemos que hablar.
—¿Qué pasa?
—¿Qué entiendes por NO PEGAR?
—¡Te pidió salir!
—Le podía haber dicho yo que no, idiota.
—Ah... Osea que le ibas a decir que no...
—Cállate.
—Aún me quieres.
—¿Quién dijo eso?
—Tú misma. —Fruncí el ceño.
—Que te den. —Me giré y me fui.
—¡Sé que me quieres! —Sonreí levemente y seguí.
(...)
—Adiós Ivi, siento toda esta mierda.
—No te preocupes, yo te quiero igual. —Sonreí.— En fin, adiós.
—Adiós, cuídate. —Asintió y se fue.
Fueron cerrarse las puertas e irse cuando me giraron y me besaron de repente.
—No aguantaba más...
—Idiota.
—Tú idiota. Venga, sé que me quieres. —Fruncí el ceño pero me reí.
—Para qué mentir, es cierto. —Volví a besarle.
—¿Entonces me perdonas?
—Sí. Pero, en serio, no vuelvas a hacerme eso por favor.
—Te lo juro. Enserio, tú eres mía y yo soy tuyo.
—Trato hecho.
Por mucho daño que me hiciera, no podía decirle que no.

Víctor
Llamaron a la puerta, con pereza me levanté y fui a abrir.
—¿Si...? —No había nadie, miré al suelo y me encontré una rosa y una carta. La cogí con delicadeza y la abrí.

Mi querida ____,
sé que la he cagado, te echo de menos y bueno... Voy a intentar recuperarte. Haré lo que sea con tal de que por lo menos volvamos a hablarnos.
Te quiero,
Víctor Criss

No entendía nada, Víctor, ¿escribiendo una carta?
Era demasiado raro, pero... un poco bonito.
En fin, tiré la carta, pero la rosa no tenía la culpa así que la puse en agua.
(...)
Cada día volvían cartas así, y cada día tiraba una. Pero había algunas que me gustaban tanto que las guardaba.
Y ya había un ramo entero de rosas, eran bastantes bonitas, eso era verdad.
Henry no sabía nada, por suerte, porque si no me mataría.
Hoy como siempre llegaba otra carta, esta vez sin rosa.

____,
Si de algo a servido lo que he hecho hasta ahora, por favor ven a la cantera a las 5.
Víctor Criss

¿Había servido de algo lo que había hecho? No lo sabía exactamente, sí, ¿no?
En fin, llegaron las 5 y decidí ir. Era la primera vez que le veía desde... Bueno, eso. Y admito que estaba algo nerviosa.
Llegué y estaba sentado en una roca, cuando me vio se levantó de inmediato.
—____, me alegro de que hayas venido.
—Sí... ¿Qué querías?
—Pues... A ver, si has venido es que lo que he hecho a servido de algo, y... Por favor, dame otra oportunidad, no te pido que volvamos a salir, solo que seamos amigos.
—Víctor... Esto... No sé, si Henry nos pilla nos mata y además aún estoy dolida...
—____, ni si quiera me acosté con ella, solo fueron un par de besos y mordidas.
—Pero dime por qué.
—Porque soy un imbecil, ya lo sabes. Pero este imbecil te quiere, y no quiere perderte. Dame una sóla oportunidad, te juro que no te volveré a decepcionar.
—Yo... —Vi su cara de por favor y sonreí tiernamente.— La última. —Sonrió y se lanzó a abrazarme, que al principio dudé pero al final le correspondí.
—Muchas gracias, no te arrepentirás. —Sonreí.
El resto del día nos estuvimos bañando, estuvimos como cuando nos conocimos, por fin felices.
(...)
—¿Tú de qué quieres el helado?
—Mmm... Nata.
—Vale, vete cogiendo una mesa, ahora voy. —Asentí.
Un mes después, seguíamos saliendo a escondías. Hoy íbamos a dar una vuelta por el pueblo.
—¿____? —Me giré y vi a.... Mierda... Henry...— ¿Qué haces aquí?
—Pues estar sentada, ¿no me ves?
—Sí, pero...
—____, los...
—¿Henry/Víctor?
—¿Qué haces con mi hermana?¿No te lo dejé claro ya una vez?
—Henry. —Interrumpí.— Victor está aquí porque quedé con él.
—¿Por qué quedaste con él?
—Porque quise.
—Sabes el daño que te hizo, no lo entiendo.
Tras dos horas, se lo explicamos a Henry y le hicimos entrar en razón.
Víctor me demostró que había cambiado, y de verdad yo ahora sí que soy feliz.

One Shoots *Bowers Gang (y Tú)*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora