De assistant à épouse d'un millionnaire

Ok, j'accepte

Días más tarde, del incidente donde el rubio arrogante este, me dijo que me atraparia, estábamos trabajando como siempre, normal y cautamente, y otra vez quedamos para almorzar, esta vez en un merendero casual americano llamado Sixties, una hamburguesería con temática de los 60, en la cual, apenas entre, me sentí como Sandy Olson de Grease , más que llevaba un atuendo más o menos así.



Cuando llegamos a Sixties, en el fondo resonaba Hungry Eyes de Eric Carmen, la cual de inmediato me envolvió en una ola de seducción, a la par que Gabriel me miraba fijamente, con sus ojos grises hambrientos.

- ¿Que vas a tomar Nathalie?

- Quiero una hamburguesa Tornado Bay, con tocino y picante, y una malteada grande de chocolate.

- Excelente, quiero lo mismo joven.- le dijo al joven mesero.

- Y entonces, ¿Ya has pensado algo? No es por presionarte ni nada es solo que...

- Bien, acepto.

- En serio, ¿No estás jugando conmigo Nathalie?

- Hablo en serio, pero si tengo un par de condiciones.- dije a la par que me quitaba el pañolon de la cabeza.

- ¿Cuáles condiciones?.- dijo con un suave retintin y revoleando los ojos.

- No se exactamente como sea tu plan, pero no me iría luego luego a tu casa.

- No tengo ningún problema en que no te vayas de inmediato a mí mansión, pero sé sabedora, que cuando te decidas a vivir allá, haré que tu llegada sea lo más hermosa y acogedora posible. Lo que si, no tendremos sexo tan inmediatamente, sería pasado algún tiempo. Ahorita estamos a principios de agosto, pero considerando que te mudes por ahí de diciembre por decirlo así, el encuentro sería hasta abril,  ¿Habría algún problema?

- No supongo que no.

Claro que lo hay, ya soy virgen por cicatrización...

- ¿Segura?

- Sí, muy segura.

- Bien, otra cosa, dinero que necesites pídemelo, no quisiera que mi chica pasara dificultades.

- Ahorita todo está bien, Gabriel.

- Lo se. Pero bueno, me tomé la libertad de pasarte unos cuantos euros a tu cuenta, además de tu nómina claro.

- Gracias.- Dije sonriendo.

Al mismo tiempo llegaron las cosas que habíamos ordenado, todo estaba exquisito, además el ambiente tenía música genial, aunque ya pasada de moda.

En ese momento sonaba "My best friend's girl"  de The Cars. Una canción que al parecer le encantaba a Gabriel.

- Sabes Nathalie, esa canción la ocupo para arreglar mi auto, y me recuerda muchas cosas hermosas, mi esposa, mi juventud, tantos recuerdos... A ti, ¿Alguna canción te recuerda algo?

- Sí, Carnavalito, me recuerda a mi viaje a Perú, estuve un tiempo ahí con la finalidad de ensayar mi español, debo decir que es de los lugares más preciosos en que he estado.

- Nunca he ido.

- Deberías, Rubiales.

- ¿Porqué me llamas así?

- Pues porque, eso eres, un rubiales, tu pelo es rubio, casi blanco, bello.

- Tu eres una linda azabache. Y esos zafiros que tienes por ojos, me recuerdan a los de la gata Duchess de Aristogatos. En muchas cosas eres como ella

- Salvo que no soy una gata ni tengo hijos jajajaja.

Además no puedo tenerlos...

- Pero esos ojos azules, diablos qué ojos, se parecen al mar de Fiji. Cuando era adolescente fui ahí. Nunca he visto una chica así como tú.

- Pero tu esposa era la más hermosa de Francia.

- Claro, pero nunca vi una azabache tan seductora. Tú belleza parece céltica. Tu piel blanca contrasta precioso con tus cabellos negros y esos ojos zafiro, te pareces a las antiguas hechiceras celtas. Como una gitana que podría atraparme en su tarot erótico.

- Gabriel no diga esas cosas...

- Que bella eres al sonrojarte. Eres una belleza mujer, y tu inteligencia es abrumadora. Cuando te vi, como he dicho a otros colegas, vi que contigo, o puedo tener una excelente colega o la más eminente adversaria. Que mejor que lo hagamos juntos. Tienes una estrella enorme, y un aura que aún no descifro, pero esa aura tiene toques de misticismo e inteligencia. Me atrevería a decir que es azul, como tus ojos.

Acaso es brujo, mi aura si es azul, una bella señorita cabalista en el instituto me lo había dicho, que tenía un aura azul, que me envolvía como un plumaje real, imponente, acaso ¿Gabriel sabía?

- Vaya Gabriel, si que sabes hablar bello...

- Y otras cosas que verás a su tiempo, también las realizo hermosas...

Oh Dios