D'abord tu m'emmènes et ensuite tu me quittes?

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Después de regresar de Italia, Agreste se distanció considerablemente de mí. Era como si, ya obteniendo lo que quería de mi, ya no le sirviera.

Maldito seas Agreste...

Obviamente no tardé en resentir esa falta. Dos días me hice la desentendida, pero al tercero ya no me aguanté. Me encontraba en el café del edificio de Gabriel's  cuando Kylie se acercó a mí con semblante preocupado.

- ¿Nath, pasa algo?

- No, ¿Porqué?

- Te noto muy apagada, incluso me atrevo a decir, que triste.

- No, no te preocupes, todo está bien por aquí.- dije con la mirada extraviada y jugueteando con la cucharilla de mi café.

- ¿Pasó algo en Italia?

- ¿Qué te hace pensar que tiene que ver con lo de Italia?

- Desde que regresaste estás así. No se necesita ser sabelotodo para darse cuenta. De tener actitud de Camila Cabello pasaste a tener semblante de funeraria. ¿Dónde quedó la francesa incazable? Aquella que según, no caía en trucos baratos.

- Aquí estoy. Solo que he tenido mucho trabajo.- dije haciéndome el pelo hacia atrás con manos nerviosas.

- Miente todo lo que quieras Sancoeur, pero a mí nadie me saca que algo pasó.

- Bien, tú ganas. No pasó nada del otro mundo, solo me preocupa que Agreste no esté molestandome ni rondando como siempre.

- ¿Es eso? Nena, estás fechas lo ponen particularmente así. Por estos días, hace un par de años, murió su esposa en un accidente aéreo. Solo es eso.

De modo que era la única estúpida que no sabía..

Sonreí distraídamente y seguí jugando con la cucharilla. Terminé mi café y regresé a la oficina, ahí encontré a Gabriel telefonear con una florería, para enviar unas flores a una dirección.

Entré haciéndome la sorda. Quien rompió el hilo fue el.

- Nathalie, quiero que me acompañes dentro de un rato a una diligencia que tengo que hacer.

- Sí, con gusto Sr Agreste.

- Esa formalidad... Después de los besos que nos hemos dado ya no estamos como para respetillos.

- El que me toma y después me deja eres tú. Desde Italia,hoy ha sido el único día que me has dirigido la palabra.

- Perdoname Nathalie, estas fechas me ponen, algo así.

Yo ya sabía porqué pero, de todos modos, le pregunté.  Quería saberlo por su propia boca, que me lo dijera mi mejor amiga realmente no era la idea.

- ¿Porqué? ¿Qué tienen de malo los 17 de diciembre?

- Ese día falleció mi esposa Emillie. Ella después de una discusión, tomo un avión hacia acá, sin embargo de vuelta, sufrió una falla y ella murió. Sí yo hubiera sido más atento quizás las cosas serían distintas.
No es culpa tuya.

Quizás habría sido distinto, pero quizás jamás te habría conocido...

Lo miré sitiando mis ojos azules frente a sus grises. Ahora quedaban claras muchas cosas.

- Ya han pasado dos años, y, si bien, aún me duele lo sucedido,creo yo, ya es tiempo de darme la oportunidad con alguien más. Por eso te elegí a ti. Si sale bien, quizás resulte bien y terminemos juntos, pero si no,de todas formas agradeceré el tiempo que pueda compartir contigo.

Tal revelación me sorprendía, viniendo de Gabriel, esas cosas si eran dignas de sorpresa. Él es un hombre muy discreto con sus cosas, lo que en algún modo me hacía sentir un poco mejor en cuanto a su distancia. Aunque si llegue a sentir que el me tomaba y luego me aventaba como si tal cosa. Y realmente no era así.

Me iba a retirar con la intención de ir a casa, cuando me detuvo cogiéndome el brazo y en el acto, se abrazó a mí cintura.

- Realmente me reconfortas como no tienes una idea. Eres la persona más confiable que he conocido en este tiempo.

Le correspondi el abrazo, y aprovechando que el no se daba cuenta, le besé el pelo repetidas veces.

La cuestión es que esto, no hizo más que inquietar mi corazón más de lo que ya lo estaba. Con esto no solo había encendido las alertas de mi corazón, sino que ahora mi pulso se agitaba notoriamente cuando él estaba conmigo.

Me estaba enamorando irrevocablemente. Y me temo que algún día, el amor que siento por él, se desborde pero sin ser correspondido. Sin lugar a dudas eso me dejaría deshecha, y es lo último que quiero.

Que me enamore para después acabar con el corazón arrastrado y herido. Mi más grande miedo pero a la vez, un riesgo a tomar. Era tiempo de empezar a aventurarme.

Un paso a la vez..

De assistant à épouse d'un millionnaireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora