Capítulo 10

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—Capítulo 10—

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—Capítulo 10—

"La noche tiene mil ojos, y el día solo uno; sin embargo, la luz del brillante mundo muere con el sol moribundo".

(Francis William Bourdillon)

Tomo el vestido que me dejó Scott. Tiene unos tirantes rojos y finos con gemas doradas que brillan al reflejar la luz de la habitación.

Mientras prendo la ducha y espero a que el agua se caliente, busco en el celular alguna playlist en Spotify para que me ayude a relajar. Entonces el mensaje de Logan me llega sin aviso: un texto adjuntando el contacto de Kelsi Brooks.

"Sé que no le preguntarás sobre tu hermana, sino de nosotros. Entiende que fue solo una aventura al principio, pero ahora es mucho más que eso.

No olvides que amaba a Loraine"

El vapor del agua me avisa que está como quiero, así que dejo que la música de Atlas Geniu invada el ambiente. No tardo en enjabonarme y, cuando salgo de la ducha caliente, me envuelto en la toalla.

Demonios. Exorcistas. Muerte. Posesiones...

Si Xander no iba a matarme esa tarde, si no lo hizo cuando me tuvo frente a él, ¿a qué ha ido? No me dijo muchas cosas, no respondió mis preguntas y tampoco me dio información. Creo que se prepara para algo gordo, que está tanteando el terreno porque sabe que su hermano trabaja conmigo, porque quiere asegurarse de que crea en sus absurdas palabras. Intenta ponerme del lado equivocado.

Dejo que las tiras del vestido se deslicen por mis hombros, acomodo un poco la tela oscura por debajo de la transparente y me miro al espejo. Sonrío porque no me queda tan mal como esperaba o al menos, a mí me gusta cómo va. Me saco la toalla del cabello y busco el peine para acomodarlo.

Para terminar, busco en el armario unos tacones negros. Los únicos que tengo desde que Audrey me los regaló para mi cumpleaños diecinueve el año pasado. Trato de maquillarme un poco, me delineo y me pongo rubor en las pálidas mejillas que me caracterizan.

Observo el reloj de mesa. Son las nueve de la noche, el estómago me ruge con fuerza y me pregunto cuánto tardará Scott en llegar. La habilidad que tiene de materializarse de un segundo a otro me sorprende, aunque agradezco que sea él el que me asuste y no su hermano.

Miro a aquellos ojos grises que me devuelve el reflejo y suspiro tratando de relajarme. Él sabe que su hermano vino a verme, pero ¿cómo?

La puerta se abre y mamá entra.

—Blas, voy a....—Sus ojos me miran con sorpresa, con una ceja levantada y sorprendida—¿Qué...?

Pero las palabras nunca salen de su boca porque la figura negra delante de ella la toca en la frente y mamá cae al suelo.

✔ Tenebris/ Los hijos del Diablo  1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora