Las lágrimas eran reales, así como el dolor que estaba sintiendo en su interior, el cual, oprimía su pecho de una manera tan asfixiante que no podía respirar del todo bien. Su pecho subía y bajaba con algo de dificultad a causa de la incorrecta respiración que estaba produciendo, y es que, ¿Cómo coño iba a respirar bien si sentía que su mundo se había venido abajo?
Se encontraba allí, junto al ataúd de madera pulida de color marrón que mantenía su tapa superior abierta, dejando observar a través del vidrio, el cuerpo muerto dentro de la urna.
A su alrededor se encontraban sus compañeros de trabajo, los cuales, también eran muy amigos de Taylor. También se hallaba allí la familia de la rubia, los cuales, se habían presentado ante él con una expresión de nostalgia y dolor en sus rostros, pero no duraron ni un segundo en abrazar al rizado con fuerza cada uno.
La madre de Taylor se encontraba a su lado, sosteniendo su brazo para no dejarse caer, porque se sentía débil a causa del desgarrador llanto que estaba produciendo, y Harry, siendo tan generoso, le ofreció su larga y fuerte extremidad para que pudiera apoyarse en ella; la madre de la rubia no dudó en hacerlo agradeciéndole en voz baja.
El padre de su difunta novia se encontraba sentado en una silla al lado del ataúd, al lado de él, el hermano de Taylor, quién miraba la urna con lágrimas inundando sus azules ojos.
Harry intentaba no llorar, porque debía ser fuerte tanto por la familia de su novia, como por ella misma, porque sabía que Taylor no hubiera querido verlo llorar, y eso, sólo causaba que las ganas de soltar el llanto se incrementaran.
En su mano derecha sostenía el cuaderno de canciones que Taylor había dejado en su casa la última vez que estuvo allí. La rubia le había mostrado cuatro canciones, las cuales, trataban sobre él, sobre lo que sentía hacia él, y cómo se sentía al respecto de su relación, y él lo sabía; Taylor se había enamorado completamente de él.
Una canción en particular, había llamado su atención en el mismo instante en el que Taylor la entonó con su dulce y melodiosa voz. La canción era titulada "Out Of The Woods", y había sido la completa recopilación de todos los sucesos ocurridos durante su relación. Trataba de ellos dos, de sus experiencias juntos, y de los momentos inolvidables que pasaron, y era eso, lo que estaba quebrando completamente el corazón de Harry.
Un sollozo casi inaudible escapó de entre sus labios, y dejó de una vez por todas que las lágrimas escaparan de sus ojos y resbalaran por sus mejillas. Porque ya no podía más, ya no podía seguir ocultando todo el maldito dolor que sentía en su interior; porque la había perdido a ella.
Sentía su corazón bombear sangre con desenfreno, latiendo a una velocidad inhumana, pero no le importaba en lo absoluto. Lo único que sabía era que Taylor se había ido, y que el maldito asesino estaba libre, fuera de las rejas de la prisión, y eso, le estaba haciendo hervir la sangre, porque quería hacerlo pagar por todo ésto; lo haría pagar por todo ésto.
El agarre de la señora Swift relajó su intensidad, haciendo que Harry la mirara de inmediato, observando las lágrimas de la mujer y su rostro totalmente sonrojado. Ella le miró con una sonrisa leve en su rostro, casi igual a la sonrisa que Taylor le regalaba luego de haber tenido relaciones, y eso, había provocado que más lágrimas se agolparan en sus ojos, obligándolo a pestañear para dejarlas salir.
- Iré por una taza de chocolate – Anunció – ¿Quieres algo, cariño? – Preguntó ella con voz dulce. Harry negó.
La señora Swift se separó de su lado, y caminó lejos del altar con pasos lentos, yendo hacia el recipiente que poseía dentro chocolate caliente.
Harry suspiró profundamente y miró a su alrededor, encontrándose inmediato con la mirada oscura de Scarly, la cual, al notar que Harry la miraba, le sonrió débilmente, pero con lágrimas resbalando por sus mejillas. El rizado apartó la mirada observando nuevamente el hermoso rostro de Taylor dentro de la urna.
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Someone Look At You | Harry Styles.
FanfictionUna mirada fría que buscaba molestarla durante todos los días de su vida, y es que, ella no podía darse cuenta de quién era, sentía la mirada penetrante sobre ella, pero era demasiado ciega como para poder ver la realidad de lo que estaba sucediendo...