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Sus manos temblaban levemente, sus brazos hallándose en sus costados. Su cuerpo entero temblaba en demasía. Tragaba saliva seguidamente, intentando calmar los nervios que intentaban arraigarse de su sistema -o que ya lo habían hecho-.

Sus pasos eran torpes, inseguros, no sintiéndose capaz de hacer lo que haría a continuación, porque a pesar de todo, él le quería bastante, se había encariñado lo suficiente con ella como para no querer hacerle daño, pero ya no podía seguir ocultando lo que seguía sintiendo a pesar de los años.

Kylie era una chica maravillosa, con la que había compartido momentos inolvidables que siempre estarían guardados en su memoria, pero Scarly seguía siendo la dueña de su corazón. No quería hacerle daño a una persona tan increíble como lo era Jenner, pero debía admitir que jamás había dejado de pensar en la castaña, que ella siempre había reinado en su corazón, que, aunque Taylor y Kylie lograron tatuarse en un pequeño espacio en su órgano palpitante, Scarly seguía tatuada en la mayor parte de él.

Le amaba a esa chica con locura, y ahora, que estaba esperando un bebé de él, sabía que ahora más que nunca debía estar a su lado, apoyándole, brindándole ese cariño que durante años no le dio.

Se arrepentía de haberle hecho daño, porque jamás quiso hacerlo con intención, pero ahora que ella le estaba dando una nueva oportunidad para comenzar desde cero, sentía que podía volver a respirar con normalidad, sintiéndose tranquilo de lo que le esperaba en un futuro cercano.

Cuando divisó la puerta de la oficina de Kylie a unos poco metros de él, su corazón parecía querer correr un maratón y escapar de su pecho, ya que latía demasiado rápido y fuerte. Podía escuchar su propio pulso detrás de sus oídos, al igual que casi podía sentir sus venas punzar una y otra vez a causa de la rapidez con la que la sangre corría. Tragó saliva nuevamente, haciendo subir y bajar su manzana de Adán.

Con manos temblorosas, tocó la puerta tres veces, notando que su toque no era firme y seguro como la mayoría de las veces, sino que era torpe y tembloroso.

¿Haría ésto? ¿Acabaría con lo que él y Kylie habían construido durante estos pocos meses de relación? ¿Sería capaz de romper su noble corazón?

Un audible, pero dulce "adelante" fue pronunciado desde el interior de la oficina, haciéndole salir de sus cavilaciones. Suspiró por milésima vez en el día, y tomó el pomo dorado entre su palma, apretando el mismo con algo de fuerza, volviendo sus nudillos blancos. Cerró los ojos y luego giró el pomo y empujó la puerta lentamente, dando inseguros pasos para adentrarse al espacio laboral de su novia.

Kylie levantó su mirada del ordenador para observar a su novio, sonriendo de inmediato cuando conectó sus ojos mieles con los ojos verdes de Harry, pero borrando su sonrisa cuando notó la humedad en los orbes de su novio, alertándola rápidamente.

Harry mordió su labio inferior con fuerza, saboreando segundos después el metálico sabor de su propia sangre. Cerró sus ojos con fuerza y dejó que vagas lágrimas cristalinas resbalaran por sus mejillas, las cuales, fueron tomando un ligero color rojo al igual que sus ojos y nariz. Caminó hacia una de las sillas frente al escritorio de la azabache y tomó asiento, intentando no mirar a Kylie en ningún momento, porque sabía que, si le miraba, todo se iría a la mierda y no lograría cumplir lo que prometió a la castaña.

- ¿Qué sucede, amor? ¿Por qué lloras, Hazz? - La menor intentó agarrar una de las manos del rizado, pero éste alejó su extremidad huyendo de su tacto, provocando que el corazón de Kylie se encogiera.

- Lo lamento tanto, Ky, enserio lo lamento - La azabache frunció su ceño sin entender en lo más mínimo a lo que se refería su novio.

- ¿De qué hablas, Harry? Me estás asustando - Lo miraba fijamente, pero Harry seguía mirando el suelo.

Someone Look At You | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora