2. No te Fíes de las Palomas

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Porque tú nunca serás mía y por eso te tendré para siempre

Paulo Coelho

Quiero presentar a alguien. Alguien muy especial para mí: mi pareja, Roberto. Llevamos juntos tres años. Según la gente, es un poco gilipollas, pero eso es porque no lo conocen tanto como yo. O quizás yo esté ciega por culpa del amor que siento hacia él, pero no lo creo, si hubiera visto algo raro en él, algo que no quisiera en mi vida, lo habría echado de ella... Aunque todos tenemos defectos y quizás algunos más que otros... Por eso, quiero aclarar, que yo me doy cuenta de cuando no se comporta como tiene que hacerlo, quizás por eso discutimos tanto.

Como cada domingo, él y yo damos un paseo por el centro de Barcelona. Roberto es un hombre de rutinas y bueno, le encanta el centro. A mí también y además, nos viene bien tomar el aire, por no hablar de que así hacemos un poco de deporte, que falta nos hace... Intentamos una vez apuntarnos al Gimnasio y estuvimos pagando las suscripción durante tres meses en los que fuimos a lo sumo 5 veces.

–¿Y qué tal el nuevo? –Me pregunta mientras pega un mordisco al pan tumaca que nos han puesto en el bar donde ya nos conocen por todas las veces que vamos.

–Bien, no sé, no es que haya hablado mucho. No sé si es porque estaba cortado o porque es de pocas palabras; no parece muy hablador.

–Un soso, ¿no?

–No, no lo creo... Tiene su gracia y con Bruno habló un montón ayer, después del curro, pero conmigo no. –Contesto bebiendo un trago de mi cerveza con limón. –Hablará cuando tenga algo de qué hacerlo, supongo; no parece de estas personas que hablan por hablar.

–¿Te parece guapo?

Me paro a pensar un segundo en Gabriel: en sus pelo castaño desordenado, donde se podrían perder los dedos jugueteando con él. En su nariz, tan pequeña que no sé cómo puede respirar, (no me quiero imaginar qué será de él cuando esté congestionado). En sus labios... Carnosos, con forma y de un rosa claro que... Bueno, que tenga novio no quiere decir que esté ciega: esos labios invitan a morderlos. Al pararme ahí, en su boca, intento recordar su sonrisa... ¿Sonrió en algún momento? Yo creo que no, pero teniendo en cuenta la boca tan amplia que tiene, seguro que tiene una sonrisa preciosa... Me pregunto cómo será.

¿Alguna vez os ha pasado que no os dais cuenta de una cosa hasta que alguien os lo dice? Porque es exactamente lo que me ha pasado con la belleza de Gabriel; hasta que Roberto no me lo ha preguntado, no me he dado cuenta de lo increíblemente guapo que es (o al menos a mí me lo parece).

–Sí, es mono.

–Ah... Entiendo... ¿Y tiene novia?

–Le he conocido el otro día, a Vilma no le ha dado tiempo de estudiar su carrera: tienes que darle al menos una semana. –Bromeo pensando en como es mi amiga y lo que le gusta saber absolutamente todo. Posiblemente ya haya encontrado toda red social en la que esté registrado y en pocos días sabrá hasta si tiene algún tatuaje en una zona de poca visibilidad.

–¿Ha intentado ligar contigo? Seguro que te ha dicho algo.

–¿Gabriel? –Pregunto arrugando la nariz al pensar en nuestra conversación. –Roberto, ¿por qué no dejas de decir tonterías?

–No son tonterías. –Responde intentando aparentar tranquilidad cuando le conozco y sé que en realidad, no le gusta que haya dicho que es guapo. Ruedo los ojos ante su actitud. Siempre está igual. –A lo mejor, en un futuro, te gusta.

–Rober, te quiero a ti. No voy a cambiarte por cualquiera que se me ponga delante. Para mí, tú eres el único y a quien quiero. –Contesto mirándolo directamente a los ojos, porque es verdad y quiero que vea que lo que estoy diciendo, lo siento.

Que No Te Pille El KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora