La envidia es el homenaje que la mediocridad rinde al talento
Jackson Brown
–¿No te va a salir un sarpullido por llegar tarde a trabajar? –Pregunta Bruno en la puerta de mi anterior casa.–Peor sería si dejara a Ramón con este monstruo odianimales un día más. Ramón, ven, bonito... ¿Dónde estás? –Le llamo pasando por todas las habitaciones. Entro en el que era el dormitorio de Roberto y mío intentando no echarme a llorar por el peso de los recuerdos y veo a mi lindo gatito tumbado encima de una camiseta mía sucia. Al verme, se acerca despacio y empieza a maullar para que le coja en brazos, donde comienza a darme pequeños cabezazos para restregarse contra mí...
Que los gatos no son cariñosos, decían...
–¿No te das cuenta lo horrible que es para tus amigos que quieras más a tu gato que a cualquiera de nosotros? –Pregunta Bruno observando la escena de mimos... Le he echado tanto de menos...
–¿Cómo puedes menospreciarlo de esa forma? No lo escuches, Ramón. –Contestó tapándole los oídos.
Con mi gato al fin, salimos de mi antigua casa y en el coche, mientras doy amor a mi pequeñín, Bruno mete la llave en el contacto pero no continúa con su acción.
–Sabes que vas a tener que hablar con Roberto algún día, ¿verdad? –Dice dedicándome una de esas miradas cargadas de seriedad que no suele utilizar nunca salvo cuando habla de temas importantes.
–Pero ahora no estoy preparada.
–¿Y la casa? ¿Los muebles? ¿Lo que tienes aquí todavía?
–Bruno, no me agobies. Ya hablaré con él, pero sé que si lo hago ahora, voy a terminar volviendo con él y no quiero. Aunque suene cursi, Roberto es mi debilidad y sé que si me dice que va a cambiar y que me quiere mientras llora, toda decisión que he tomaron hasta ahora, quedaría obsoleta porque volvería a sus brazos; necesito tiempo.
–Está bien... Tú verás. Hagas lo que hagas, pienso apoyarte.
Tras dejar a Ramón en casa de Bruno, vamos a la empresa. A pesar de llegar 10 minutos tarde, somos prácticamente los primeros en estar allí a excepción de Gabriel y Emma. Ella le observa desde una esquina mientras él juega con su teléfono rodeados de una atmósfera cargada de silencio.
La rubia, al verme, se acerca a mí, despacito, prudente por si me pongo a gritar y con cara de cachorrito, se queda mirándome en silencio.
–¿Quieres algo? –Pregunto levantando una ceja.
–Pedirte perdón. Sé que me he comportado como una niñata contigo y puede que me pusiera un poco paranoica con el tema de... Bueno, ya lo sabes. No tendría que haber dudado de...
–Karma, te dejaste el jersey moqueado en mi casa la otra noche, he tenido la consideración de lavarlo. –Dice Gabriel tirándomelo. Nerviosa por la reacción de la chica, se me cae de los brazos y me agacho a cogerlo. Me muerdo el labio y miro a Emma, esperando que no piense mal.
–¿Sabes? Retiro lo dicho. –Susurra chocándose contra mí al pasar. Yo suelto un largo suspiro, ¿podía ser más inoportuno?
–Chicos, ¿podéis empezar sin mí? Voy a ir a hablar con Ignasi. –Les pido guiñando un ojo a Gabriel intentando no matarle por haberme devuelto el jersey justo cuando estaba hablando con Emma.
–Por su puesto, preciosa. –Contesta Bruno dando un beso en mi cabeza. –Pero si intenta hacerte algo ese loco, grita Jumanji.
Ruedo los ojos y camino hacia el pasillo que separa nuestra sala de reunión de la zona de contabilidad y del despacho de nuestro jefe. Aclarándome la garganta y peinándome el pelo con los dedos, practico mi mejor sonrisa y termino llamando a la puerta. Al escuchar el "adelante" de mi jefe, abro y paso.
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Que No Te Pille El Karma
ChickLit[COMPLETA] Karma pensaba que su vida estaba resulta: trabajo estable, pareja estable, una gran cantidad de amigos... Pero todo eso, no es sinónimo de felicidad. Por eso, cuando llega Gabriel y descubre lo que despierta en su interior, se da cuenta...