38. NINONINONINO

2.2K 265 42
                                    

¿Cómo hablar? Si cada parte de mi mente es tuya y si no encuentro la palabra exacta.

Amaral, como hablar.

Nunca pensé que podría volver a enamorarme como una adolescente, que volvería a sentir esas mariposas en el estómago o que una persona ocuparía mi mente el 90% del tiempo pero... Así es. Gabriel me tiene absorbido el cerebro, inhibido mis sentidos y... ¿Qué estaba diciendo? Ah, sí, Gabriel, ¿cómo no? Ha pasado casi un mes. Todavía sigue un poco reacio a contarme su vida, pero es Gabriel, tiene su ritmo. Eso sí, para desnudarme y hacerme el amor todas las noches, no se corta ni un pelo. A veces siento que él no siente lo mismo por mí, incluso que sigue queriendo a Rocío, pero me gusta vivir en mi mundo de fantasía donde en realidad solo tiene ojos para mí.

–Jefa, ¿querías algo? –Pregunta entrando en mi despacho, con su habitual ceño fruncido. Yo cierro la puerta con una sonrisa traviesa, cojo su camisa y pego su cuerpo al mío jugueteando con el cinturón que lleva para quitárselo.

–¿Aquí? –Pregunta intentando hablar apartándose un poco de mí y de mis besos.

–¿No te da morbo?

–Karma, pero, ¿y si entra alguien?

–Gabriel, ¿dónde te dejaste las ganas de hacer cosas que no estuvieran "bien"? Tienes que aprender a deshinibirte.

–Y tú a resistirte a mis encantos. –Bromea sonriéndome, acercando su cara a la mía. Tiene una sonrisa tan bonita...

–Puedo hacerlo, pero no me apetece. –Admito acariciando su cuerpo hasta llegar a los botones de su camisa blanca que empiezo a desabrochar poco a poco. Él me mira ladeando la cabeza y de pronto, niega cerrando los ojos. –¿Qué se te ha pasado por la cabeza?

–Nada.

–Gabriel... –Le contesto levantando una ceja.

–No quiero decírtelo.

–¿Es alguna guarrada?

–No.

–¿Es algo sobre mí? ¿Tengo un moco?

Él suelta una carcajada que me hace sonreír como una idiota. Verle reírse de esa forma, consigue llenarme el alma. Suena cursi, pero es verdad,  ¿me queréis dejar en paz?

–Estaba pensando que... –Se muerde el labio y chasca la lengua molesto por tener que hablar. –Que eres muy sexy, Karma.

Abro los ojos de par en par, me cuelgo de su hombro e intento retener la carcajada que quiere salir de mi boca mordiéndome el labio.

–¿Soy muy sexy? –Pregunto acercándome a su boca. –Pues entonces... Házmelo aquí.

–Me vas a meter en problemas, la jefa está amargada... –Bromea besándome. Le doy un golpe en el brazo pero sigo ese beso, como para no hacerlo...

Justo cuando empiezo a subirme en el escrito, para tener a Gabriel entre mis piernas, la puerta de mi despacho comienza a sonar. Resoplo colocándome la ropa y voy a abrir directamente, con la cara de amargada. No es que Gabriel tenga razón, pero me acaban de estropear una sesión de sexo.

–¿Karma Solans? –Pregunta un policía de cara seria. Frunzo el ceño y asiento. –Queda detenida por acumulación de delitos.

–¿Có-cómo? ¿Qué delitos? Si yo lo máximo que he hecho ha sido saltarme un semáforo en rojo. –Contesto mientras me pone las esposas. –¡Eeeh! ¡Que no he hecho nada! ¡Se está equivocando!

–Cállese, por favor. Cualquier palabra que diga podrá utilizarse en su contra.

Me quedo callada de golpe, intentando no ponerme a gritar por la rabia que recorre mi cuerpo, ¡que yo no he hecho nada! La gente comienza a salir de las salas y todas las miradas se clavan en mí. Sin duda, es el día más bochornoso de toda mi vida.

Que No Te Pille El KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora