31. El Confesionario de Sandra

2K 262 11
                                    

¿De verdad necesitas que recuerde que las cosas que se cuidan no se tiran de repente?

Beret, Vuelve

Tras la comida china, Bruno decidió irse a su casa y yo no le puse ninguna pega, ¿qué podía decirle? Si acababa de rechazarle, acababa de romper su corazón. Mi cabeza no ha parado de dar vueltas a lo que pasó ese día, ese maldito día. Me siento la peor persona del mundo. Quererle sería lo mejor que me ha pasado en la vida, Bruno es maravillosos, pero uno no escoge de quien se enamora y el mío decide coger el camino hacia el sufrimiento con destino final en Gabriel.

Resoplo. Tengo que concentrarme. Tengo que dejar de pensar en mis asuntos personales. Tengo un nuevo puesto y tengo que estar a la altura.

Empiezo a revisar los currículums sentada en mi nuevo despacho (que he tenido que limpiar a fondo). Tengo que crear un nuevo equipo de publicidad y ha de estar a la altura, la empresa lo requiere y hay muchas expectativas puestas en este nuevo proyecto. Quiero que todo esté arreglado antes de que vuelva Miguel Ángel de su baja y que pueda incorporarse con ellos, guiándoles gracias a su experiencia. Y bueno, puede ser que quiera que Gabriel se quede en mi equipo. Sí. Soy una traidora, pero, ¿qué puedo decir? Tiene un gran potencial, mucho mejor que Miguel Ángel que todavía se está acostumbrado a usar el iPad en vez de papel y lápiz. No quiero menospreciarle ni decir que él no es bueno en lo que hace, porque sino, evidentemente no seguiría en la empresa, pero que Miguel Ángel sea bueno no quita que Gabriel le de mil vueltas.

–¿Querías hablar conmigo? –Pregunta el diseñador gráfico en la puerta. Yo le dedico una sonrisa y le pido que pase.

Realmente no tenía que hablar con él, pero cualquier excusa es buena para tenerlo cerca. Soy una pringada, ¿qué puedo decir?

–Solo quería decirte que ya estamos buscando a gente para formar el nuevo equipo y que he decidido que te quedes en el mío.

–¿Ya puedo irme?

–¿Por qué tienes tanta prisa? Sé que hoy no me he peinado, pero no creo que sea para tanto.

–Tengo mucho trabajo por delante. –Responde encogiéndose de hombros.

–Está bien... Vete, solo quería informarte. Por cierto, Bruno me ha dicho que hoy no te quedas a tomar algo después del trabajo, me parece fatal por tu parte, ¡es una tradición!

–He quedado.

–Vaya, así que hoy estás de ese palo... –Digo levantándome de mi silla y acercándome un poco a él. –Pensaba que habíamos avanzando un poco en nuestra relación, que podríamos pintarnos las uñas el uno al otro y contarnos nuestros problemas, como por qué yo no me hablo con mi padre ni tú con los tuyos.

–Un momento, ¿qué acabas de decir? –Pregunta Gabriel acercándose a mí. Al darme cuenta de que acabo de soltar que sé que no se habla con sus padres, abro los ojos de par en par. –¿Cómo sabes eso?

–¿El qué?

–Que no me hablo con mis padres.

–Lo he dicho por decir.

–Mentira. –Suelta cruzándose de brazos,  poniéndose tan serio que consigue cortarme la respiración. –Karma, ¿cómo sabes eso?

–Bueno... A ver... Puede que Vilma investigara un poco sobre ti... Pero no te enfades...

–¿Que no me enfade? –Pregunta casi gritando, entrando en cólera y la vena del cuello a punta de estallar. –¡Habéis investigado sobre mi vida! ¿Es que estáis chaladas?

Que No Te Pille El KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora