El sonido de mi celular resuena en mis tímpanos, lo apago casi por inercia al estar acostumbrada a mi alarma, pero a los cinco minutos vuelve a sonar, soy esa clase de personas que necesita millones de alarmas para poder despertarme finalmente. El maldito ruido no para, en un segundo me harto, abro los ojos de golpe y apretó el botón nuevamente sabiendo que es mi última hora programada para que suene. Odio levantarme tan temprano, principalmente porque es inicio de semana y tengo que ir al colegio, nunca me gusto ese lugar, no me llevo bien con nadie de mi curso. Para mí siempre fue un trámite para poder empezar la universidad y dedicarme a algo que realmente me guste, no veo la hora de terminar mi último año e irme de este pueblo desolado de mierda. Después de que el despertador dejara de sonar, sin poder evitarlo pongo la cara nuevamente en la almohada, ronroneo como un gato al sentir el tacto, el sueño me invade de vuelta y me quedo dormida.
Siento algo frio en la nuca, de la impresión que me da, abro los ojos, levanto la cabeza buscando el origen de lo que interrumpe mi sueño y me percato de la presencia de mi queridísimo hermano con un vaso de agua que tira de a poco sobre mi nuca, siempre que me quedo dormida desde vivimos juntos me hace lo mismo. Un método demasiado horrible para mi gusto, pero efectivo.
Yo se que por tu cabeza rondan muchas preguntas mi pequeño del otro, voy a intentar en pocas palabras contextualizarte nuestra situación, perdón si parezco fría al contarlo, pero una parte de mi se separa y no se involucra tanto emocionalmente al contar nuestra historia familiar, duele. Duele un montón, valora que mi psiquismo me permite contártelo.
Vivo con mi hermano desde hace dos años, ya que hace ocho años atrás en un accidente automovilístico perdimos a mis padres que volvían de la cuidad en la carretera, el golpe fue duro no les voy a mentir, yo con apenas ocho años y Marcos con doce, tuvimos que irnos a vivir con mi tía materna, Claudia, que por cierto es insoportable, se hace la se preocupa por nosotros cuando en realidad le importamos muy poco. Cuando Marcos se hizo mayor de edad, nos dejó mudarnos a otra casa y lo dejo a él como mi tutor legal, ahora Marcos trabaja en la empresa de mi tío para mantener todo, seguimos recibiendo ayuda financiera de mi tía ya que es demasiado para tal solo dos adolescentes, pero con tal de no hacerse cargo para ella está bien. Es duro perder a las personas que te trajeron al mundo, duele mucho, es como tener un vacío constante. Todos los días recordar lo que eran, lo que fueron y lo que son. En mi caso, no recuerdo mucho de ellos, pero los veo en nosotros, en las cosas que eran de ellos que nunca pude tirar. Siento su ausencia todo el tiempo, sobre todo en fechas importante, los sigo llorando como siempre, el dolor se vuele tolerable pero nunca desaparece.
-Despierta Vera-dice ya perdiendo la paciencia.
-No quiero- respondo con enojado.
-No me obligues a buscar en vez de un vaso, un balde con agua-dice con los dientes apretados.
-Quiero ver que lo intentes-contesto riendo boca abajo contra la almohada, escucho unos pasos y un portazo a continuación. Reaccionó rápido y asustada porque sé que lo fue a buscar lo prometido, lo conozco demasiado. Me visto rápido con el uniforme y me arreglo los rulos con una cola de caballo, a los cinco minutos aparece mi hermano con el balde-No puedo creer que me lo ibas a hacer en serio-digo mirándolo de arriba abajo con el ceño fruncido.
-Ohhhh, maldita sea ¿Y ahora que hago con esto? -una sonrisa como el gato de Alicia aparece en su rostro e inmediatamente sé que tiene una idea-Alex se quedó a dormir anoche, ya vengo.
Rio entre dientes mientras niego con la cabeza por su ocurrencia, parece que tiene cinco años a veces.
Después de que pasen unos minutos escucho un grito que supongo que proviene de Alex y no puedo evitar soltar una carcajada. Se escucha como este corre por toda la casa, persiguiendo a mi hermano en busca de su venganza, en ese momento la puerta de mi habitación se abre dejando ver a Alex, todo mojado con tan solo puesto unos bóxer, escapando de mi hermano que tiene en las manos una toalla enroscada tratando de pegarle al pobre chico. Alex no encuentra mejor solución que subir a mi cama para poder defenderse, mientras estos siguen su guerra de niños no puedo evitar notar lo lindo que es Alex, tiene un lindo cuerpo, que hace que mi deseos aumenten, pienso en sus ojos, los mismo que tuve la oportunidad de apreciar ayer, son de un marrón claro como si fueran de color miel pero con un dejo verde, también tiene varios tatuajes repartidos por su pecho, que llaman bastante mi atención.
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MIRAME A MI
Teen FictionEsta historia le pertenece a Vera, una adolescente discapacitada, que no es como cualquier otra, ella rompe todos los esquemas, haciendo siempre lo inesperado, ha pasado por mucho pero aun le quedan demasiadas cosas por enfrentar, entre médicos, amo...