MIRAME A MI

Epilogo

Veo como mi pierna se mueve por la inercia, adelante y atrás, adelante y atrás, los pasos que escucho, vienen hacia mí, hacen que levante la vista, sonrío, a pesar de todo lo vivido lo llegue a crecer, el fisioterapeuta hojea mi historia clínica después de haber el hecho el control, hace un año que retome con un kinesiólogo en Londres, Juan cierra la carpeta de golpe y dice:

-Muy bien Vera, la verdad estoy sorprendido lo que has mejorado-siento hormigas en el estómago de la emoción.

- ¡¿En serio lo crees?!-grito sin poder entender la situación, parece tan irreal, me paro por la emoción sin los bastones pero agarrándome enseguida de él para no caerme y terminar en el suelo.

-Te vas a caer, loca-responde riendo mientras me aprieta contra su cuerpo, me sienta en la camilla, llevo mis manos a mi boca al mismo tiempo que niego con la cabeza, no voy llorar, lo había jurado pero la verdad ganas no me faltan-Si en serio te digo, has ganado una fuerza en tus piernas que no se puede creer, a pesar de que ese pierna no mejoro y no lo hará, has podido salir adelante-dice sinceramente.

Miro mi pie, después de que llegara a los dos año de estar así, fui a un nuevo médico, él fue de los más franco y sincero al respecto, me dijo las cosas tan cómo eran, mi pierna, iba a quedar así, jamás iba a poder sentirla y moverla de nuevo, fue difícil sobre todo por las esperanzas frescas que tenía en ese momento.Hice mi duelo, la di por muerta y me enfoque en lo positivo, en lo que podía hacer-Si fue difícil-respondo, mi voz apenas se escucha.

Juan se agacha en cuclillas a mi altura-Pero eso es lo menos, mira todo lo que lograste Vera, de verdad estoy muy feliz por ti, hace dos años estabas negada a venir, yo sabía que era difícil, cansa venir todos los años de tu vida, necesitabas espacio, era entendible-Juan y mi nuevo kinesiólogo de Londres son los únicos que realmente siempre pudieron ver más allá de los ejercicios, siempre se preocuparon de cómo me sentía yo y como me podía afectar las situaciones que conlleva mi discapacidad-No sé qué te hizo volver, pero me alegra que lo hayas echo.

Agarro mi bolso para ir hacia la salida del centro, el que no había visto dentro de mucho tiempo, apenas termine la secundaria, decidí irme a vivir a Londres para estudiar bellas artes, por suerte el compañero que Cris tenía en ese momento, había decido irse a vivir con su pareja, dejándome espacio para mí en ese departamento, un día que ya no aguantaba más los dolores tanto de mi pierna como mi espalda, decidí empezar a dejar de hacerme daño, después de pensarlo mucho, llegue a esa conclusión, era un manera indirecta de despreciarme, necesitaba amarme y quererme, yo valía más que eso, hoy lo sé.

Instantáneamente miro mi tatuaje Belle, está en francés significa "Hermosa", acaricio la letras de tinta negras que están pegadas en mi muñeca, siempre que lo miro, me recuerda que nunca de deje de amarme, lo mucho que me costó llegar a este momento, lo que valgo, todas la imágenes, llorando frente al espejo, todo lo que pase, me invaden pero ahora estoy más fuerte, ahora por fin me siento completa, tenía amor por todos lados, menos el más importante, el propio.

Saludo a Juan dándole las gracias por recibirme-Adiós Vera-me dice al oído mientras seguimos pegados en nuestro abrazo, cuando me separo y voy saliendo de la sala de adultos, siento como me grita- ¡Suerte en el viaje! -me doy vuelto mientras muevo mi mano y sonrió.

La secretaria abre la puerta de la reja para dejarme salir a la calle, miro para los costados, no está, revoleo los ojos porque no me sorprende, la puntualidad no es lo suyo, siento que alguien me toca el hombro, me doy vuelta, pero no hay nadie, dos manos me tapan lo ojos, sonrió.

-Hola hippie-me besa en los labios, siento el frio de su arito de metal, dejando sus manos de lado.

-Hola estúpida-dice poniendo su brazo sobre mis hombros para empezar a caminar, con la otra tiene la patineta que tanto le gusta.