Se anudo la corbata en el cuello mientras maldecía internamente a su estupidez. Eran apenas las nueve de la mañana y ya estaba siendo un día de mierda ¿Qué era lo siguiente? ¿Lluvía? Pues mejor ni pensar en ello o se volvería realidad.
Su teléfono empezó a timbrar mientras batallaba con aquel maldito trozo de tela que no quedaba como el quería.
—¿Qué sucede?— gruñó al momento de recibir la llamada.
—Señor, los representantes de "Golosinas Trébol" estan aquí...—dijo la voz seria de su asistente.
—Estoy yendo hacia allá— enserio que ese día no estaba siendo de los mejores. —Entretenlos mientras llego.
—Si señor.
Al menos su asistente no era del tipo que se ponía nerviosa ante momentos de presión y sabía mantener bajo control la situación, algo de bastante ayuda.
Lo que más coraje le daba a Joseph era que de no haber sido por aquel maldito café que derramo sobre su ropa, hace tiempo estaría sentado en la silla de su oficina. ¿Cómo es que un "buen" día podía volverse así en un abrir cerrar de ojos?
Tomó su sacó mientras salía de su habitación hacia la sala de su nuevo apartamento. Aun no se acostumbraba a aquel lugar. Era moderno, funcional y elegante, muy de su estilo...y sin embargo se sentía tan vacío; pero sin lugar a dudas era mejor estar en aquel apartamento que continuar viviendo en aquella casa que le traía tantos recuerdos, buenos y malos por igual.
Precisamente muy temprano esa mañana había recibido una llamada del agente inmobiliario al que rrecurrió para vender la casa. El hombre le dió una buena noticia, había logrado vender la propiedad por quinientos mil dólares, lo que era entendible si se tomaba en cuenta el tamaño de la casa y la ubicación. Enterarse de la venta fue algo contradictorio, por un lado se sentía feliz por haber conseguido más de lo que había esperado; y por otro lado le entristecia deshacerse de aquella casa. Era como arrancarse una parte de su vida.
Pero del dinero de aquella venta no era para él, no quería quedarse con nada y de cualquier manera sabía que no le correspondía...lo que le recordó que debía hacer una llamada.
Tomó las llaves de su auto y salió del apartamento. Caminaba presuroso por el pasillo hacia el asensor mientras buscaba un número en su agenda teléfonica.
—¡Buenos días!— Respondió una voz femenina del otro lado de la linea. —¿A qué debo tu llamada?
—Buenos días, Amanda— si, se mantenía en contacto con su ex esposa, no es como que fuera un delito. —No te quitaré demasiado tiempo.
—Uy, pero que formal— Se burlo la mujer y Joseph frunció el ceño. A veces era tomado por sorpesa por la jovialidad de la mujer. —Pero dime ¿en qué puedo ayudarte?
—Solo quería decirte que me confirmaron la venta de la casa. —ingreso al elevador y presiono el botón del parqueo subterraneo. —El comprador accedió a pagar quinientos mil por ella.
—¡¿Qué?!— una pequeña sonrisa se le escapo por la sorpresa de Amanda. —Wow, no creí que darian tanto.
—Yo tampoco, pero bueno— volvió a ponerse serio. —Cuando me den el dinero lo depositaré en tu cuenta.
—¿En mi cuenta? ¿Por qué?
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¿Karma o Suerte? (Suerte #3)
RomanceSi te emocionaste con: "Un golpe de Suerte". Si te enamoraste con: "La suerte del capitán". Preparate para una historia que te hará darte cuenta de que los prejuicios pueden dejarse de lado, que hay segundas oportunidades, que todo depende de abrir...