-¡Abuela!- gritamos al unísono mi hermano y yo. Ambos corrimos hacia ella entre empujones y gritos para ver quien llegaba y la abrazaba primero, me tambalee al sentir como Hobi me empujaba con sus brazos, hizo que perdiera el equilibrio y no pude evitar terminar en el piso.
-¡Yah, Jung HoSeok!- exclamé molesta levantándome del piso y acomodando mi ropa.
-¿Si, hermanita?- preguntó de manera inocente pasando sus brazos al rededor de mi abuela.
-Voy a matarte- escupí entre dientes.
-Inténtalo- pronunció desafiante.
-Niños dejen de pelar, creí que ya habían madurado pero creo que me he equivocado- solté una estruendosa carcajada ante el comentario de mi abuela.
-¿Estás hablando de este niño?- señalé con incredulidad a mi hermano y solté una carcajada aún más fuerte al ver como mi abuela asentía- ¿Madurar? ¿Él?-volví a señalarlo- Ay que divertido- dije limpiando la lagrima que habia resbalado por mi mejilla de tanto reír.
-¿De que te ríes?- se quejó Hoseok.
-Tu no vas a madurar ni aunque tengas 80 años- sonreí al ver como una mueca se iba expandiendo por su rostro.
-Por si no escuchaste bien nos dijo inmaduros a los dos- aclaró.
-Yo soy más madura que tu- ataqué.
-Lo dice la chica que duerme con una pijama de ositos- se burló.
-¡Con mi pijama no te metas!- exclamé.
-Sigo aquí- recordó mi abuela. Empujé a mi hermano y la abracé, la había extrañado mucho.
Llegó de visita y se quedará todo el fin de semana con nosotros.
-¿Y el abuelo?- preguntó mi hermano.
-No pudo venir, ocurrieron unos problemas de improvisto pero no es nada grave- ambos asentimos y la ayudamos a desempacar.
-¿Y sus padres?- preguntó.
-La empresa requería de su presencia para firmar unos documentos y verificar algunas cosas más- expliqué.
-¿Comieron?- preguntó y ambos negamos-¿Y que están esperando? Les prepararé la mejor comida que probarán en toda su vida- los dos gritamos de alegría, amo la comida de mi abuela es deliciosa.
Los tres nos divertimos en la cocina preparando el almuerzo entre juegos y risas.
-YiSee tu teléfono está sonando- avisó mi hermano entrando a la cocina.
Después de comer subió a terminar unos pendientes de la escuela mientras mi abuela y yo lavábamos los trastes sucios.
-Oh, ya voy- me sequé las manos rápidamente y corrí escaleras arriba, no alcance a contestar la llamada, agarré mi celular y bajé nuevamente las escaleras. Mi teléfono vibró entre mis manos.
Se que dije que no te presionaría pero ya no soporto la intriga, veámonos frente a la cafetería que queda a cinco cuadras de tu casa a las 6:00 p.m, si vienes significa que me darás una oportunidad y si nunca llegas lo tomaré como un rechazo, entenderé si eso sucede no debes preocuparte, las cosas entre nosotros serán iguales y seguiremos siendo amigos como lo somos ahora.
-¿A qué se debe esa cara?- la voz de mi abuela me sacó de mi trance- Confía en mi, podré estar vieja pero soy muy buena escuchando y dando consejos.
-¿Podemos hablar afuera?- pregunté y ella asintió, salimos al patio trasero y nos sentamos en una banca.
-¿Qué es lo que tiene a mi hermosa nieta tan angustiada?- sonreí levemente.